Capítulo 120

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Aquella sustancia era un secreto de los candados más antiguos, es decir, los que siempre estuvieron desde el intento uno, se hizo con la ayuda de su más grande autoridad, pero lo único que se sabía de está es que afectaba todo el cerebro de los infectados, dejando hacer lo que quisieran a su voluntad. Una forma extraña más inigualable forma de hacer un lavado de cerebro o un control mental

En este caso los recuerdos junto con la vida del jugador fueron cambiados a unos donde seguía por completo la voluntad de la C7 y era completamente fiel a ellos, ahora solo se limitaría a cumplir órdenes. El hecho de que sería remplazado en la cancha por su hermano gemelo lo tenía sin preocupación.

Por ahora lo dejarían descansar, al lado de la niña más pequeña de los Kira, no pasaría nada en las siguientes horas así que no habría complicaciones.

– Hermana por favor ve a dormir un poco que no creo que te gusten las ojeras en ese bello rostro, además como ya te dije, yo cuidare a mi sobrina – El Hiroto mayor tomó la mano de la mencionada para salir con ella de la habitación, la dejaría personalmente en su recamara evitando que se volviera a regresar.

– Está bien, si pones las cosas de esa manera me iré a dormir – Con algo de flojera se levantó de su silla, tomando la mano de su hermano menor, miro por última vez a su hija por esa madrugada e hizo lo pedido.

Algo de lo que nadie se percato fue que de la capsula donde estaba Hanako burbujas en pequeñas cantidades estaban apareciendo, era una señal clara de que ya estaba logrando regresar de su profundo sueño – ¿Papá si llegará? – Aquella cuestión solo fue para ella, salió de su boca a pesar de tener el respiradero puesto, abrió los ojos un momento, solamente que con la misma los volvió a cerrar para volver a dormir.

En alguna otra parte del país donde nace el sol, para ser más específicos en las oficinas de la asociación Japonesa de Fútbol juvenil. Un característico señor de cabellos y barbas grises con complexión robusta se encontraba bastante agitado a pesar de estar en altas horas de la madrugada, él no lograba salir de su oficina, tenía un poco de desorden en esta, muchos papeles regados en su escritorio y en otros muebles, las fotos que decoraban el lugar mayormente le recordaban que todavía no se debía de relajar.

Posó su mirada en la más reciente, donde se lograba apreciar a todo el Inazuma Japón levantando el trofeo de la victoria en el FFI – Por poco y no consigo salir vivo gracias a la pequeña escoria de los Kageyama. La prensa se ha vuelto muy pesada en estos días – Aquel apellido le hacía enojar, analizaba en su mente el recuerdo que le trajo a este problema, puesto que al cerrar los ojos miraba a Reina nombrándolo por los altavoces del aeropuerto internacional – ¿Por qué ellos regresaron? – Apretó con fuerza el bolígrafo que sostenía, con la misma se levantó a mirar por su ventanal – ¡No arruinaran el fútbol japones, nadie manchara nuestro nombre ni nuestro país con sus planes o deseos absurdos! – Proclamaba al silencio de su entorno.

La madrugada parecía no tener fin, su cabeza no lograba olvidar lo que paso ese día, una y otra vez se repetía la secuencia de recuerdos, esto le parecía más un deja vu que alguna otra cosa, estuvo así hasta que uno de los teléfonos por alguna razón sonó.

Dudo en contestar el aparato, pero al final lo hizo – Oficina de la asociación juvenil de Japón. Presidente Todoroki al mando ¿Con quién tengo el placer? – Tuvo que ser formal y aparentar que nada lo perturbaba, del otro lado de la línea no se escuchó nada solo un silencio un tanto incomodo, se cortó la llamada de golpe, quedo mirando el aparato para después colocarlo en su lugar.

Los minutos pasaron, el hombre regreso a su silla intentando hallar algún cabo suelto en todo este enrollo. Tocaron a su puerta, así que creyó que era el vigilante que tal vez quería dialogar para hacer la noche de los dos más amena, no lo pensó dos veces para levantarse y abrir la puerta, al hacerlo asomó la cabeza, pero no encontró a nadie en los pasillos ni rastros de alguna actividad reciente – Fue el aire, solo fue el aire, no te sugestiones – Se dijo a si mismo regresando adentro, cerró la puerta de madera y giro, solamente que se tuvo que quedar quito por un manto que al parecer cubría un bulto con detalles de alguna cultura bastante antigua.

INAZUMA ELEVEN SUB-CONSCIENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora