V

155 27 5
                                    

La mañana del martes ya había pasado. Ya eran casi las cinco de la tarde, tenía un nudo en su estómago, y a cada momento estaba fijando su mirar color sol en el televisor, dejando a un lado sus tareas en la cafetería, para saber si es que ya se sabía algo sobre las audiciones. Habían comenzado a las ocho treinta de la mañana, y aún nada salía en las noticias. Estaba distraído, mezclaba órdenes, debía disculparse con los clientes, rompió una taza en el fregadero y luego de su almuerzo pensó que iba a vomitar; si él de sentía así, no quería pensar como se sentía Aziraphael. No había vuelto a tener contacto de él luego de su fallido intento por buscarlo, ni siquiera se molestó en contestar su mensaje para no desconcentrarlo, no quería que otra cosa ocupara su cabeza además de las audiciones y el ojiazul tampoco había insistido en comunicarse, así que solamente lo dejó pasar, aunque cada noche desde entonces su último pensamiento antes de dormir era ese, y en la mañana, era su primer pensamiento al despertar.

En ocasiones en las que el nerviosismo y la melancolía lo invadían, pensaba en como era que su padre había conquistado a su madre hacía más de veinte años atrás, más o menos a la misma edad que él vivía. Cuando la mujer que le dio la vida aún estaba con vida, amaba contarle como su papá daba la impresión de ser un galán para derretirla como si de mantequilla se tratara, aunque lo que verdaderamente la cautivó, fue la dulzura y sensibilidad que el hombre escondía detrás de aquel disfraz, dejando que ella lo viera sólo cuando estuvieran en soledad. Era la parte que más amaba de su esposo, lo vulnerable que verdaderamente era estando cerca de ella, y como él no se molestaba en ocultarlo cuando se encontraban solos fundidos en su amor. En esa situación... Él era su madre, y Aziraphael era su padre, sólo que la máscara de galán era la obsesión que tenía por su arte y como hacía parecer que nada le importaba ante la gente que sabía de aquello, mientras que con él, en la soledad y oscuridad del escaso amor que en ocasiones podían compartir, se desmoronaba entre sus brazos como la más vieja de las torres. Lo quería tanto que incluso se le hacía difícil entender por qué lo hacía, por qué su mirada lo había cautivado tanto, por qué sus labios lo habían convertido preso de sus besos. Se sentía tan perdido, pero a la vez tan sensato y cuerdo, que la idea de dejar aquel amor era complicada de concebir.

Su padre sacudió su hombro al rededor de las siete se la tarde, cuando se encontraba limpiando la última mesa que le quedaba luego de que una pareja la desocupara. Llamó su atención sólo para que viera la televisión, donde se encontraba un periodista con el palacio de Buckingham iluminado por luces a su espalda, pasando probablemente frío por el invierno y la noche. La sonrisa del hombre era de total emoción mientras que el panelista le daba el paso desde el estudio.

» "Luego de tanta espera al fin tenemos la lista oficial de los bailarines y bailarinas seleccionados por las pruebas del The Royal Ballet, una de las compañías más importantes del mundo, y sobretodo, la que se encarga de las presentaciones artísticas para la familia real." El hombre parecía temblar del frío, sin embargo, Crowley pareció temblar de los nervios en cuanto vio como el periodista presentaba un papel blanco a la cámara, dónde se encontraban los nombres seleccionados. "Este año, como se corrió el rumor, efectivamente las elecciones se hicieron en base a la opinión de Su Alteza Real, la Reina... Pues le hizo saber su opinión de cada bailarín al consejo calificador de la academia." Las manos de Anthony se encontraban apretando a mas no poder el mantel que llevaba en sus manos, sintiendo su respiración agitada con cada nombre que el reportero mencionaba, hasta que finalmente llegó al último nombre de la lista. "Y el último seleccionado para ser bailarín principal dentro de la compañía, perteneciente a la escuela... Es Aziraphael Fell, con veinte años de edad, ha sido la persona seleccionada como principal más joven hasta ahora en la historia de The Royal Ballet."

Un grito de alegría y emoción escapó de sus labios mientras pegaba un salto en forma de celebración al haber escuchado el nombre de su amor a través de la televisión, saltando hacía los brazos de su padre sin siquiera poder evitarlo. Sentía su cuerpo rebosado de alegría a causa de la noticia, ni siquiera podía imaginar cómo era que Aziraphael se encontraba, misma razón por la que, entre tanta emoción, sin siquiera pensarlo, tomó su teléfono celular y marcó su número. Su padre lo veía con una sonrisa mientras terminaba de limpiar las mesas que quedaban, soltando una pequeña risita al ver a su hijo tan emocionado con algo que ni siquiera le pertenecía. En ocasiones como esas podía dar cuenta de cuánto quería al bailarín, pese a que las circunstancias no fueran las mejores, sabía bien que una alegría como aquella no se sentía por alguien a quién simplemente conocías o apreciabas.

Never Gonna Dance Again [Aziracrow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora