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Su respiración era agitada mientras que su vista no se despegaba del espejo, su cuerpo parecía moverse solamente por inercia, pareciendo así una pluma que solamente se dejaba llevar por el viento. Una fina capa de sudor protegía su frente, sentía sus músculos acalambrados, pero sabía que era la única manera de ser el mejor en ese lugar y que así al fin lo dejaran tranquilo.

Cuando pequeño sus padres intentaron de todo para encontrar algo que llamara la atención de su pequeña imaginación, algo que lo liberara de el estrés de la escuela, algo por lo que su hijo de apenas diez años se recalcara entre los demás. Fútbol, pintura, música, basquetbol, atletismo... Hasta que intentaron probar con lo último que se hubiera cruzado por su cabeza: el ballet. El niño mostró dotes en el arte de inmediato sin la necesidad de un entrenador, solamente yendo a sus clases luego de la escuela tres veces por semana. Después de un mes el pequeño era el mejor en su clase. Participaba en presentaciones, siendo siempre el personaje principal de todas ellas, no había momento en que el pequeño niño no estuviera saltando o girando al rededor de la casa, llenando así de orgullo y alegría a sus padres. Pero a medida que crecía, su talento también lo hacía y necesitaba algo más grande para desarrollarlo. Él hubiera seguido feliz asistiendo tres veces a la semana a sus lecciones luego de la escuela, pero alguien puso su ojo en él en una de sus presentaciones; un entrenador que hasta ese momento había seguido sus pasos con sigilo. Desde que ese hombre había cruzado palabra con sus padres el ballet ya nunca fue lo mismo, ya no disfrutaba hacerlo y parecía realizarlo sólo para mantener felices a sus progenitores. Con sólo trece años era el bailarín de ballet más joven y más nombrado en Manchester y las ciudades fronterizas del pueblo, pero su nombre aún no llegaba a oídos londinenses. Aquello no fue si no hasta casi dos años después, cuando su entrenador decidió entrenarlo de tal manera que pasaría por alto todas las academias de danza de Londres para llegar a la más importante de todas: The Royal Ballet. La primera compañía de ballet del Reino Unido, la que se encargaba de las presentaciones a la familia real y que hasta ese momento tenía a algunos de los mejores bailarines del mundo. Conseguir eso le había llevado días y noches sin descansar, desligarse de su vida escolar para comenzar a recibir clases particulares y así no perder tiempo que podría utilizar practicando, algunas noches en el hospital por heridas algo graves en sus pies, por deshidratación e incluso bulimia.

Pero cada esfuerzo valía la pena.

A los quince años fue llamado por la academia a una audición, siendo el primero en ganar un puesto en la categoría de artista, la categoría más baja de bailarines de la escuela, a donde todos llegaban y donde todos empezaban apenas entraban ahí. Su familia celebró, pero él se llevó un enorme sermón cargado de decepción y palabras feas por parte de su entrenador. El hombre se encargó de meter en su cabeza que tanto esfuerzo no había valido por nada, aunque el muchacho hubiera sido la persona más joven en entrar a la academia en toda su historia sin la necesidad de haber entrado y de haberse graduado de la escuela de la compañía. Había sido un hito histórico, pero para su entrenador seguía siendo un montón de basura.

"Tu espalda, debe estar recta... Haces esto hace diez años y aún no puedes concentrar el eje de tu espalda todo el tiempo, Aziraphael." Escuchó decir cuando la música de pronto fue abruptamente apagada. "Si sigues así llegarás a ser principal cuando tus padres estén bajo tierra."

"Sólo estoy cansado, he estado aquí todo el día... Este año lo haré." Dijo deteniéndose frente al espejo, sintiendo como sus músculos parecían relajarse de pronto. "He avanzando tres rangos en menos de cinco años, puedo hacer esto." Se dijo más a sí mismo que a su entrenador, viéndose directamente al espejo, como si aquello le diera más veracidad a sus palabras. "De vez en cuando unas palabras de aliento no vienen mal."

"Eso espero, no debes distraerte, los estudios de candidatos comenzarán en diciembre, aún tienes un par de meses para prepararte." Pero la sugerencia de su pupilo la pasó por alto, él sabía muy bien que de palabras de aliento no salían los campeones. "Vete a casa y descansa."

Never Gonna Dance Again [Aziracrow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora