XVIII

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Estaba seguro que no había dormido más de ocho horas por semana desde que su libro se había publicado, y de eso ya habían pasado cinco meses. Visitó países que nunca creyó que visitaría, algunos con compañía de su novia y otros sólo con la compañía del equipo que había preparado la editorial para la organización de la gira, pues ella debía seguir con sus estudios mientras que él se había visto en la obligación de pausarlos por el revuelvo que había causado su libro. Había participado en programas de televisión en América, en distintas conferencias de prensa en Francia, firmas de libros en Alemania y hacía sólo un par de horas había visitado lo que parecieron ser un centenar de librerías en la capital de Portugal para firmar copias de su libro y dejarlas escondidas aleatoriamente luego de haber saludado y conversado con un par de lectores.

En ese momento se encontraba en un hotel en Lisboa, y eran casi las doce de la noche. Estaba exhausto, pero sabía que todo eso terminaría en cuanto llegara a Inglaterra, al día siguiente por la mañana. Tendría que despertarse temprano, a las seis treinta tenía un vuelo que tardaría al menos tres horas en llevarlo a su país natal, dónde tendría que correr desde el aeropuerto hasta los estudios de This Morning, uno de los shows matutinos más importantes y vistos del país, en dónde empezaría la fase final de su gira. Durante los próximos cinco días tendría una actividad por cada uno para realizar en Londres: el lunes aparecería como invitado del show en la televisión; el martes tendría una conferencia de prensa en su preciada Alma Mater, específicamente para hablar de su libro; el miércoles, durante el día debería visitar distintas librerías para firmar libros; el jueves, debería realizar un conversatorio en la universidad sobre la oportunidad que significó haber sido elegido como becado por el concejo directivo de su facultad, pues sin ella, su poemario nunca se hubiese publicado, haciendo un intento por animar a los estudiantes a participar de esos procesos; el viernes daría una visita a la que fue su escuela primaria y secundaria, entregando un par de copias a sus respectivas bibliotecas, siendo ese el broche de oro para que su gira terminara. Luego de esos ajetreados cinco días sus vacaciones comenzarían, tenía planeado estar con su padre el tiempo que creyera necesario antes de volver a Estados Unidos, sólo para recoger sus cosas, volver a casa y seguir con sus estudios mientras planificaba su próximo proyecto.

"¿Vas a poner el canal en el café?" Preguntó a su padre, quien se encontraba al otro lado de la línea telefónica. Desde que su gira había comenzado, tomaron la costumbre de hablar cada noche sin falta, cosa que a Crowley le servía para volver a poner los pies en la tierra luego de un día en el que creía sentirse desconectado del mundo real.

"¡Claro que sí! Todos deben saber que mi hijo estará en televisión nacional." La risa de Joshua le reconfortaba mientras terminaba de ordenar su bolso para la mañana siguiente. "A cada persona que entre le diré: ¡ese es mi hijo en la televisión!"

"Está bien, papá." Río apenas un poquito mientras negaba con su cabeza, como si tuviera a su padre en frente. "¿Te veo mañana? Luego del show estaré libre, puedo ayudarte en la cafetería... Creo que aún sé como usar la cafetera para preparar un espresso."

"Siempre puedo ponerte en la caja registradora."

Mientras se despedían con diversión en sus voces y la promesa de encontrarse al día siguiente por la tarde, Crowley cortó la llamada. Estiró sus brazos por sobre su cabeza con la idea de liberar tensión, pasando a llevar su tan preciada libreta, dejando así que cayera al suelo, sin siquiera hacer el intento de atraparla antes de que tocara la alfombra de la habitación. Soltó un pesado suspiro cuando se dispuso a levantarla, pero su mundo se detuvo un momento en cuanto la tomó y de ella se desprendió una fotografía que él no recordaba haber guardado, y si es que lo había hecho, había sido ya hace mucho tiempo, lo suficiente como para haberlo olvidado ¿Acaso él lo seguiría como un fantasma a todos lados? La imagen mostraba a un sonriente Aziraphael Fell que intentaba no ser capturado por el lente de la cámara que le apuntaba. Su cuerpo desnudo envuelto por sábanas blancas le hacía parecer como un ángel, sus mejillas rosadas daba cuenta de lo avergonzado que se sentía, pero la sonrisa en sus labios daba a entender que no se arrepentía de nada. Sus rizos dorados y desordenados caían graciosamente sobre la almohada, siendo iluminados por el sol de la mañana que entraba a través de la ventana.

Never Gonna Dance Again [Aziracrow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora