9. Reglas

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Rodeo los ojos divertida al ver como Charles juega con Perceval en la alfombra de su living mientras yo me dedico a pintar y mirarlos de vez en cuando, agradecía que Charles hubiese ido a buscar a mi gato y algunas cosas que pudo sacar.

— Me gusta como esta quedando la casa. — comenta Charles asustándome cuando se encuentra a mi lado mirando los planos de un nuevo proyecto. — ¿Cómo va el que fuimos a ver?

— Esta casi terminado. — respondo posando mi mirada en Charles quien asiente con una sonrisa mientras yo termino suspirando. — Realmente me da tristeza entregarla, extrañaré ir.

— Siempre puedes diseñar una igual.

— Pero no tendrá el mismo significado.

— Podrías darle un nuevo significado. — susurra para besar mi cabeza e ir a la cocina desapareciendo en ella para volver mi vista a mi gato quien se acomoda mejor en el sillón de Charles hasta que escucho su grito. — ¿Quieres comer?

— Mientras tú no cocines...

Grito de vuelta riendo divertida ante escuchar su queja de cómo él cocina bien, no obstante, mi risa va disminuyendo cuándo escucho el sonido del celular. Niego con la cabeza divertida a medida que lo escucho hablar en francés, aunque la curiosidad me mata por escuchar lo que dice, intento no hacerlo con el fin de respetar su espacio personal por lo que finjo demencia ante sus palabras hasta que corta.

— ¿Tú y yo juntos en un partido de fútbol?. — pregunta con una gran sonrisa cuándo se encuentra a mi lado a medida que frunzo el ceño.

— ¿No, gracias?.

— Y vamos a comer luego.

— No quiero estar sola.

— No lo estarás. — responde rápidamente para hacerme suspirar. — Estará la novia de un amigo, acompáñame, ¿Si?.

— Nop.

— Bella. — insiste con una leve sonrisa para tocar mi nariz con su dedo y luego arrástrarlo hasta mi labio, tirando suavemente de él. — Por favor

—Está bien. — suspiro poco convencida ante su insistencia, no quería relacionarme mucho con su mundo a pesar de que pronto me encontraría inserta en él. — Pero debemos establecer reglas.

— ¿Reglas?.

— Reglas. — menciono como si fuese algo claro mientras él me mira extrañado. — Necesitamos establecer reglas.

— ¿Por qué?. — pregunta sin entender nada provocando que me cruce de brazos para finalmente suspirar. — ¿Cuáles son?.

— La primera debe ser que dejes de decir que somos mejores amigos. — la enumeró con mis dedos a medida que él rodea los ojos. — No somos mejores amigos, con suerte somos amigos.

— ¿Te quedas en casas que no son de tus amigos?.

— Si, cuando me acuesto con ellos. — me encojo de hombros restándole importancia provocando que el lleve sus dedos a su entrecejo, cómo si le doliera la cabeza. — Y tú no clasificas ni en eso, somos conocidos.

— Siguiente.

— No puedes besarme sin pedir permiso antes, necesito estar preparada y es raro.

— Pero...

— Solo puedes darme la mano. — le muestro una gran sonrisa y quiero reír al ver cómo se va a sentar como si estuviera a punto de desmayarse. — Alejarías a mis potenciales conquistas, además los conocidos no se besan al menos que tengas un interés amoroso y no es tu caso.

Say Don't GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora