20. Mrs Leclerc

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Espero haber sido
tu crimen favorito...

— Si Arthur, si. — gritó casi gimo cansada mientras no me dejo de mover. — Si Arthur, que bien lo haces.

— Deja de hacer eso. — susurra Arthur sin dejar de moverse. — Pareces actriz porno.

— Como extrañaba esto. — casi grito como loca provocando que tape mi boca. — Si Arthur, si así.

— ¡Alessia!

— Ahora el golpe final.

Susurro provocando que él me mire extrañado dejando de saltar en la cama cuando lo dejo de hacer, me acerco a él con cuidado y sonrío en modo de disculpa antes de golpear con mi puño su miembro logrando que suelte un gran gemido de dolor, terminando derrotado en la cama.

— ¿Era necesario? — un susurro casi inaudible demuestra su dolor mientras yo solo me encojo de hombros. — ¿Ya se fue?

Me bajo de la cama rápidamente para mirar por la puerta, notando que no hay nadie provocando que suspire aliviada.

¿Por qué era tan difícil para él dejarme en paz?

Ya había logrado lo que quería...

Miro a Arthur quien se levanta como puede para ordenar su ropa, me cruzo de brazos mirando sus movimientos.

— Voy a morir.

— No seas exagerado. — rodeo los ojos para sentarme en la cama. — A él no le importó, no pasará nada.

— Le importas más de lo que crees...

— Por eso hizo todo lo que hizo. — el sarcasmo corre por mis palabras y lo miro de reojo. — Gracias por ayudarme, espero que esto haga que me deje tranquila.

— Te lo debía. — responde con una mini sonrisa y finalmente suspira. — Lo siento, no sabía todo lo que iba a pasar, yo pensé que realmente estaba enamorado de ti y ...

— Está bien, supongo que lo hiciste con una buena intención. — susurro mirando mis manos para terminar parándome hacia la puerta. — Ahora, es hora de irte que quiero descansar.

— ¿No haremos una pijamada? — pregunta divertido provocando que rodee los ojos. — Oh, eres de la que se acuesta con los hombres y luego los echa.

— Solo cállate ¿Sí? — contesto divertida para abrir la puerta y señalar la salida. — Arrivederchi

— Buen sexo Alessia, podríamos repetir cuando quieras.

— ¿Con el final incluido? — preguntó alzando una ceja logrando que finja que tiene un escalofrío. — Tú te lo pierdes.

Cierro la puerta detrás de mí cuando se va y me deslizo por ella para apoyar mis manos en mi cara y llorar.

No, él no estaba enamorado de mí, no me amaba...

No, él no estaba enamorado de mí, no me amaba

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