Roberta le dio un fuerte abrazo, aún impactada por lo que había visto. Mientras, Mía se había hecho a llorar, sin dejar de repetir que sin Miguel no podía vivir.
―Tranquila… ―murmuró Roberta
Lo peor era que no sabía cómo tranquilizarla. Además también tenía que tranquilizarse a ella misma, porque no dejaba de imaginar lo que hubiera podido suceder.
―Por favor… No… no le digas a mi papá… ―pidió, apartándose
― ¡Tienes que prometerme que jamás volverás a hacer semejante locura!
―Es que yo…
― ¡Mía, prométeme!
―No sé si… me hubiera atrevido…
― ¡Que lo hayas pensado basta y sobra!
―No le digas a mi papá…
―No se lo voy a decir. ―contestó Roberta
―Gracias…
―No. No me agradezcas nada. Mejor pensemos que vamos a hacer… No puedes seguir así.
―Tampoco se lo digas a Miguel…
―Pero…
―No quiero. Roberta, por favor…
―Mía… Otra vez me pides que le oculte cosas.
―Me da mucha vergüenza…
―Ay, amiga…
―Te prometo que nunca volveré a hacer esto…
― ¿Sí?
―Sí. ―respondió Mía
―Escúchame bien. Tú tienes que ser fuerte. Y no puedes rendirte ¿me oyes?
―Pero, yo…
―Lo vas a reconquistar. ―interrumpió Roberta
― ¿Cómo crees? Ya todo está claro.
―Hazme caso. Y yo te voy a ayudar. De hecho ya sé cuál será el primer paso.
― ¿Cuál? ―preguntó, muy confundida
―Hablamos las dos con Johnny. Y lo vamos a convencer de que remplace a Jorge.
― ¿Qué? No entiendo…
―Pues Jorge es el manager… o en fin, como se llame. Y pues él siempre está cerca de RBD. Y de ti. Entonces… le vamos a pedir a Johnny que busque a otra persona.
―De acuerdo. Pero ¿crees que acepte?
―Haremos todo lo posible para convencerlo. Incluso le decimos que si Jorge no se aleja, la banda está en peligro. ¡Mía, Miguel no puede volver a verte cerca de Jorge! Y la única forma de que le demuestres que esa noche no significó nada para ti, es alejándote del tipo.
―Claro… ¿Cómo no lo había pensado? Soy una tonta…
―Supongo que no pensabas que podríamos alejarlo. Porque bueno, es hijo de nuestro productor.
―Por eso creo que Johnny no aceptará…
―Lo hará. De eso me encargo yo. ¿Y qué crees? Hoy mismo hablamos con él.
― ¿Cómo?
―Pues sí, no hay que esperar más. Además las dos estamos fuera del colegio. ¡Y no vayas a decirme que no quieres salir!
―No, sí voy contigo.
―Y luego regresar al cole. ―avisó Roberta
―Pero…
―Nada de peros.
― ¿Qué haría sin ti?
―Ay…
Algunas horas después, volvieron juntas al colegio. En el patio central se encontraron con Miguel, que quedó observando a Mía.
―Avisa a Diego y a Giovanni que hay reunión de la banda. ―dijo Roberta
―Bueno… ¿Y el motivo?
―Es una sorpresa. ―contestó sonriendo
―OK… Luego nos vemos… ―les dijo, para luego irse
―Roberta… Como que me miraba raro ¿no?
― ¿Miguel? Pues porque hoy estaba muy preocupado y… Mía, fue él quien me pidió que hablara contigo.
― ¿De verdad?
―Sí.
―Gracias a él me salvaste. ―agregó Mía
―Eso creo.
Poco después se reunieron los seis en la sala de lectura. Mía y Roberta eran las únicas que no se veían sorprendidas o confundidas debido a aquella reunión repentina.
― ¿Por qué estamos aquí? ―preguntó Giovanni
―Porque tenemos que hacerles un anuncio. ―contestó Roberta
― ¿Anuncio? ¿Qué anuncio? ―cuestionó Diego
―Mía y yo fuimos a hablar con Johnny para pedirle que nos encontrara otro manager.
― ¿¿¿Qué???
Miguel permanecía callado, mirando más que sorprendido a Mía.
―Así que… ya no volveremos a ver a Jorge.
―Es decir… Johnny hasta les hizo caso. ―comentó Diego
―Sí.
Miguel aún no salía del asombro. El saber que Mía había hecho que Jorge se fuera lo ponía muy pensativo.
― ¿Y de quien fue la idea?
―De Mía, claro. ―respondió Roberta de inmediato
No era cierto pero Mía sabía cuál era la intención de su amiga.
―Sí… Y Roberta me ayudó porque ella sabe convencer a la gente.
―Mira nada más… ―comentó Giovanni― Que curioso…
Mía ya había dado el primer paso para, según Roberta, reconquistar a Miguel. Había dejado boca abierta a todos con la noticia, sobre todo al mismo Miguel. Para él, la sorpresa era una más que agradable.
―Mira lo que hace Colucci por ti. ―dijo Giovanni, después de la partida de las chavas
― ¿¡Qué!?
―Uno no va a pedir otro manager sólo porque se le antoja… Esto tiene que ver con ustedes dos, con lo que sucedió…
―Giovanni…
― ¿Sabes que puede tener razón? ―intervino Diego
―Y es obvio que a Mía no le importa el tipo si lo mandó a la…
Miguel comenzó recordar los intentos de Mía de convencerlo de que entre ella y Jorge no había nada. No pudo evitar pensar que esta era una manera de mostrárselo. Y ahora se lo mostraba con hechos, no con palabras.
― Miguel ¿estás con nosotros? ―preguntó Diego
―Sí, sí…
―Estabas como…
―Estaba pensando, nada más.
―En Mía. ―añadió Giovanni
Mientras, Mía y Roberta habían ido a la cafetería.
― ¿Viste cómo reaccionó Miguel? ―preguntó Roberta― Lo dejamos mudo.
―Oye pero… la idea no fue mía.
―Qué más da. Aquí lo que importa es que tú le demuestres a Miguel que es el único que te importa.
―Mira, te la debo… Es que el otro día, Miguel nos encontró a Jorge y a mí en mi casa. Y pensó lo peor.
― ¿¿¿En tu casa???
―Sí, él había venido a hablar conmigo… En fin, el punto es que con esto puedo convencer a Miguel de que en realidad ya no tengo nada con ese tipo.
―Pues si los vio en tu casa, obvio que piensa lo peor… ¡Qué lío!
―Sí… Por eso es que te la debo. Ahora supongo… al menos espero que Miguel me cree.
―Ya no te preocupes. Además ya viste como te miraba.
―Eso… lo de reconquistarlo me parece bien difícil. ―reconoció Mía
―No imposible.
―Quien sabe…
― ¡Ya es hora de que dejes de esperar! Debes empezar a luchar por él.
Miguel pasó el día entero pensando en lo que Mía se había atrevido hacer. También recordó lo que había dicho Giovanni y no pudo evitar pensar que tenía razón. Además estaba cada vez más convencido que el sábado no había pasado nada entre ellos. Más aún, empezaba creer que de verdad Mía lo había engañado una sola vez.
Mientras, ella y Roberta pensaron en lo que seguía, pues lo de Jorge había sido sólo el principio. Y gracias a Roberta, Mía había logrado superar un poco la depresión y lo que había hecho en la mañana. Era secreto de ellas dos, mientras Mía no volvía a hacer ese tipo de cosas.
Al día siguiente, Franco vino a ver a Mía y a traerle que ella había pedido urgentemente.
―Mía, no entiendo. ¿Para qué quieres todas estas fotos de tú y Miguel?
Ella agarró la caja y en vez de contestar sólo sonrió.
―No piensas decírmelo ¿verdad?
―Ay, papá no seas tan curioso ¿sí?
―Ya, ya, ya… ¡Está bien!
―Muchas gracias por traérmelas que yo no podía volver a salir.
―De nada, hija. Oye, por cierto… Ayer me llamó Miguel.
― ¿¿En serio?? ¿Por?
―Para preguntarme por qué no habías venido al colegio. Parecía preocupado.
― ¡¡Ay!! ―exclamó emocionada
―Se me hace que él te sigue amando.
―Sí, así es… ―contestó con una sonrisa llena de tristeza en el rostro
Mientras, Diego y Roberta estaban en una de las salas de lectura, abrazados en el sofá.
― ¿Y cuándo vamos a conocer al nuevo manager? ―preguntó él
―Pues Johnny dijo que estos días. Porque además muy pronto volveremos al escenario.
―Pues ojala sea alguien que no traiga más problemas.
―Ay, Diego…
― ¡En serio! Que sea el tipo más feo del planeta y así nadie se meta con él…
―Qué cosas dices… Nada más falta que te pongas celoso. No, ya verás que todo estará bien…
―Oye… ¿Y en serio fue idea de Mía?
― ¿Qué cosa?
―Pues cambiar el manager. ―respondió Diego
―Obvio. ¿Por qué o qué?
―Aj, por nada…
― ¡Diego! ―insistió
― Es que la de las ideas locas eras tú.
― ¿Por qué te parece loca esta idea?
―Pues… renunciar a alguien debido a los asuntos personales… Además era el hijo de Johnny. Hace falta valor…
―Lo bueno es que ya desapareció. ―apuntó Roberta
―Si le interesa Mía, puede volver en cualquier momento.
― ¡No! Ella se lo dejó muy claro… A ella no le interesa…
―Pero sí le interesó… ―continuó él
―Diego, cállate.
―OK ¡Perdón! ―suspiró― Pero se me hace que Miguel nunca podrá perdonárselo…
― ¡Lo hará! ―replicó Roberta
―Quizá si ocurre un milagro. Neta, yo estoy cada vez más convencido de que él no podrá.
― ¡No pienses así! ―lo regañó
Después de la partida de su padre, Mía llenó la cama de fotos, luego quedó observando cada una de ellas, recordando esos momentos guardados ahí.
―Mi amor… ―susurró
Cogió una y besó tiernamente la imagen de Miguel, mientras sus ojos ya estaban cristalizados por las lágrimas. Quedó así unos instantes, luego agarró algo para escribir.
― “Mi gatito…” ―comenzó escribir en la otra parte de la foto
ESTÁS LEYENDO
ENSEÑAME A PERDONAR
FanfictionDespués de dos años, la relación de Mía y Miguel tropieza con el mayor obstáculo: una infidelidad que amenaza destruir todo. ¿Podrá Mía obtener el perdón de Miguel? ¿Más aún cuando según él, hay cosas que no se perdonan y la infidelidad es una de el...