Las horas pasaron lentamente para Miguel, además no fue capaz de concentrarse en las clases. Lo único en el lo que estaba pensando era lo sucedido la noche anterior. Y después de darle vueltas una y otra vez, llegó a la conclusión de que debía decirle a Mía. Recordó la promesa que se hicieron, de que no iba a haber mentiras, secretos. También recordó cómo reaccionó cuando Mía le ocultó lo de los anónimos. Ahora la entendía más que nunca, pues había cosas que uno no podía confesar tan fácil.
Poco después de haber terminado las clases, fue a buscarla en su habitación, muy decidido de contarle todo. Sin embargo no la encontró, pero sus amigas supieron donde mandarlo.
―Es que recibió una visita. ―dijo Celina
― ¿Visita? Entonces debe estar en la sala de visitas…
―Sí… ―añadió Vico
―Bueno. Gracias.
―Oye ¿pasa algo? ―cuestionó Celina
―No. ¡No! ―mintió él― Nos vemos.
―Qué raro… ―murmuró Vico al quedar solas
―Sí, parecía preocupado. Tú también lo notaste ¿cierto?
―Sí.
Mientras, Mía había llegado a la sal de visitas pero ahí no había encontrado a nadie.
― ¡Qué extraño! Alicia dijo que hay visita… y aquí no hay nadie…
Tras dar algunas vueltas por la sala, le llamó la atención un sobre que llevaba su nombre. Lo cogió, mirándolo confundida.
―Ay no… ¿Otro anónimo?
Quiso romperlo sin al menos ver que había dentro. Pero, finalmente cambió de opinión y lo abrió.
― ¡¡¡No puede ser!!!
Eran unas fotos. Unas fotos que le provocaron un dolor inmenso, que le quebraron el corazón en un instante. Tal como, meses atrás, había sucedido con el corazón de Miguel.
―No es cierto… ―murmuró llorando
Miró una y otra vez esas imágenes con su novio, en la cama con otra mujer, sin poder creer que eran reales. El dolor fue mezclándose con el asco y la rabia. Comenzó imaginar todo tipo de cosas hasta que al final pensó haber encontrado la explicación. Soltó las fotos y se dejó caer en el suelo, llorando aún más fuerte.
―Me engañó…
Miguel llegó a la sala y en cuanto la vio llorando se le acercó de inmediato. Quizo abrazarla, pero ella lo apartó.
― ¡No me toques!
―Pero…
― ¿Qué fue? ¿Una venganza? Eso fue ¿verdad?
― ¿De qué me hablas? ―preguntó confundido
― ¡¡¡De esto!!! ―le grito, enseñándole una de las fotos
Miguel se puso pálido al instante. Revisó con la mirada cada una de las fotos, comprobando lo lejos que había llegado el plan de Axel. Luego miró a Mía y quiso decirle que nada era cierto.
― ¡Dijiste que nunca me harías lo mismo!
―Por favor escúchame un momento…
― ¡No hay nada que escuchar! ¡Todo está claro! Fue una venganza. E incluso hicieron fotos para asegurarse de iba a funcionar… ¿Qué querías? ¿Romperme el corazón? ¿Hacerme sentir lo que tú sentiste? ¡¡Pues te felicito!!
― ¡Déjame explicarte! ―insistió él
― ¡No me toques!
―No es lo que parece…
― ¿O sea además quieres burlarte?
― ¡¡Por favor déjame hablar!! ―exclamó desesperado
―No. Ya cállate.
Salió corriendo de ahí, mientras que él quedó perplejo, mirando esas fotos. Las palabras de Mía también lo dejaron sin réplica al igual que el no haberlo creído.
―Esto no puede estar pasando…
Ratos después, la banda se reunió para un nuevo ensayo. Pero la ausencia de Mía los estaba impidiendo.
―No creo que venga. ―avisó Miguel
― ¿Pasó algo entre ustedes? ―cuestionó Roberta
―Se puede decir que sí. ―suspiró― Es muy complicado.
―A ver, cuéntanos. ―pidió Diego― Digo… si se puede.
―Les voy a contar toda la historia. Ahora… es decisión suya si me creen o no.
― ¿¡Qué!?
―Lo vas a entender… ―agregó Miguel
Trató de resumirles todo, sin perder los detalles importantes. Obviamente, los cuatro quedaron boca abierta y por unos momentos el silencio remplazó sus reacciones.
―Parece que acaba de oír el resumen de un capítulo de novela… ―indicó Lupita
―Miguel dime que es broma. ―pidió Roberta― Por cierto, muy mala.
―Para mi desgracia, no lo es. El problema es que ahora Mía no me cree. Y no veo la manera de poder convencerla.
―Cuando tienes la supuesta prueba delante de tus ojos, es muy difícil creer en palabras… ―replicó Roberta
―Bueno, pero se supone que confía en mí…
―Ponte en su lugar.
― ¿Ustedes tampoco me creen? ―cuestionó preocupado
―Yo sí te creo. ―dijo Diego
Los demás dijeron lo mismo.
― ¿Qué voy a hacer ahora? Debo convencerla… ―añadió Miguel
―Eso va a ser bien difícil. ―contestó Roberta
―Hay que encontrar algo. ―señaló Diego
Todos se pusieron a pensar en alguna solución ya que la situación era muy delicada.
―Oigan… Quien hubiera pensado que Axel haría algo así…
―Pues a mí siempre me pareció que le interesaba Mía. ―respondió Miguel― Llegué a pensar que eran ideas mías, que veía cosas que no eran debido a mis celos y desconfianza. Pero lo que pasó ahora demuestra que sí tenía razón.
―Es el segundo manager que nos trae problemas. ―apuntó Roberta― De veras que no puede ser.
―Al parecer todos se fijan en Mía. ―agregó Diego
―Creo que debemos hacerle a Axel lo mismo que el hizo. ―avisó Roberta
― ¿Cómo?
―Tenderle una trampa. ―explicó
― ¿Y en qué consiste esta trampa? ―preguntó Miguel
―Lo haremos confesar todo y lo grabamos.
― ¡Buena idea! ―exclamó Lupita
―Así es… ―agregó Diego― Sólo si logramos que confiese.
―Lo vamos a llamar aquí. Miguel lo va a enfrentar, le va a pedir explicaciones. ¡Estoy segura que caerá! ―dijo Roberta
―Hay que hacerlo. ―contestó Miguel― No hay nada que perder. Ya perdí lo más importante…
―No te pongas así. ―pidió Roberta, al verlo triste― Te vamos a ayudar a arreglar esto.
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ENSEÑAME A PERDONAR
FanfictionDespués de dos años, la relación de Mía y Miguel tropieza con el mayor obstáculo: una infidelidad que amenaza destruir todo. ¿Podrá Mía obtener el perdón de Miguel? ¿Más aún cuando según él, hay cosas que no se perdonan y la infidelidad es una de el...