La cena pasó sin mucho interesante que contar, y entonces a la mañana siguiente Gavi se fue.
Nosotras teníamos entrenamientos así que también estábamos ocupadas.
Aixa sin embargo se había ido a Mallorca con Fermín para aprovechar los últimos días de relax que teníamos.
Yo había dado por acabadas mis vacaciones y le había escrito a Tania para que me mandase la rutina de ejercicios que íbamos a tener estos meses.
Empecé a salir a correr estos últimos días intentando cada día superar el récord del día anterior, aunque aquel día empezó a llover de la nada y solté un suspiro.
Estaba lejos de La Masía e iba a mojarme de camino a casa por lo que decidí meterme debajo de un portal a que la lluvia amenizara un poco, aunque iba a ir para largo.
Me asusté cuando una moto frenó delante de mí.
El dueño de la moto se quitó el casco y entonces me miró fijamente.
El chico era castaño, de ojos oscuros y de piel blanca.
– Llueve de manera increíble.– murmuró.
– Si es cierto.– dije yo mientras me apoyaba en la pared.
– Soy Marcos.
– Laia.– respondí.
– ¿Quieres que te lleve a casa?– preguntó.
– No gracias, igual te mojas y no es el plan.– respondí.
– No me supone ningún problema.– dijo.
Lo miré fijamente y entonces empecé a darle vueltas en mi cabeza.
El chico parecía majo, además de que en una moto no iba a poder hacerme nada raro.
– Vale. Llévame a La Masía.
– ¿Cómo?– murmuró entre risas.
– Larga historia.– dije riéndome.
– Vale. Ponte tú el casco.– dijo tendiéndome el casco.
Lo agarré poniéndomelo y entonces me monté tras él.
Era la primera vez que me montaba en una moto y creí que iba a morirme.
No iba muy rápido así que se lo agradecí mentalmente.
Cuando llegamos a La Masía aparcó tras un techo enorme y me deshice del casco mientras me bajaba de esta.
– ¡Dios! Es la primera vez que subo en una moto.– exclamé.
– ¿En serio?– preguntó.
– Sí. Ha estado muy bien, la verdad.
– Me alegra que te haya gustado.– dijo sonriendo.
– Gracias por traerme, ha sido un detalle.– murmuré.
– No me las des.
Nos miramos fijamente y entonces me despedí con la mano mientras caminaba.
Escuché el motor de la moto y luego un grito.
Me giré y le vi acercarse a mí con el móvil en las manos.
– Me darás tu Instagram al menos ¿no?
Sonreí agarrando el móvil y escribí mi nombre en él.
– Gracias de nuevo.– dije.
Él sonrió y entonces tras despedirse, aceleró en la moto y desapareció calle abajo.
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𝐇𝐎𝐖 𝐃𝐄𝐄𝐏 𝐈𝐒 𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐋𝐎𝐕𝐄 +18 | Pablo Gavi
JugendliteraturLaia ha estado años dedicándose a la gimnasia artística y ahora debe practicar en uno de los mismos lugares que gente igual de reconocida que ella, el equipo del FC Barcelona, aunque el encuentro con cierta persona, será algo que va a causarle probl...