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⚠️ Contenido Explícito

Narra Gavi

La agarré de los hombros poniéndola de espaldas a mí y pegué su cara al ventanal haciéndola inclinar el culo.

No sabía que la noche iba a acabar así, pero no me importaba en absoluto.

Laia tenía un cuerpo precioso y por lo que veía ahora, muy bien hecho.

Acaricié su culo suavemente y entonces me agaché para besarle el culo con cuidado.

Después la levanté y la besé.

Podía tocar el cielo o ir al infierno simplemente con un beso suyo.

Me besaba todo lo contrario a como yo lo hacía. Era suave, sensible, cálida.

– Quítate las bragas, Laia.

Ella me miró fijamente y entonces se deshizo de la única tela que llevaba y la tiró por ahí.

Yo me deshice de mis pantalones y la miré observar mis bóxers.

– ¿Qué quieres hacer, Laia?– pregunté.

– ¿Puedo?

– Toda tuya.– dije levantando los brazos.

Ella se acercó a mí y se arrodilló lentamente para después despojarme del bóxer y agarrarla con sus manos.

Cerré los ojos tragando saliva y entonces sentí su boca.

Agarré su pelo y la moví mientras ella ponía sus manos en mis muslos.

Unos minutos más tarde la agarré levantándola del suelo y volví a besarla.

La empujé contra el ventanal de nuevo y ella misma se giró dándome la espalda e inclinándose para mí.

Yo le di un azote y entonces me hundí en ella.

Casi me corro allí mismo.

– Cuando estés, me muevo.– murmuré.

– Muévete.

No necesité más para empezar a embestirla.

Ella puso sus manos en el enorme cristal y apoyó la frente en este mientras yo entraba y salía a una velocidad de campeonato.

Entonces empezó a gemir y sentí como sus sonidos se clavaban en lo más profundo de todo mi ser.

– Más...– pidió.

– Joder Laia...

Agarré una de sus piernas y la separé un poco más.

– Deja que me gire.– pidió.

Me aparté y entonces apoyó la espalda en el cristal y levantó una de las piernas y la separó de tal manera que agradecí a Dios que se hubiera dedicado a la Gimnasia.

Me abalancé sobre ella y devoré su boca como si fuera un animal y entonces volví a hundirme en ella.

En aquellos momentos podía verle la cara, como mordía su labio, como fruncía el ceño y como le rebotaban las tetas.

Agarré ambas piernas y la subí cogiéndola en brazos.

Fui con ella hasta mi habitación y la tiré sobre la cama, escuchando una risita de su parte.

– ¿Te hace gracia?– pregunté subiéndome encima suya.

– Sí.

– Voy a hacer que dejes de reírte.– solté y entré en ella.

𝐇𝐎𝐖 𝐃𝐄𝐄𝐏 𝐈𝐒 𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐋𝐎𝐕𝐄 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora