Teníamos una competición dentro de poco y los nervios en nuestra sala eran notorios.
Las chicas se mataban en el tapiz del gimnasio y después cada una se separaba para irse a pasar la noche con sus chicos. Menos yo, que me quedaba hasta muy tarde para perfeccionar todos los pasos.
Normalmente cuando llegaba a La Masía me duchaba y caía rendida, pero todavía no había salido del gimnasio cuando Tania se acercó a mí.
– Deberías ir a casa y dormir un poco.– dijo.– Va a venirte muy bien.
Yo asentí y entonces solté un suspiro sentándome en el suelo para beber agua.
Tania se despidió de mí y se marchó dejándome sola.
O eso creía.
– ¿Ese último paso es el más difícil?
Reconocí esa voz y la reconocería a kilómetros.
– Lo suficiente.– respondí.
Me levanté del suelo y me giré mirando a Gavi acercarse a mí.
– ¿Qué haces?– pregunté.
– Venir a por ti.– murmuró.– Cámbiate, vamos a un sitio.
Bufé y me fui a la ducha y después salí acercándome a él.
Al salir del gimnasio vi un Audi negro aparcado delante de mí.
– ¿Te gusta mi nuevo bebé?– preguntó.
– ¿Es tuyo?– pregunté asombrada.– Es increíble.
Sonrió orgulloso y entonces abrió la puerta del copiloto para que pudiera entrar, me monté y después se montó él y arrancó.
Dejamos el gimnasio atrás y entonces tragué saliva. No podía reconocer que silencio era este; uno cómodo o uno incómodo.
Cuando aparcó vi un edificio blanco enorme.
– ¿Qué es esto?– pregunté.
– Mi casa.– respondió.– Venga, vamos.
Me desabroché el cinturón a toda velocidad y le seguí yendo hasta la puerta para entrar al portal, después nos montamos en el ascensor y cuando llegamos a la última planta las puertas se abrieron dejándonos salir.
Gavi fue hasta una puerta y abrió con las llaves que acababa de sacar de su bolsillo.
Por dentro era aún más bonita y cálida.
– ¿Qué quieres cenar?– preguntó yendo a la cocina.
– No tengo hambre.
– Laia, llevas días sin comer porque me lo ha dicho Aixa, así que dime que quieres.
Lo miré fijamente y me acerqué a la cocina.
– ¿Espaguetis?– pregunté.
Él asintió y entonces empezó a sacar trastos que ni siquiera sabía cómo cabían ahí.
Me arremangué y me acerqué para ayudarle.
– ¿Qué tal tus padres?– pregunté.
– Muy bien, algo ocupados como siempre.– respondió mientras miraba los espaguetis cocerse dentro de la cacerola.– ¿Y tú?
– Algo cansada, tenemos una competición y quiero que salga perfecta.– murmuré.
– ¿Crees que lo haces mal?– murmuró.
Negué con la cabeza parándome a pensar por un momento.
No me consideraba mala en lo que hacía, pero era consciente de que la perfección requería sacrificios.
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𝐇𝐎𝐖 𝐃𝐄𝐄𝐏 𝐈𝐒 𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐋𝐎𝐕𝐄 +18 | Pablo Gavi
Novela JuvenilLaia ha estado años dedicándose a la gimnasia artística y ahora debe practicar en uno de los mismos lugares que gente igual de reconocida que ella, el equipo del FC Barcelona, aunque el encuentro con cierta persona, será algo que va a causarle probl...