VIII

5.5K 261 18
                                    

Narra Gavi

Los chicos habían quemado mi timbre de casa para convencerme de bajar a Valencia y ver el campeonato de las chicas. No entendía muy bien que pintábamos allí, aunque teniendo en cuenta que se habían hecho muy amigos, era comprensible.

– Gavi alegra la cara, vas a Valencia.– murmuró Ferrán.

– Ferrán, no necesitamos guía turístico, gracias.– murmuró Pedri en el asiento de copiloto.

Fermín iba a mi lado con los auriculares puestos, totalmente ajeno a las conversaciones de los de delante.

Tenía el culo dormido de estar sentado tanto tiempo, pero ya no quedaba mucho para llegar.

Al llegar me bajé del coche y me quité las gafas de sol y me las dejé en la cabeza sobrepuestas.

Ferrán nos condujo hasta el polideportivo y agradecí que no tuviéramos que hacer cola, porque habríamos tardado horas.

Entramos y nos condujeron hasta el reservado. Ferrán saltó a por las gominolas que había en los cuencos y yo agarré una botella de agua.

Pedri se sentó y me senté a su lado soltando un suspiro.

– ¿Qué pasa?– me preguntó.

– No sé ni que hago aquí, yo no tengo confianza con ellas como para venir.– murmuré.

– Bueno, siempre hay una primera vez para todo.– dijo.

La verdad es que no me apetecía nada estar allí. Laia y yo estábamos en términos raros, no sabía si me odiaba o si le caía bien.

Un sonido procedente de los altavoces me hizo dar un salto en el sitio.

Avisaron por megafonía de que el siguiente grupo era el de las chicas y entonces ellas salieron.

Laia iba delante. Llevaba un maillot rosa pastel y un moño apretado en lo alto de la cabeza.

Se colocaron sobre el suelo tapizado y empezó a sonar la canción del Lago de los Cisnes.

Los movimientos eran fluidos y suaves. Todas se movían de manera milimetrada y coordinada. Lo estaban haciendo perfecto.

O al menos eso parecía.

Laia saltó y entonces hizo un salto para después lanzar la pelota que llevaba y acto seguido cogerla en el aire y dar una vuelta.

Cuando la música cesó todo el mundo aplaudió y los chicos se levantaron para aplaudirles.

Después fuimos saliendo y decidieron esperarlas en la salida.

Un rato después salieron y se acercaron a nosotros.

Laia no llevaba buena cara.

Así que no me sorprendí cuando la vi caminar delante de todos, en silencio.

Tenían unas horas libres antes de volver a Barcelona, así que habían dicho de comer en un sitio que Ferrán dijo.

Caminé rápido hasta que la alcancé.

– ¿Qué pasa?

– Nada, estoy cansada y quiero dormir.– murmuró.

– Laia, lo habéis hecho bien.

– Ojalá, yo creo que nos han descalificado. Ni siquiera hemos esperado a los resultados.– dijo.

– Laia, caer también es parte del proceso.– murmuré.

Ella me miró fijamente y entonces negó con la cabeza.

Intuía que no le gustaba perder o hacer las cosas mal, pero a veces esos eran los únicos momentos en los que abrías los ojos, te dabas cuenta de todos los fallos y de las cosas que había que mejorar.

𝐇𝐎𝐖 𝐃𝐄𝐄𝐏 𝐈𝐒 𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐋𝐎𝐕𝐄 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora