XXV

2.9K 161 1
                                    

Narra Gavi

Han sido los tres meses más duros de mi vida. Los chicos han estado cerca de mí en todo momento.

Me arrepentí de no haberla parado aquella mañana tras bajarse de mi coche. Pero ya era tarde para lamentarse, ahora solo quedaba seguir adelante y seguir entrenando.

No había salido del gimnasio en estos tres meses. Y me veía en forma para superarlo todo.

Los chicos estaban en mi casa aquella tarde.

– Dios, vaya partidazo.– murmuró Ferrán.

– Te he dejado ganar.– murmuró Balde.– No te flipes hermano.

Ambos empezaron a pegarse en mi sofá y yo los miré fijamente.

– ¿Juegas Gavi?– preguntó Balde.

Negué con la cabeza y me levanté del sofá para ir a la cocina.

Unos segundos después llegó Fermín y me miró fijamente.

– ¿Va todo bien hermano?– preguntó.

Me encogí de hombros y entonces se acercó para darme un abrazo.

– Céntrate, tenemos partido esta tarde.

Asentí pensando en que era uno de los partidos más importantes de toda la temporada, y que debíamos hacerlo de diez.

– Venga, vamos a ir a prepararnos que Xavi nos va a matar como lleguemos tarde. Sobre todo a ti.– murmuró.

Sonreí y entonces los chicos cada uno a casa. Yo aproveché y tras comer algo, me fui a dormir un poco.

Cuando me sonó la alarma me levanté del tirón para evitar quedarme dormido y me fui a la ducha para despejarme.

Me vestí y entonces me monté en el coche, arranqué y conduje hacia el estadio.

Iba conduciendo y tarareando las canciones que iban sonando.

Empezó a sonar "Sorry 4 that much" y subí el volumen.

"Antes de que te vayas a ir
Te quiero dar gracias por lo que pude vivir
Me hiciste tan feliz

Todo este tiempo junto a ti
Me hizo creer
En toda' las cosas que me hablaron de ti"

Al llegar al estadio me encontré con una oleada de aficionados esperando por un autógrafo, pero ya llegaba tarde y no podía pararme más, así que pasé de largo tras saludar y pedir perdón.

Aparqué y tras bajarme del coche fui directamente al vestuario para encontrarme con todos cantando y vistiéndose.

– Gavi como siempre, llegando tarde.– murmuró Pedri sonriendo.

– Me he quedado sopa.– respondí sonriendo y acercándome a mi taquilla para guardar mis cosas.

– Ya veo.– dijo Pedri riéndose.

Fermín llegó hasta mí y me saludó con una colleja.

Me desvestí rápidamente y entonces Xavi entró en los vestuarios, me echó una mirada de bronca y después de reírse, empezó a infundirnos ese valor y coraje que siempre nos daba antes de los partidos.

Después salimos a calentar y fuimos saludando a todos los aficionados que había allí, gritando y buscando un poco de nuestra atención.

Cuando acabamos de entrenar, entramos y me senté para beber un poco de agua.

– Hermano, céntrate eh.– murmuró Fermín mirándome.– Me encanta ser el suplente que te sustituye y robarte el sitio, pero quiero que te metas caña hoy.

Asentí mientras bebía agua y después me levanté para irme con el equipo titular.

Pedri y Ferrán se pusieron a hacerme bromas mientras esperábamos para salir y entonces entramos al campo.

Di dos saltos antes de entrar y entonces nos colocamos para saludar al equipo contrario.

Ganarle al Athletic de Bilbao era uno de nuestros retos más importantes del momento. Tenían a los hermanos Williams, que no eran moco de pavo. Había tenido la suerte de poder jugar con uno de ellos en la Selección y era un auténtico espectáculo verles jugar a ambos.

Cuando el pitido dio comienzo al partido empecé a correr buscando huecos, espacios y oportunidades.

Pedri me dio un pase y entonces me abrí para pasarle el balón a Lamine.

Le vi regatear por banda y entonces dio un pase por arriba a Lewandowski, quien remató de cabeza y marcó.

El estadio se levantó para celebrarlo y yo fui corriendo hasta Robert para tirarme encima y celebrarlo animando al público.

Tras aquel gol nos empataron, pero conseguimos marcar el segundo y entonces sonó el pitido de descanso.

Nos fuimos a los vestuarios y tras comernos la riña de falta de presión por parte de Xavi, volvimos a saltar al campo.

Aquella segunda parte no fue fácil para mí. Empecé a perder balones, no terminaba de dar los pases y por si fuera poco, no generaba ocasiones de gol, así que en el minuto ochenta y cuatro, Fermín me sustituyó.

Me senté en el banquillo y tiré la botella de agua al suelo.

– Eh. Tranqui.– espetó Sergi Roberto.

Solté un bufido y entonces nuestro Raphinha metió el tercer gol, haciendo que todo el mundo lo celebrase.

El partido acabó y entonces nos fuimos todos a los vestuarios.

Fermín me alcanzó y me dio un golpe en el hombro y alcanzamos a Pedri, Ferrán, Balde y Lamine.

Mientras llegábamos a los vestuarios fuimos haciéndole bromas a Lamine, aunque este pasaba de nosotros y caminaba alejado de nosotros.

Nos pegamos una ducha y yo empecé a reírme de Balde mientras me agarraba la toalla que tenía enrollada en la cintura.

– Vete a la mierda Gavi.– espetó Balde sacándome el dedo y girándose.

Yo fui hasta mi taquilla y la abrí para coger mi ropa y poder vestirme.

Me miré en el espejo y empecé a peinar el pelo. Me estaba creciendo demasiado y ya necesitaba un corte.

Fui hasta Raphinha para darle un abrazo y un beso después de haber marcado y entonces me palmeó la espalda sonriendo.

Volví a mi taquilla y entonces vi a los demás reunidos.

Me acerqué mientras agarraba mi camiseta.

– ¿Qué pasa?– pregunté.

– Nada, las chicas tenían competición esta mañana.– murmuró Ferrán.

Sentí una presión en el pecho y entonces los miré.

– Están en urgencias.– murmuró Fermín.

– ¿Qué ha pasado?– pregunté.

– Es Laia.– soltó Pedri.

Entonces mi mirada fue de unos a otros, esperando a que me dijesen que demonios pasaba con ella.

En ese momento estaba imaginando millones de cosas y estaba a punto de ponerme enfermo.

– ¿Qué coño ha pasado?– espeté.

– Se ha roto.– dijo Pedri.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

amai...

𝐇𝐎𝐖 𝐃𝐄𝐄𝐏 𝐈𝐒 𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐋𝐎𝐕𝐄 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora