V

5.4K 232 13
                                    

Estos días de entrenamiento habían sido agotadores, aunque había conseguido estar más pendiente de la coreografía.

Después decidí darme una ducha y aprovechar la tarde/noche con Aixa.

Estaba enjuagándome el champú cuando alguien entró en el cuarto de baño y solté un grito.

– Soy yo.– murmuró Aixa.

– ¿Sabes tocar a la puerta?– espeté cerrando el grifo.

– Perdón, es que ¿sabes qué me acaba de pasar?

Moví la cortina de la ducha y Aixa entró en mi campo de visión.

– Que.– respondí.

– Para que me contestes así, no te lo digo.– murmuró.

– Ya vale. Venga, ¿qué pasa?

– Pablo Gavi me ha invitado esta tarde a salir con él.

La miré fijamente esperando a que se tratase de algún tipo de broma, aunque su cara me dijo que no.

Era real.

– ¿Y esa cara?– murmuró.– No sé que ponerme, había pensado en ponerme un vestido.

Sentí una oleada de rabia subir por mi estómago y entonces cerré los ojos manteniendo la calma.

Entendía a Aixa, iba a quedar con él y estaba emocionada.

– ¿Vestido?– pregunté con más calma.

– ¿Sí no?

– Lleva una falda, bonita.

– ¿Puedes prestarme ese jersey rojo que tienes?– preguntó mirándose al espejo.

– Claro.– contesté con un hilo de voz.

Me lo agradeció y entonces tras abrazarme salió del baño.

Yo solté un suspiro y entonces me puse el pijama.

Claudia entró unos segundos después y la miré fijamente.

– ¿Nadie sabe tocar a la puerta?– bufé.

– ¿A donde va Aixa? Pensé que iba a quedarse contigo.– preguntó.

– Tiene una "cita" con Gavi.

– ¿Qué? Espera, ¿he oído bien?

– Sí.

– ¿Y qué le has dicho? Espero que hayas dicho que no.

– No he dicho nada.

– Eres tonta.

– Gracias.– murmuré.

– Es la verdad. Sé que es tu mejor amiga y que quieres que sea feliz y todo eso, pero estamos hablando del chico que ahora mismo te llama a ti la atención. ¿Vas a dejar que ella salga con él solo porque tú no te sientes lista para hacerlo?

Solté un suspiro y me senté en la tapa del retrete.

– Laia, te gusta ese chico, puede que tampoco sea para tanto y que se trate de una simple atracción y ya, pero no puedes renunciar a él tan rápido.

– No quiero distracciones en mi vida, Claudia.

– ¿Distracciones? Llevas años dedicándote a esto y nunca te he visto agobiarte tanto como ahora solo porque no te salen dos míseros pasos de la coreografía.– habló.

– Claudia...

– Perdona que te diga, pero me parecerías aún más inútil si dejases escapar a ese chico solo por poner de excusa la Gimnasia.

– ¿Puedo secarme el pelo?– murmuré.

– Vale. Consúltalo con el secador. O el cepillo. Pero hazlo.– ordenó señalándome con el dedo y saliendo del baño.

Solté un suspiro y después de secarme el pelo, Aixa ya se había ido.

Claudia se quedó conmigo jugando a las cartas un rato, aunque empezó a aburrirse y me pidió salir un rato. Acepté ya que me vendría bien para pensar.

Cuando salimos me convenció para ir a una cafetería y estuvimos hablando de la coreografía y de Patricia.

Al parecer Claudia estaba empezando a sentirse incómoda con las faltas de respeto de nuestra compañera y amiga.

Tania nos había dicho que teníamos que elegir a una capitana para representarnos en el campeonato y yo había pensado en Aixa.

Tenía determinación y disciplina. Además de que se le daba genial persuadir a la gente y eso podría sernos de gran ayuda.

Después mis padres me llamaron y me disculpé con Claudia para luego levantarme y coger el teléfono.

– Mi niña, ¿qué tal? ¿Todo bien ahí?

– Sí mamá, hemos estado muy ocupadas con la coreografía, los entrenamientos y el adaptarnos aquí. ¿Y vosotros? ¿Cómo estáis?

– Bien, ya sabes, tu padre está resfriado y no para de quejarse cada dos por tres, pero por lo demás, estamos perfectamente. ¿Qué tal llevas la coreo?

– Bueno, se me están atravesando un par de pasos, pero voy a seguir trabajando para lograrlos.

– Esa es mi niña.

Sonreí y entonces escuché una tos al otro lado de la llamada.

– Te voy a dejar cariño, papá viene histérico del trabajo. Mañana hablamos.

– Vale mamá. Os quiero.

– Y nosotros a ti.

Colgué y entonces volví hasta la mesa en la que estaba Claudia.

Jorge y Sara eran mis padres adoptivos. Me adoptaron cuando era muy pequeña, no recuerdo a mis padres biológicos pero tampoco me importa. Ellos han cuidado mucho de mí todos estos años y con eso ya es suficiente para mí.

Tras estar un rato más en la cafetería, paseamos un poco y después decidimos que ya era hora de volver a casa.

Al llegar a La Masía vi a Aixa bajarse del coche de Pedri y este nos saludó con la mano.

Nosotras respondimos a su saludo de la misma manera y nos acercamos a nuestra amiga.

– Desaparecida, ¿dónde estabas con el guapo de Pedri?– preguntó Claudia sonriendo.

– He estado con Gavi y los chicos han llegado justo después. Son majos.– murmuró Aixa sonriendo.

Yo la miré fijamente mientras me contaba lo que habían estado haciendo los chicos. Aunque no había contado nada de Gavi.

Cuando llegamos a la habitación Patricia estaba en su habitación leyendo y se acercó a nosotras para ponerse al día.

Mientras Aixa contaba la misma película yo fui al baño a lavarme los dientes.

– ¿Estás bien?– preguntó Aixa llegando hasta mí.– Llevas desde esta mañana con mala cara.

– Estoy bien, simplemente tengo sueño y estoy agotada. No me apetece seguir despierta.– respondí.

– Laia, a mí no puedes mentirme. Se te da de pena.– respondió.

– Genial, no esperaba que me creyeras igualmente.– contraataqué saliendo del baño justo después de enjugarme la boca.

– ¿Vas a pasar de mí?

– Te estoy diciendo que me voy a dormir.– repetí.

– ¿Puedes dejar de mentir y decirme qué demonios te pasa?– escupió agarrándome del brazo.

La miré fijamente y solté un suspiro.

– No me pasa nada, mi padre está resfriado y me preocupa. Nada más.

Aquello pareció creerlo, porque entonces asintió y soltó mi brazo dejándome por fin, irme a dormir.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

BOOOOMBA

𝐇𝐎𝐖 𝐃𝐄𝐄𝐏 𝐈𝐒 𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐋𝐎𝐕𝐄 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora