En cuanto abrí mis ojos sentí como la cabeza me daba vueltas.
Apenas recordaba nada de anoche y me preocupaba.
Pero cuando me di la vuelta y me encontré con Gavi, me preocupé aún más.
Me senté en la cama de golpe y tras cerrar un poco los ojos para acostumbrarme a la claridad me levanté rápidamente y me agarré a la pared para no caerme.
Recorrí la habitación de puntillas hasta llegar a la puerta y entonces abrí y salí.
En el pasillo me encontré con Aixa, que salía con el pelo envuelto en una toalla.
– ¿Qué pasó anoche?– pregunté.
– Te emborrachaste hasta las trancas. Creo que no follasteis, no te escuché.
Abrí los ojos y ella soltó una carcajada.
– Dúchate anda, Aurora nos ha dicho que vamos a comer por ahí.– murmuró abriendo la puerta de una de las habitaciones.
Entré al baño cerrando la puerta y me deshice de toda la ropa, después me metí en la ducha y cerré los ojos dejando caer la cabeza.
La puerta se abrió rápidamente y solté un chillo.
Gavi me miró fijamente y entonces me tapé todo lo que pude.
– ¿Qué haces? Sal de aquí.
– Vengo a ducharme.– murmuró.
– Pues espera fuera y ahora entras.– espeté.
– Me da que no.– murmuró y empezó a deshacerse de la ropa.
Tragué saliva y abrí los ojos al verle abrir la puerta de la ducha y entrar.
Lo miré a los ojos y me dio una sonrisa.
– ¿Me pasas el champú?– preguntó.
Parpadeé y agarré el champú para pasárselo.
Lo abrió y entonces me echó a mí en el pelo y se echó él mismo, después lo cerró y llevó sus manos a mi cabeza para enjabonarla.
Cerré los ojos y sonreí.
Después estiré mis brazos y enjaboné su pelo.
Me puso bajo la alcachofa de la ducha y sentí el champú caer por mi cuerpo.
Después se puso él y yo le ayudé a quitarse el champú.
Me enjaboné el cuerpo y unos minutos después salimos de la ducha.
Escurrí mi pelo en el suelo de la ducha y me enrollé el cuerpo con una toalla.
– Por mí me hubiera quedado ahí diez horas.– murmuró mientras se enrollaba la toalla alrededor de la cintura.
Me permití ahora babear. Llevaba el pelo despeinado y empapado, el torso mojado y las gotas resbalaban hacia abajo.
– ¿Quieres que me quite esto?– preguntó.
Me puse roja y aparté la mirada.
Le escuché reírse y me agarró de los brazos para mirarme.
– Sal antes de que haga una locura.– murmuró sonriendo.
Asentí y salí del baño rápidamente para ir a vestirme.
Aurora me prestó su secador de pelo y me lo sequé.
Cuando todos estuvimos arreglados salimos para dividirnos en los coches.
Yo iba en el coche de Gavi con él, Aixa, Fermín y Patricia.
Recorrimos el pueblo y yo miré por la ventana a todas esas chicas que miraban a Gavi embobadas.
Él creo que ni se inmutaba. Tenía que estar acostumbrado a crear esa expectación con todas las chicas.
Sentí que me apretaba el muslo y lo miré.
– Pon algo de música.
Me pasó su móvil y me metí en Spotify.
Puse "Diabólica" y él subió el volumen.
Aixa y Fermín cantaban en la parte de atrás, y Patricia simplemente estaba mirando el móvil.
Fermín insistió en poner una canción y "Perreo Lento" sonó por los altavoces.
– ¿Habéis dormido bien?– preguntó Gavi bajando el volumen de la música.
– Sí. Como un tronco.– murmuró Aixa y miró a Fermín sonriendo.
Gavi y yo nos miramos y sonreí.
Estaba claro que Aixa y Fermín andaban en algo, y me hacia gracia ver que ninguno ocultaba nada.
– ¿A dónde vamos a comer?– preguntó Patricia entrando en la conversación por primera vez.
– Vamos a un bar que hay fuera del pueblo, estamos llegando.– respondió Gavi.
Cuando llegamos nos bajamos del coche y me acerqué a Claudia. Me contó que ella y Pedri habían hablado mucho y que estaba muy ilusionada.
Sinceramente Pedri era el chico indicado para ella. Sus personalidades eran iguales y se entendían con una sola mirada.
Entramos todos y nos llevaron a nuestro reservado.
Pedimos para comer de todo un poco y cuando acabamos sentía que no podía ni moverme.
Al acabar nos montamos en el coche y solté un suspiro.
– Dios, parece que me he comido una vaca.– dije.
– Yo igual.– respondió Aixa.
Después de aquello volvimos a casa de Aurora y Gavi.
Al llegar vimos un coche aparcado y nos bajamos.
Cuando abrieron la puerta nos encontramos con dos personas: un hombre y una mujer, que por el parecido, eran los padres de Gavi cien por cien.
Me paré en la puerta y Gavi me agarró llevándome con él.
Aurora y él saludaron a sus padres y después nos fueron presentando a las chicas.
Aurora me dijo que la ayudara a hacer una limonada y acepté encantada.
– No te asustes, mis padres son muy buenos.– murmuró abriendo la nevera.
– No es eso, es que me ha pillado de sopetón.– respondí mirándola.
– Bueno, no son tontos y saben que contigo pasa algo, así que tampoco te vayas muy lejos.– dijo riendo.
Sonreí y tras preparar la limonada salimos al jardín donde los chicos jugaban a fútbol.
– Laia, acércate un momento.– murmuró Belén.
Yo me senté a su lado y ella me miró sonriendo.
– Mi hijo decía que no le pasaba nada, pero ahora que te veo, sé que me ha mentido.
Sonreí nerviosa y ella agarró mi mano.
– Cuéntame algo de ti cariño.– dijo.
– Pues hago Gimnasia Artística.– dije.– Vengo de Barcelona y tengo dieciocho años.
Ella asintió sonriendo y después miró a Gavi.
– Es un chico complicado, te lo digo yo que lo he criado. Pero le viene bien alguien que le ponga frenos.– comentó.
– ¿Freno?– pregunté.
– Es muy impulsivo, en el fútbol sobretodo. Anda que no se ha peleado con niños aquí en el pueblo veces, su padre ha tenido que ir a la plaza a buscarlo mil veces. No sabe perder.
Asentí mirando a Gavi, que acababa de hacer una chilena y estaba en el suelo.
Entonces pensé en la de problemas que iba a darme y supe que ya había firmado mi sentencia.
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Lo prometido es deuda, así que aquí lo tenéis jejejejjee
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𝐇𝐎𝐖 𝐃𝐄𝐄𝐏 𝐈𝐒 𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐋𝐎𝐕𝐄 +18 | Pablo Gavi
Novela JuvenilLaia ha estado años dedicándose a la gimnasia artística y ahora debe practicar en uno de los mismos lugares que gente igual de reconocida que ella, el equipo del FC Barcelona, aunque el encuentro con cierta persona, será algo que va a causarle probl...