XII

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Narra Gavi

Enseñar a Laia a bailar sevillanas había sido la parte más graciosa y difícil hasta el momento.

Habíamos decidido salir de la carpa para tomar un poco el aire.

– ¿No hay música más animada que no sea flamenco?– murmuró Claudia.

– Bueno, hay otras carpas.– murmuré.

Vi a Aixa y a Laia llegar del baño sin dejar de reírse.

Habían bebido demasiado.

Fermín se acercó a Aixa y esta asintió a lo que él le decía.

– Pues busquemos algo más ritmoso.– dijo Patricia.

Me acerqué a Laia y sonreí. Tenía las mejillas rojas del alcohol y de bailar.

– ¿Lo pasas bien?– pregunté.

Ella me miró fijamente y entonces asintió con la cabeza.

– Ven, vamos a buscar algo de reggaeton.– dije agarrando su brazo y guiando a todos.

Llegamos a las carpas del final y vi a mis amigos.

Agarré a Laia y la llevé conmigo.

– Hermano, esto está a rebosar, tened cuidado con las chicas, a la novia de Mario le han pegado una hostia en la cara.– murmuró Alejandro.

– Alejandro, ella es Laia.– dije.

Ella le dio dos besos y le sonrió.

– Encantado Laia, contrólalo.– murmuró.

Ella se echó a reír y asintió levantando sus pulgares.

Nos despedimos de Alejandro y entramos todos juntos.

"La Macarena" sonaba a todo volumen y las chicas empezaron a cantar a gritos.

– Creo que esto va a ser mala idea.– murmuró Fermín riéndose.

– Van a acabar muertas mañana.– admití.

– Estaremos un rato y después nos quedamos en tu casa ¿no?– preguntó.

– Claro, mis padres no están y hay habitaciones de sobra.– dije.

Pedri y Ferrán estaban bailando con las chicas, quienes se reían de todo.

"El Teke Teke" empezó a sonar y Laia y Aixa se miraron sonriendo.

– Esas dos no me dan buena espina.– murmuró Fermín señalando a Aixa y Laia.

– Sinceramente, a mí tampoco.– admití.

– ¡Atención todas esas mujeres solteras, una manita arriba!–gritó el Dj.

Aixa y Laia empezaron a bailar levantando las manos y miré a Fermín.

– Fermín, has perdido poder.– dije picándole.

– No tengo problema, sé que si se le acercan, viene a mí, así que estoy tranquilo.– respondió.

Las chicas estaban dándolo todo.

Laia se bebió lo que le quedaba de su copa y me acerqué a ella.

– Deberías dejar de beber.– dije.

– Tengo calor. Voy a salir a tomar el aire.– murmuró.

– Voy contigo.– dije.

Salimos de la carpa y entonces cogió aire.

– Laia, deberías comer algo.

𝐇𝐎𝐖 𝐃𝐄𝐄𝐏 𝐈𝐒 𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐋𝐎𝐕𝐄 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora