Capítulo 8: Una Gran Deuda

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Doflamingo entregó un billete de cien dólares al cajero, quien le dio la canasta de _________ junto con una curiosa sonrisa.

—De verdad disfrutas haciéndome la vida difícil —murmuró _________, mientras él la cogía del brazo y la alejaba de la multitud.

—Tampoco mi vida será fácil —su sonrisa era maliciosa cuando se detuvieron a la sombra del roble—. Tu madre cree que estoy comprando boletos para hacer que la chica del bikini se caiga al agua. Cuando sepa lo que he hecho, estoy seguro de que sacará mi equipaje al porche.

Durante un momento, la sonrisa infantil de Doflamingo hizo que se le acelerara el corazón.

—Esto no es un juego.

La sonrisa de Doflamingo perdió su humor.

—¿Quieres decir que, a pesar de todas tus protestas, querías compartir la canasta con ese Sabo?

—No —_________ se apoyó contra el tronco del árbol y miró, cansada, hacia la multitud que llenaba el parque—. Únicamente quiero mantener mi vida lo más tranquila posible. Sabo está furioso por esto y la burla que le harán los muchachos lo hará enfurecerse aún más.

Doflamingo dejó la canasta sobre el césped, colocó una mano en el tronco del roble, a un lado de _________, y le dijo:

—Y yo me veo a mí mismo como tu caballero andante.

Cuando ella lo miró a los ojos, un raro estremecimiento la recorrió. Después volvió a la realidad. Para él, todo aquello era sólo un juego, y no la había rescatado; no había logrado más que empeorar la situación.

—Yo no deseo serle útil a un guerrero de fin de semana, señor Donquixote —dijo muy estirada—. Que disfrute de su comida —y se alejó.

No estaba segura de hacia dónde dirigirse. Sólo quería estar sola. Esta vez, Doflamingo no la siguió.

—_________ —Sabo pronunció su nombre con aspereza cuando la alcanzó y caminó a su lado, minutos después—. Quiero hablar contigo... a solas.

Ella tuvo la intención de alegar un dolor de cabeza, pero eso sólo lograría posponer lo inevitable. Aceptó con un movimiento de cabeza y le dejó que la llevara a través del parque para dirigirse hacía la calle que llevaba al banco. Sabo abrió la puerta de su oficina y permitió que ella entrara antes que él.

Era una oficina enorme, teniendo en cuenta que se trataba de un banco pequeño. Un escritorio demasiado grande y pulido y dos sillas de cuero, estaban en un extremo de la habitación. En el otro, había una enorme mesa redonda, rodeada de sillas, y una alfombra oriental.

—Por favor, ponte cómoda —le pidió él señalándole una de las sillas.

Mientras ella se sentaba, él se dirigió hacia una pared de madera, que abrió para mostrar un bien surtido bar y un pequeño refrigerador. Por el sonido de los vasos, _________ dedujo que se trataba de cristales muy finos. Y supo que Sabo no había decorado esa habitación con mobiliario costoso sólo para mostrar lo que poseía. Había sido diseñada para intimidar. Cualquier cliente en perspectiva o socio de Sabo en alguno de sus muchos negocios, al entrar en aquella habitación sentiría que Sabo le estaba haciendo un favor con sólo atenderlo, con lo cual, él obtendría la ventaja psicológica en cualquier trato.

Sin embargo, _________ no se impresionó ni se inmutó. Pero se sintió preocupada. Los modales de Sabo demostraban demasiada confianza en sí mismo.

Abrió el refrigerador, sacó una botella de champaña y la llevó al escritorio, junto con dos copas. Mientras empezaba a destaparla, dijo:

—Creo que debemos celebrar nuestro compromiso.

_________ se puso rígida.

—Ya te he dicho que no tengo intenciones de volverme a casar.

—Tú te casarás conmigo —le dijo con frialdad. Hizo una pausa momentánea y después, observándola, esbozó una sonrisa—. Si no, tú y tu familia tendrán problemas económicos.

La mano de _________ se cerró con fuerza sobre el brazo de la silla, mientras intentaba no levantar la voz.

—¿Qué quieres decir con eso?

Sabo dejó a un lado la botella y la miró con ojos lascivos, mientras saboreaba el momento.

—He sido muy paciente contigo, _________. Pero mi paciencia se ha agotado. Sobre mi escritorio encontrarás una hoja de papel con un número escrito. Esa es la cantidad de dinero que me debe tu madre.

Sintiendo de repente que se le aceleraba el corazón, _________ se puso de pie y cruzó la oficina rumbo al escritorio. Nada la había preparado para el número escrito en aquella hoja de papel. La miró con incredulidad y después, con voz tan baja como un murmullo, alcanzó a decir:

—No puedo creerlo.

—¿Te has preguntado alguna vez de dónde sacó tu madre el dinero para pagar los funerales de tu padre? ¿O cómo hizo para pagar la cuenta del hospital cuando nacio Tama? —le preguntó con cinismo—. Debes recordar que fue prematura y que necesito muchos cuidados especiales.

—Mi padre dejó un seguro —le respondió, y al momento se dio cuenta de que el asunto del seguro había sido una mentira más de Harriet.

—Lo único que dejó tu padre fue un montón de cuentas en el bar y de deudas en el juego. Harriet estaba muy avergonzada para acudir a ti y a Ace para que la ayudaran a pagar todo lo que debía. Además, el garaje nunca dejó dinero suficiente como para que ustedes hubieran acumulado la cantidad de dinero que ella necesitaba —la sonrisa de Sabo se agrandó mientras seguía tratando de destapar la botella de champaña—. Así que acudió a mí y yo, personalmente, le presté el dinero que necesitaba. Cuando nacio Tama, le tuve que hacer otro préstamo. Durante todos estos años, nunca la presioné para que me pagara. De vez en cuando me daba alguna pequeña cantidad. Esos pagos ni siquiera podían cubrir los intereses. Así que, entre la suma de lo prestado y lo intereses acumulados, me parece justo que yo intente ser retribuido de alguna forma, ¿no lo crees?

—Te pagaré hasta el último centavo —prometió secamente _________.

—No podrías hacerlo ni en toda tu vida —la sonrisa de Sabo se desvaneció y apretó los labios—. Además, ya me estoy cansando de jugar y quiero tener una familia antes de que sea muy viejo para poder disfrutar de ella. Si no te casas conmigo, reclamaré el pago inmediato de lo que se me debe. Tendrás treinta días para pagármelo. Debo mencionar también que se me debe una segunda hipoteca de la casa en la que vives y que por tu garaje no te darán nada. No podrías conseguir más de quince o veinte mil dólares y tu madre me debe cuarenta y siete mil, más los intereses.

_________ luchó para mantenerse tranquila. Él tenía razón en su evaluación relativa a su situación financiera, pero _________ se negaba a capitular.

—Robin vino a visitarme hace días —continuó él y la sonrisa volvió a su rostro—. Un buen amigo de ella pronto saldrá del ejército y me ha contado que ha estudiado mecánica. Parece ser que, piensa venir aquí y abrir una gasolinera a un kilómetro del pueblo, justo en el cruce de la carretera principal.

_________ comprendió la amenaza. La gente del pueblo iba a su gasolinera porque era ella de la población y porque su gasolina era buena. Pero Robin y estaba segura que se referia a Franky él era muy conocido en el pueblo por muchas cosas de ingeneria que habia ayudado y estaba segura que su gasolinera sería tan buena como lo era la suya.

—Necesito tiempo para pensar —alegó _________ muy seria.

—Tómate toda la tarde para hacerlo —le ofreció él, descorchando la botella—. Pero ten en mente que quiero anunciar nuestro compromiso durante el baile de esta noche.

Sirvió las copas, cruzó la habitación y le ofreció una a la chica.

—Por nuestro futuro —brindó el hombre.

Mientras chocaba su copa con la de ella, _________ se quedó inmóvil. Debía haber una forma para salir de todo eso; pero, por de momento, no sabía cuál.



Espero que les guste no olviden VOTAR y SEGURIME.

Al Mejor Postor - Donquixote Doflamingo X READER 💗🦩🍋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora