CAPITULO 24 - BEAUTIFUL THINGS (PARTE 2)

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GINEBRA

— ¿a qué crees que me refería?

— A todo. — pensé ¿O no?

— ¿es lo que quieres? — pregunto el

— Dejare que me lleves a donde tengamos que ir

— ¿Confías en mí?

— ¿Debería tener miedo por eso?

— Me gustaría saberlo

— Si

Abrió la puerta de la camioneta, subimos y nos encaminamos a la siguiente aventura, le pedí colocar música y comenzó a reproducirse Beutiful things de Benson boone, es algo curioso ver como a veces las cosas se conectan para crear un momento inolvidable, sea bueno o malo, pero estaba segura que aquel momento seria único, él lo hacía único.

Hicimos varias paradas antes de llegar a un lugar antes del lugar final ¿Qué curioso no?

—¿Dónde estamos?

—es un lugar un poco especial para mi ¿te molesta si hacemos una parada?

—para nada

Eran las 10 de la noche cuando revise el celular por ultima vez y a mi parecer estaba muy lejos de casa, hacia frio esa noche y aunque hubiera dicho que no en mi mente alexander se quito su chaqueta para dármela y no morir congelada antes de que acabara la cita

—ven — señalo adentro del lugar — solía venir muy a menudo aquí, llevaba muchos años sin venir

—¿exactamente en donde estamos? — al entrar te recibía un piso marmolado blanco con un techo increíblemente alto, una recepción bastante amplia y sillones quiero creer que, para una sala de espera, si me pusieran a elegir entre ¿Qué tipo de lugar seria? votaría por el teatro, pero nunca he visto uno, solo quiero creer que así se ve

—Esta es la pista de hielo M.gureviBack, esta inactiva hace 3 años por falta de fondos, pero esta en Suiza hace mas de 10 años, a pesar de todo este tiempo sigue intacta

—¿patinas?

—Fatal

—entonces ¿Cómo conociste este lugar?

—por mi mamá — sentí que algo se quebraba en su voz, quise decirle que no necesitaba hablar de eso si no quería, pero él quería hacerlo y yo quería escucharlo, todos necesitamos ser escuchado a veces, necesitamos que alguien este ahí, no necesariamente para conversar contigo, para darte su opinión, mas bien... como una muestra de compañía y de no sentirse solo

—¿tu mamá patinaba?

—era la mejor—afirmo con una sonrisa de orgullo— cuando era niño mi madre decía que le encantaba venir a suiza por la maravilla de los paisajes, le encantaba la vista de los muelles, los trenes que iban de Francia a Italia, de Italia a suiza, moría con cada vista de atardecer en ginebra, pero lo que mas le encantaba era la pista de hielo, nunca aprendí, creo que a ella le daba miedo que entrara y me lastimara y a mi la verdad me daba miedo caer, yo nunca se lo dije pero ella siempre lo sabia y yo me conformaba con verla, me sentaba en uno de los escalones y la veía danzar una y otra vez, me maravillaba verla y siempre la comparaba con un cisne

—¿Por qué dejaste de venir?

—hace 3 años afirmaron que cerraría totalmente porque ya no estaban dando clases y las inversiones no eran lo suficientemente altas como para mantener la pista, así que lo cerraron, actualmente están vendiendo todo el lugar

—imagino lo difícil que debe ser para ti

—lo fue, decidí inmortalizar el recuerdo siempre, fuera a donde fuese ella siempre estaría mostrándose tan feliz, tan sonriente, tan única, pero, si me arrepiento de algo

—¿Qué cosa?

—haberle dicho que no a tantas posibilidades de estar junto a ella, tal vez me hubiera caído, me hubiera dolido un momento y mañana o pasado estaría mejor, pero al menos el recuerdo que tengo de ella también hubiera estado presente, me hubiera gustado decirle que sí.

—si pudieras devolver el tiempo atrás a ese momento ¿lo harías?

—sin dudarlo

—entonces no se diga más, vamos

—¿a dónde?

—por nuestros patines por supuesto— quedo pasmado al escucharme decirlo

—pero no se patinar sobre hielo

—pues yo tampoco, aprendemos juntos ¿te parece?

—¿y si nos caemos?

—de la misma forma nos levantamos, de eso se trata ¿no?

—de eso se trata— susurro más abajo

En la parte de atrás del recibidor estaban varios patines, al parecer alguien venia a limpiarlos porque no había ni una pizca de polvo en ellos, ambos nos pusimos los patines y aunque quería que fuera inevitable el miedo me consumía intensamente, pero verlo a el intentar algo que tal vez nunca vio capaz me hizo darme cuenta de lo valiente que podía ser, el miedo a veces nos puede frenar, pero también tiene el poder de impulsarnos, sacarnos de la sombra y hacernos brillar.

Entramos agarrados de las manos e intentamos mantenernos en pie al menos unos 5 minutos, fueron 3 como mucho cuando resbale y caí, me reí tan fuerte que me estaba ahogando y cuando el quiso ver que ocurría se cayo de la misma forma, lo intentamos al menos unas 4 veces hasta que decidimos salir para evitar que alguno de los dos tuviera una caída tan grave como para mandarnos al hospital

—gracias

—¿Por qué?

—por este momento— respondió

—creo recordar que fuiste tu quien me trajo aquí, tu me has dado el mejor momento

—creo que es mutuo, hay cosas que duelen con el paso del tiempo e incluso así a veces abren paso a dejarte sanar, a dejarte ser feliz, momentos como estos

Lo mire y sentí como las pupilas se me dilataban, el corazón me palpitaba mucho más rápido y la garganta se me resecaba, descubrí que muchas veces las heridas del pasado regresan a atormentarte, eso no te hace una mala persona, simplemente te hace humano y temer a lo que ocurra después de eso e intentarlo, aun así, solo te hace alguien valiente

—Bueno — comente — ¿cuál será la siguiente parada?

—¿algún dibujo que te gustaría rememorar por siempre?

—Ninguno por el momento ¿Qué tienes en mente?

—Iremos a tatuarnos.

Constelación de mariposas - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora