CAPITULO 33 - BEAUTIFUL 1

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GINEBRA

La noche anterior fue tan larga que desperté deseando quedarme entre sus sábanas, recordando cada roce de sus manos en mi piel, el olor de su cuerpo que aún seguía impregnado en el mío, como se electrificaba cada parte de mí y se me erizaban los vellos tan solo de pensarlo. Cerré los ojos mientras tocaba suavemente mi cuello recordando como me besaba poco a poco cada pequeño espacio. Si su plan era que no lo olvidara, bien, lo estaba logrando.

No quería que el momento terminara, así que si había alguna pequeña posibilidad de que regresara a la cama a seguir con todo no habría ningún inconveniente, habría sido un buen plan, pero tenía hambre, agarre el celular y descubrí que eran las 10 de la mañana, 5 llamadas perdida de mi madre, 2 de mi padre y 35 mensajes de mi mama, el ultimo diciendo "si estas viva responde"

"estoy viva". Respondí

Me levante de la cama deseosa de encontrarme nuevamente con el chico italiano que estuvo hace menos de 5 horas a mi lado, vi a mi alrededor para descubrir que el cuarto no estaba como lo habíamos dejado anoche, alguien lo había limpiado, estaba organizado, las almohadas en la cama, el piso estaba reluciente, los zapatos puestos en una esquina bien ubicados y la ropa que había escogido para un día ajetreado doblada en la silla del piano junto con la camisa azul que llevaba puesta anoche que claramente no estaba en esa posición ni mucho menos las habíamos dejado en ese lugar, tal vez la usaría nuevamente hoy y si ese fuera el caso quedaría descartado porque en vez de agarrar mi ropa termine saliendo de la cama desnuda a ponerme su camisa, grande, muy grande casi que un vestido, perfecto.

Sali para dirigirme a la primera planta, la casa se inundo de un olor delicioso a pan y café que no podía ignorar, baje suavemente las escaleras para descubrirlo ahí, cocinando, dos platos, cubiertos a los lados, una tacita de vidrio trasparente con dulces, un jarrón de flores amarillas que adornaban como centro de mesa, y del otro lado el, vibrando alegría, transmitiendo felicidad, estaba contento, lo sentía así, incluso la casa se sentía así, había mas luz, los rayos del sol entraban por las ventanas dando claridad a la casa, sintiéndola un hogar y lo observe, lo observe queriendo ver más allá de sus ojos cálidos y su sonrisa amorosa, quería desnudar su alma, conocer mas del hombre que anoche me mostro su lado gris, se que no estaba en este lugar ahora mismo, lo había dejado anoche entre el cansancio del sexo y las pesadillas, lo dejo en las sábanas junto conmigo, volvía a mostrarse fuerte porque no podía soportar la idea de que lograra verlo así de nuevo y aunque yo quisiera hacerlo sentir que podía ser débil conmigo, sabia que el no lo seria tan fácil.

—Buenos días— dije al fin

—Buongiorno farfalla — escucharlo era un orgasmo auditivo, no sé si era por la forma en como estaba vestido, si era porque aún seguía muy caliente o por su seductora forma de hablar italiano, cualquiera de las opciones la disfrutaría

—espero no te molesté —dije señalando la camisa—la tuya es mucho más cómoda

—te queda mejor a ti — "me quedaría mejor si no la tengo puesta, si no tengo puesto nada realmente". Pensé.

—¿seguro? Porque podría jurar que se te veía muy sexy anoche— su cara se tornaba roja poco a poco, el color subía desde sus pómulos hasta el resto de su cara— ¿qué has hecho de desayuno? — realmente no podía seguir dejándolo ponerse en esa situación porque no aguantaría ni un segundo mas para pedirle que lo hiciéramos en la cocina

—Un delicioso Cruasán con Capuchino, pero si no te gusta podemos pedir...

—tranquilo, me encanta

Estábamos comiendo en silencio, un silencio cómodo, un silencio hogareño, de esos que sientes cuando estas en familia, cuando estas cerca de alguien que quieres, de esos silencios que sin decir nada dices "aquí estoy si algo pasa" y te sientes bien con ello.

Constelación de mariposas - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora