Constelación de mariposas - TERMINADA

CAPITULO 38 - BESOS DE MADRUGADA

GINEBRA

¿Alguna vez has tenido esos momentos fugaces de felicidad inmensa que crees que no acabaran nunca pero que algo los frustra? He tenido muchos de esos, para mi mala suerte prefiero aferrarme a los momentos buenos, intento ignorar los malos y que en algún momento de mi vida todo eso lindo que paso se volvió una tormenta intensa de ansiedad, depresión y dolor, pero otra vez no paso, otra vez está el caos por encima de cualquier recuerdo bueno, otra vez me invade el miedo, el temor, otra vez siento que algo me aplasta el pecho y no me deja respirar, debo entrar a casa, no puedo permitir que nadie me vea así, no de nuevo, intento correr lo más que puedo solo son dos calles de diferencia pero siento como si mis zapatos fuera de plomo, las lágrimas que pasan por mi cara se sienten como hielo quemando la piel, me siento la piel fría, tengo frio ¿hace frio realmente o solo es otra reacción del ataque de pánico? Tengo un ataque de pánico, perfecto. Después de caminar a fuerza las calles que tenía antes de llegar a mi casa me frene en la entrada, estaba cerca, un chillido agudo inundo mis oídos, como el silbato de un entrenador que nunca deja de sonar, intente tapármelos, pero el sonido se apoderaba de mis sentidos y yo estaba perdiendo esta batalla, la respiración poco a poco se ralentizaba, ya casi llegaba a la puerta solo eran unos pasos y aun así se sentían tan lejos, di un traspiés y el mundo se movió con lentitud ¿puede pasar así? Estar en un momento crítico y sentir que el mundo se detiene a tu alrededor, sentir que todo avanza mucho más lento que tú y lo único que recuerdas en tu vida es todo lo que tal vez nunca harías y todo lo que perderías después de eso. Alguien me sostuvo a tiempo, su aroma inundaba mi olfato, una colonia muy peculiar, la había percibido antes en varios lugares, en varios momentos, mi vida retrocedió a meses antes cuando caminaba a casa y me choque con un extraño que trotaba en la noche justo antes de hacer mi llamada a Radioestel, era el mismo aroma y pensándolo bien su voz era idéntica a la de él, no quería voltearme porque sentía que si no estaba me quebraría y si en dado caso si fuera el, me quebraría el doble y no estaba lista para eso, no estaba lista para que el viera lo rota que estaba

—Mariposa—Sentí la preocupación en el tono de su voz, en su respiración y en la forma en cómo me miraba, lo sabía yo no quería mirarlo a él, por lo mismo, sabia que el me haría sentir en calma, en paz y me haría sentir mejor después de lo que había pasado, pero yo no quería correr hacia él, una parte de mi sentía el remordimiento de lo que paso, pero ¿Qué paso realmente? Nunca lo supe porque el nunca me lo dijo y realmente quería saberlo, quería que el me dijera que había ocurrido, porque me había dejado porque yo quería estar con él, fuera lo que fuese quería estar con el y era ilógico, pero así es el amor ¿o no? Te convierte en alguien irracional.

—Ten cuidado, ven —Decía mientras yo entraba a su casa porque me había olvidado de donde había dejado las llaves de la mía, tal vez nunca las agarre, tal vez las perdí o no quería entrar ahí

Estuvimos en la sala un momento mientras respiraba lentamente y el iba a la cocina por un poco de agua, lo observaba de reojo porque no quería que el se diera cuenta de que lo estaba escaneando y de que quería saber si al menos esta persona que volvió era la misma que se había ido hace una semana, 1 minuto después regreso a mi con un vaso de agua y una cara de preocupación que había querido evitar ver

—Todo está bien ahora ¿Cómo te sientes?

—Estoy bien —Respondí

—No tienes que mentirme, se que no es verdad

—Entonces no hagas preguntas tan obvias, ya sabes cómo estoy —Bajo la cabeza y supe que estaba siendo muy antipática con el —Lo siento yo... el me hace enojar

—¿El? —Mierda, ahora a explicarle porque tuve el ataque de pánico, tal vez debería decirle o no

—Tuve una discusión a unas calles atrás con alguien