Constelación de mariposas - TERMINADA

CAPITULO 10 - THE REASON

ALEXANDER

Si pudiera describirla en una palabra seria Maravillosa, eso fue lo primero que pensé cuando la vi la primera vez; usaba un vestido largo de color amarillo y unas sandalias de tacón pequeño color crema con cintas que se amarraban hasta casi llegar a su rodilla ¿Qué cómo lo sé? La observaba a lo lejos, ¿podría pasar como un acosador? Probablemente, pero eso te hace hacer el amor, cometer estupideces. Su cabello era tan largo que bailaba sobre sus caderas, normalmente lo usaba suelto, con uno que otro cintillo que la hacía lucir hermosa, nunca se lo dije, tal vez por miedo, tal vez temor, pero siempre quise que ella supiera que esos 1,53 cm eran los que me volvían loco cada mañana al despertar y cada noche al irme a dormir. Se que uno no debe tener expectativas de nadie, porque las expectativas acarrean decepciones, pero, si me tenía que sentir culpable por pensar en ella como lo hacía sería capaz de cumplir cualquier castigo que impusiera el mundo para mí.

10 años pensando si valdría la pena acercarme y luego después de mucho tiempo comenzó a salir con alguien más, vi como el brillo fluorescente que broto de ella por tanto tiempo se iba apagando cada vez más; no iba a culpar a la vida ya que me dio mucho tiempo para acercarme y aun a pesar de eso decidía mantenerme alejado ¿Por qué? Me lo pregunto diariamente, creo que nunca me sentí con suficiente valor como para acercarme.

1 años después el poco brillo que quedaba se apagó totalmente, no creo que ella se haya dado cuenta, no en el momento en que se pone su armadura y junto a ella la máscara que muestra al mundo, esa donde demuestra que todo está bien, pero aun sigo escuchándola en las madrugadas llorar en el balcón, quejarse en soledad y reprimir sus lágrimas cuando alguien dice algo que le afecta, se hace fuerte pero en el fondo sé que necesita alguien en su vida con la que pueda sentirse segura, todos necesitamos eso incluso cuando negamos hacerlo.

Actualmente

Desde esa noche supe que las cosas cambiarían, de pronto estaba equivocado y no era ella, tal vez la imaginé, tal vez quería que fuera real, que me respondiera, pero había sido demasiado tarde al menos para mí.

Esa noche me quede dormido temprano, no trabajaba hoy y cada que pasaba eso sentía la presión de las pocas horas de sueño tocar a mi puerta, debía preocuparme un poco más por mí, estaba descuidándome de a poco, no es como que engordaría o quedaría calvo, pero había cierto brillo que con el tiempo también se disminuía de mis ojos, tal vez el cansancio, la desesperación o el remordimiento. 4 llamadas perdidas de mi padre, podría estar equivocado en muchas cosas, pero no en las razones para contactarme, quería seguirme convenciendo para regresar a Italia y trabajar en el buffet, el increíble Lagmorthi, uno de los 5 buffet de abogados más importantes de Italia, claro que el heredero principal debía ejercer su rol lo más pronto posible, pero no era lo que yo quería, lo mío era más especial que eso, al menos, para mí.

De alguna forma logro sonar la 4 alarma del celular, demasiado tarde, 10:30 a.m. la segunda clase de la universidad estaba a punto de comenzar y yo aún estaba en cama, al parecer, el sueño fue mucho más pesado de lo que parecía.

Me cambie lo más rápido que pude, me arregle, colonia, zapatos, cepillarse los dientes y a correr, cerré la puerta lo más rápido que pude di uno que otro saltito para acomodarme los zapatos mientras me acercaba a la reja de la casa y no me percate, no pude darme cuenta, no a tiempo, salí tan rápido de la casa con la mirada clavada al piso que no me fije a quien tenía en frente, ella iba saliendo de casa al mismo tiempo que yo, era difícil no poder quedar hipnotizado, tenía algo en sus ojos que me hacía perderme por completo, el color de la esmeralda brillaban intensamente cuando choco con los míos que de alguna forma hacían mucho juego con los de ella.

— Buenos días — dijo sonriendo como solo ella suele hacerlo, estaba de buen humor, sus ojos se achicaron al mismo tiempo en que se agrandaba su sonrisa

Buenos días — respondí