CAPITULO 26 - LA COPA DE GINEBRA

14 1 2
                                    




ALEXANDER

      Aun recuerdo el momento en el que me despedí de mi madre, lo hice tantas veces que me resulta difícil olvidarlo por completo, recuerdo a mi padre decir una y otra vez las mismas palabras ante cada persona que se acercaba para darnos el pésame, era una hilera de "mi sentido pésame", "lo siento mucho", "lamentamos tu perdida" y la más mencionada "debes estar mal" pues claro que lo estaba, había perdido al amor de su vida ¿Quién no lo estaría? No necesitábamos ninguna de esas frases monótonas y automáticas que salen de las personas cuando alguien muere, no queremos abrazos fingidos, lagrimas a medias ni hipocresía disfrazada de disculpas, queríamos paz, odiaba los funerales, odiaba estar cerca de las personas, estar cerca de muchas personas me agobiaba, me atormentaba y las palabras repetidas una y otra vez desencadenaron lo que seria mi primer ataque de pánico. Era un niño, nunca fui a donde el psicólogo y mucho menos me explicaron que era un ataque de pánico o lo que lo desencadenaba, no sabía si algo había en mí que me hacía producirlo o peor aún, si siempre estuvo y nunca lo había notado y si había algo malo en mi ¿Por qué? ¿Cómo algo tan horrible estaría en alguien bueno? Fui creciendo cada vez más y cuando cumplí los 15 volví a tener otro ataque de pánico, recuerdo que la profesora nos había pedido participar en las actividades matemáticas, varios chicos se burlaban de que no podría hacerlo mejor que ellos, falso, sabia que podía, siempre fui muy bueno en matemáticas pero por alguna extraña razón comencé a sentir nuevamente los mismos síntomas de hace tiempo mientras caminaba a la parte delantera del salón, ese golpeteo en el corazón que se siente como si hubiera corrido una maratón, las náuseas, que todo a mi alrededor girara, esa sensación en que sentía que se cerraban mis pulmones y el oxígeno no corría por mi cuerpo y esa brisa en el cuello que terminaría siendo el inminente ataque de sentir que moriría aquel día en medio de todos, en ese momento no sientes nada más que aquello que te pasa, como si te teletransportaras a una caja diminuta en la que no puedes ni siquiera respirar; luego de ese vinieron 4 ataques más, uno detrás de otro, fue cuando mi padre decidió llevarme al doctor el cual este me remitío a psicología para decirnos que yo, siendo un joven de 15 años sufría de ansiedad social. Solo escuchaba la voz de mi padre decir una y otra vez que era una locura, que me ha visto conversar con mis primos, que me ha visto saludar a los vecinos

—cómo es posible que sufra de eso si lo he visto todos los días hablar una y otra vez con el señor que trae el periódico

y el psicólogo le respondía lo mismo que escuche decir cuando solo era un niño

—una persona que sufre de ansiedad social pueda hablar con otras personas sin problema en algunas situaciones o con ciertas personas. La ansiedad social no significa que la persona sea incapaz de hablar en absoluto, sino que experimenta una intensa ansiedad o malestar en situaciones específicas o con ciertas personas, el puede que entable conversación con el cartero, el de limpieza o el que riega las plantas, pero solo porque le brindan la paz y la serenidad que tal vez no encuentra en estos espacios que le ocasionan los síntomas antes vistos.

La muerte de mamá no tuvo la culpa, yo fui defectuoso desde mucho antes, solo que nadie lo había notado.

Actualmente

Sentí que la noche anterior fue un total éxito, Ginebra poco a poco estaba abriéndose conmigo, antes de irme a dormir el teléfono vibro en medio de las sábanas, era ella

Ginebra

¿así que una copa de ginebra?

Alexander

¿qué más original que eso?

Fue tierno ver como intentaba no preocuparse por dejarme diseñar algo que quedaría en su piel para siempre

Horas antes

De camino a la tienda de tatuajes

—siempre me han dicho que un profesional no debe traer tatuajes, aunque yo siempre lo he querido

—siempre es bueno hacer lo que quieres, al menos una sola vez

—¿aunque sea todo lo contrario a lo que pidan?

—con el tiempo aceptan que quien está viviendo esa vida eres tú, no ellos.

Actualmente

Me había dado un baño antes de tocar la cama y no sé si  fue toda la aventura, la emoción del momento o el dolor en el brazo, lo que me hizo sentirme mas liviano que de costumbre, el brazo me ardía demasiado, pero era un dolor satisfactorio, tal vez era por el calambre de tener el brazo en una sola posición bastante tiempo, la serpiente que estaba enroscada en mi brazo o la copa de ginebra diminuta que se escondía entre otro de mis tatuajes, ella no lo sabría, no a menos que estuviera demasiado cerca de mi y si yo no tuviera camisa. La noche fue demasiado corta para todo el tiempo que quería estar con ella, pero dejaría que siguiera su rumbo aun me faltaban 2 citas, 2 citas de las cuales esperaba alcanzar un sí, un "no sé cómo funcione, pero quiero intentarlo" yo solo necesitaba eso porque haría que valiera toda la pena del mundo, ella lo valía.

Constelación de mariposas - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora