CAPITULO 25- LA CITA PERFECTA

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GINEBRA

Querida yo:

¿Alguna vez has estado en un momento increíble con una persona increíble? y solo piensas... ¿Por qué demore tanto tiempo en encontrarte? Me he hecho esa pregunta tantas veces los últimos 3 meses, cada vez que lo veía a los ojos, cada vez que lo abrazaba, cada vez que me agarraba de la mano o tocaba su cabello inconscientemente mientras conducía me preguntaba lo mismo, me habías dado la oportunidad de elegirte, de aceptarte en 5 citas diferentes y en mi mente jamás dejo de pensar que cada una era mejor que la anterior, se trataba de mí siempre, pero... esta vez, por esta vez decidiste abrirte a mí, contarme algo que te pertenecía y eso lo hace mas valioso, lo hace especial, si me preguntaran cual cita es mi favorita, diría esta sin siquiera saber cuáles serán las otras dos, esta sin duda fue... la cita perfecta

Querida yo, no lo olvides

Actualidad

—¿ya decidiste que te harás?

—aun no, dejare que terminen contigo primero así yo podre decidirme

—si quieres puedo elegir por ti

—¿y darte toda la libertad de poner en mi cuerpo cualquier cosa que digas? Ni de broma

—¿tan poca fe me tienes?

—te sorprendería la fe que te tengo comparada con la que le tengo a los demás

—entonces está hecho, terminamos conmigo y yo decidiré que tatuaje te harás y como soy buena persona te dejare escoger el lugar

—Vamos a beber algo después de esto

—¿Quieres beber conmigo?

—¿Por qué te sorprende?

—conociendo lo que ocurrió la ultima vez entre nosotros y una botella, no, espera — hizo una pausa — varias botellas, preferiría evitar todo lo que conlleve alcohol

—Aun no me dices que hice realmente ¿tienes miedo de que lo intenté de nuevo?

Comenzó a reírse, pero fue solo unos segundos antes de que Nate (el tatuador) le diera un golpe en la cabeza por andarse moviendo.

—Listo, terminamos —dijo nate

Se levanto de la silla negra y se sacudió, imaginó que se le acalambro una parte del cuerpo por estar en la misma posición bastante tiempo y luego me miro directo a los ojos, una mirada de "es tu turno" fue suficiente para darme electricidad por todo el cuerpo, la única diferencia es que esa mirada venia llena de retos, de deseo, de placer y yo ya no sabía cómo tomar esas señales. Lo mire de reojo mientras me acomodaba en la silla en la que antes estaba el, lo observaba mientras el se acercaba al espejo y se miraba el brazo ahora tatuado, el brazo donde ahora había una serpiente enrollada alrededor que se enroscaba hasta su muñeca, un tatuaje que de seguro querría tener en mi cuello, no necesariamente el tatuaje... tal vez solo... El pensamiento voló de mi mente perversa de uno a otro momento llegando a la realidad en cuanto escuche la voz de nate a lo lejos

—chica? — decía mientras chocaba los dedos frente a mi rostro para que lograra reaccionar

—¿sí? —respondí

—¿Dónde te quieres hacer el tatuaje?

—Mmmm — lo mire a él, luego mire a Alexander, no sabia que decir, solo deje que mi mano lo guiara — Aquí — señale justo debajo de la clavícula

Tanto Nate como alexander se secretearon un tiempo, se acercaron a un cuaderno y bocetaron lo que creo seria mi primer tatuaje

—Probablemente no podremos ir a tomar después de esto, pero para garantizar mi seguridad te daré una cerveza aquí para alivianar el dolor

—así que si duele...

—solo un poco, pero puedes soportarlo

Me acerco una cerveza y tome un gran sorbo antes de que Nate comenzara a dibujar, las agujas entraban y salían de mi piel, era un tatuaje unicolor, lo sabía, color negro de estilo lineart, si tenía razón, dolía un poco, un poco menos de lo esperado, pero, si tenía razón, lo podía soportar... en realidad duele mucho más un corazón roto.

Media hora después y 4 cervezas en mi cuerpo hicieron que el tiempo pasara más rápido y el dolor fuera disminuyendo, Alex no me dejo ver en ningún momento el tatuaje, dijo que lo viera en casa y que si no me gustaba podía cruzar el balcón y golpearle la cara

Eran las 2 de la madrugada cuando llegue a casa, mis padres claramente no estaban, no tenía miedo de recibir una represalia por llegar a esa hora, así que simplemente abrí la puerta, le dije a Alex que pasara, pero el solo se quedo en la entrada

—¿no entraras?

—prefiero quedarme aquí

—entonces... ¿nos vemos mañana?

—esta bien

—gracias por este día, la pase increíble

—gracias a ti por acompañarme

—¿no me dirás que hice esa noche?

—creo que ya te lo había dicho, pero no me creíste

—es porque se que no es cierto

—entonces soy un mentiroso

—tal vez y si es así, es mejor que vea el tatuaje ahora mismo

—si lo haces dañaras la sorpresa

—¿estas seguro que no es visible?

—muy seguro

—no lo sé... no se siente muy confiable lo que dices

—la única forma— se acercó a mi aprisionándome a la pared— de que ese tatuaje lo puedan ver las demás personas — decía mientras corría la manga de la camisa y la bajaba hasta mis hombros— es si estas así de descubierta — acerco su boca a la piel desnuda — y si esta así de cerca — y soplaba justo donde se encontraba el tatuaje

Un cosquilleo recorrió mi cuerpo, sentía la garganta reseca, me humedecí los labios y mi corazón se acelero

—Creo que es mejor entrar

—si, es lo mejor, descansa mariposa

—Buenas noches, Alex.

Luego de cerrar la puerta y subir rápido a mi habitación, me quité la ropa completamente para darme cuenta del dibujo que ahora se posaba cerca de mi hombro izquierdo, sonreí al ver la curiosidad de la figura.

Agarre el teléfono para dejar un mensaje:

Gin: ¿Así que una copa de ginebra?

Alex: ¿Qué más original que eso?

El mensaje quedo en el aire, porque luego de haber leído aquello, no pude evitar escribir de ese día, tomé mi cuaderno y comencé a escribir cada cosa que ocurrió hoy, no quería olvidar nada, no quería olvidarlo a él, no quería olvidar lo que me hacía sentir y comencé a escribir

Querida yo:

¿Alguna vez has estado en un momento increíble con una persona increíble?

Constelación de mariposas - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora