Capítulo 31: The lovely dream [Epílogo]

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Max conducía al lado de Sergio. Había pasado solo un mes desde que escaparon juntos y habían sido los mejores días de sus vidas.

Christian se aseguraba de que no les faltara nada.

Para él seguían siendo sus hijos amados.

El rubio sonrió al ver a su novio tan feliz. Sergio acerco su mano a la mejilla de Max y la acaricio delicadamente.

—¿Alguna vez te he dicho lo mucho que te amo? —Pregunto el rubio mientras le dedicaba pequeñas miradas llenas de afecto.

—No tanto como yo lo hago—Respondió el pelinegro como si de una competencia se tratase.

Habían discutido en varias ocasiones sobre ese tema.

¿Quién ama más a quién?

Sergio estaba seguro de que era él. Sabía que se enamoró profundamente del rubio, al punto de sacrificarlo todo por su bienestar.

Daria su vida por verlo bien. Por hacerlo feliz.

Pero Max era un ferviente competidor.

El rubio alegaba que él se había enamorado con mayor intensidad. Estaba dispuesto a complacer a su pareja en todo lo que quisiera.

Arriesgaría todo por él.

Dejo su vida atrás por él.

Pero si de algo estaban seguros, es que lo suyo era real. Siempre lo fue.

No importaba si alguien creía lo contrario, ellos siempre probarían que estaban equivocados.

Porque Sergio amaba a Max más que a su propia vida.

Y el rubio lo necesitaba más que al aire que respira.

Porque Max no quería conocer otra vida que no fuera a su lado.

El pelinegro desvió la mirada al ver su teléfono sonar.

Era su padre.

Sin embargo, Sergio no estaba listo para volver a hablar con él.

Tantos años sufriendo en silencio no podían ser olvidados.

Su padre tendría que aprender a vivir sin él, así como Sergio aprendió a criarse solo.

Max no podía intervenir en ese tema.

Si había alguna otra victima de Toto, ese era Max.

Pero el rubio no buscaría una reconciliación, sino una disculpa.

Porque nunca mereció sus insultos ni sus golpes.

Toto decidió odiarlo mucho antes de conocerlo.

Sí, Max no era perfecto, Sergio tampoco lo era.

Pero se complementaban mutuamente.

Se comprendían como nadie más lo hacía.

Y se amaban como si sus vidas dependieran de ello.

Habían encontrado una vida tranquila en los ángeles, aunque sabían que tarde o temprano debían volver a casa.

Pero en su lejanía, sus corazones podrían vivir con una paz nunca antes imaginada.

Claro, siempre y cuando blogs como Good boys go bad no volvieran a estar en línea...

══ᴄʀᴀᴢʏ ᴅᴀʏꜱ ᴀɴᴅ ɴɪɢʜᴛꜱ══~ᶜʰᵉˢᵗᵃᵖᵖᵉⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora