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JongDae seguía guiando a SeokJin, quien iba caminando callado, si decir que estaba pensando en lo que paso, estaría mintiendo, él no estaba pensado, su mente estaba en blanco.

—Vaya, creo que, si te dolió, ¿no?

El tono burlón de JongDae lo hizo regresar, dándose cuenta que seguía caminando con él, y que seguía agarrando su brazo. En un movimiento brusco, se soltó de él, haciendo que Dae lo mire arqueando la ceja.

—¿Qué crees que haces?, vámonos a casa ya.

—¡¿Que se supone que haces tú?!

Estaba alterado, SeokJin tomó camino contrario, volviendo por donde habían ya pasado.

—¿Iras tras él?, ¡acaso no te das cuenta!

Se estaba irritando, tomó y jaló del brazo contrario, el cual hizo que SeokJin soltara un quejido.

—¡Déjame! ¡Eso ya no debe interesarte!

Había gente pasando, cosa que hizo preocupar a JongDae.

—Mira, deja de armar show, y vámonos.

Le dijo susurrante, sin quitar lo fastidiado que estaba.

—¡Prefiero tener un horrible dolor de estómago que irme contigo!

Se expresó en tono burlón, sabía que lo había sacado de quicio. Con una sonrisa amplia, volvió a soltarse bruscamente de su agarre y salió corriendo.

—¡SEOKJIN!

Ese grito pudo escucharse en todo el lugar, pero eso no lo detuvo, dobló por la esquina por donde pasaron. Quería ir a cualquier lugar, a excepción donde JongDae o su departamento. Al final terminó por ir a su departamento.

Mientras con NamJoon, momentos después de que SeokJin se marchara...

NamJoon lo vió irse con aquel chico, tenía el presentimiento de que lo conocía, pero seguía sin recordar. Unos sollozos lo hicieron volver.

—Perdón papá.

Dahlia, su hija, la tenía enfrente suyo. Olvidando por un momento lo sucedido, la cargo y la abrazo, uno que tenía guardado con cariño y amor para cuando la volviera a ver.
No fue un buen reencuentro.

—Dahlia, mi niña, mi hermosa hija.

Ya no pudo contener más sus lágrimas. Tanto tiempo sin verla. Los dos se separaron, y NamJoon le preguntó lo que había dicho antes.

—¿Por qué quieres que te perdone mi amor?

—Mamá me obligo a hacerlo, me dijo que no lo dejara ir, o si no nunca lo volvería a ver.

Su tierna voz era cambiada por lo triste que se sentía.

Empezó a llorar de nuevo, pero NamJoon tomo su pequeño rostro y limpio sus lágrimas con su pulgar. Ahora estaba enojado.

—No te preocupes mi vida, no es tu culpa. Yo lo resuelvo, llévame con mamá

La menor lo toma de la mano, y le sonreía, extrañaba a su papá, esos momentos donde la llevaba a pasear, o de compras. Llegaron donde la chica estaba, esperándolos.

—NamJoon, que gusto volver a verte.

YeJi le sonreía cínicamente, mientras tomaba la mano de Dahlia.

Hwang YeJi, una chica de cabellos rojizos, alta y de buen cuerpo, una chica elegante con una mirada felina. Se encontraba de pie mirándolos.

—No sé si decir lo mismo de verte a ti.

𝓓𝓾𝓵𝓬𝓮 𝙄𝙣𝙨𝙥𝙞𝙧𝙖𝙘𝙞ó𝙣. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora