Interludio 18.5

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Alguna vez una orgullosa asesina que fue miembro de la Escritura Negra, una humana al nivel de los héroes... Y sin embargo, aquí se encontraba, babeando mientras devoraba la pasta hecha de atún y mezclada con quien sabe que.

La única comida que comió desde hace semanas.

Su aspecto una vez hermoso y sensual, ahora era un desastre animal y salvaje que apenas se podía diferenciar de un animal salvaje.

¿Cuánto tiempo estuvo ella, la una vez magnífica Clementine, aquí? ¿En esta fría y oscura celda de piedra indestructible? ¿Siendo torturada una y otra, y otra vez por esa mujer verde y sus subordinados turbios, cada uno decenas de veces más fuertes que la una vez gran Señora Clementine?

No lo sabía. No lo quería saber. No podría saberlo. E incluso si lo pudiera, no le serviría de nada.

Hace tiempo que había dejado de pensar. Solo la locura le dió la bienvenida mientras su perseverancia no era más que un delgado hilo en forma de la sensación de dolor y terror que se aferraba a su mente racional, evitando que se vuelva completamente loca.

Su compañera de celda, una mujer de piel oscura y cabello plateado, la miró inquieta y asustada mientras comía de la misma pasta en una esquina de la celda.

Ambas estaban desnudas.

La ropa, la comida, el agua... Cualquier cosa era un privilegio que cosas menos que animales, menos que ratas, apenas tenían.

Edstrom estuvo mucho menos tiempo aquí que Clementine... Mucho... Pero ella no se encontraba en mejores condiciones. Estaba trastornada.

Después de todo, ser destripada una y otra vez como un pez no era una experiencia agradable. Sentir como raíces espinosas se deslizaban por sus venas, inyectando veneno como ácido en cada célula... Tampoco lo era.

La puerta de su celda se abrió.

Clementine se estremeció como gelatina, y se sentó temblorosa en cuatro patas en el suelo cubierto de paja, como un animal esperando a su dueño abusivo, temiendo que sea golpeado.

Por otro lado, Edstrom abrazó sus piernas y se intentó arrastrar lo más posible contra su esquina, queriendo hacerse lo más pequeña posible.

Clementine no lo había experimentado, no lo sabía incluso si había estado más tiempo aquí... Pero Edstrom sabía vagamente quien era la mujer que abrió la puerta de la celda. Ella se había atrevido a desafiarla como una tonta. Obedeció al idiota de Zero para enfrentarse a ella... S-Si tan solo hubiera sabido... No... No es como si hubiera podido saber que se enfrentaba a un monstruo tan horrible...

"Bueno~ Bueno~ Miren quienes son~ Los animales más estorbosos de Titania~" La Reina de Titania, la causante de todo su sufrimiento, rió entre dientes.

No conocían su nombre. No se les permitió saber... Bueno, Edstrom la conocía como Nyx Morgause... Pero... Obviamente ese no era más que una identidad falsa, denotando falsa debilidad... Falsa esperanza...

Tampoco es que se les permita hablar. Cada letra que salga de sus bocas, era un latigazo con cadenas al rojo vivo contra sus espaldas después de usar hechizos de aumento de sensibilidad sensorial.

Los tacones de la reina dieron un pequeño paso al frente, sin llegar a tocar la paja sucia que cubría el 'suelo' de las dos mujeres.

Sus brillantes ojos rojos como infiernos escanearon la celda brevemente.

"Vaya~ Estuvieron viviendo mejor de lo que imaginaba~ Que amable es Carmellitian~" Se colocó una mano sobre su boca, y rió. La oscuridad cubrían los detalles, pero su figura era inconfundible para Edstrom.

Overlord Fic: La Rosa Roja y la Rosa NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora