Cap 24

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La fila de subordinados traídos de Titania estaba firme, lista para recibir órdenes.

La mirada de su Señora, Black Abyss, los hizo temblar de emoción y nerviosismo.

La misma miró las cartas en sus propias manos y las ordenó, luego mirando a los presentes mientras resistía la tentación de rascarse la cabeza.

"Como sabrán, fueron traídos para trabajar en mi nombre como Embajadores del Reino de los Dioses, Deorum Regnum. La tarea es simple, entregar éstas cartas y responder las preguntas que los líderes de tales Reinos tengan sobre éste nuevo Reino nuestro." Black Abyss comenzó a explicar, mientras todos los presentes la observaban con inamovible atención.

Era imposible simplemente interrumpir o no prestar atención a una Señora Suprema. No solo por lo que implicaba no hacerlo, sino por que simplemente no podían no tener toda su atención en cada una de las acciones, expresiones y sonidos de su Señora. Ellos eran seres de Titania, y por lo tanto, si era entre sus vidas, las de sus seres queridos, y todo lo que amaban, o la comodidad y adoración de un Señor Supremo, sin dudar ni un segundo, eligirían lo segundo.

"Lo básico ya se les ha sido enseñado por Juliana según entiendo. Yo soy la Embajadora Oficial, es a mí a quienes ustedes responden y a quien informan como mensajeros de Deorum Regnum. Y cualquier problema con las relaciones exteriores, es a mí a quien se lo indican. ¿Entendido?" La misma preguntó con seriedad.

""¡Sí!"" Todos los presentes asintieron con firmeza y adoración absoluta. Era natural seguir una orden de la Suprema después de todo.

Con esto dicho, Black Abyss tomó una carta y empezó a leerla. "Reino Santo..." Murmuró, miró a sus subordinados enfrente, y entonces apuntó hacia la fila, específicamente al Ángel que en ella se encontraba, el 'Virtud del Paciente', una invocación de nivel 55.

Este, algo nervioso, o al menos lo que podría considerar como el más mínimo atisbo de similitud a la sensación, así como emocionado salió de la fila y se acercó a Black Abyss, de rodillas ante ésta.

Éste tenía una cabeza humana, pero una piel de mármol, al punto de parecer una máscara y peluca de mármol, con brillantes ojos dorados y brillantes como soles. Tenía una túnica blanca y amarilla algo difícil de describir así como su propio cuerpo, pero eran destacables sus grandes garras en un guantelete de oro, con alas de águila cobriza pegadas a sus garras, teniendo dos halos dorados detrás de su cabeza, y uno bajo sus pies de león. 

"Siendo un Ángel, te encargarás de ser el embajador de Deorum Regnum ante el Reino Santo

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"Siendo un Ángel, te encargarás de ser el embajador de Deorum Regnum ante el Reino Santo. Lo veo apropiado." Black Abyss dijo, dándole la carta al Ángel, el cual bajando la cabeza y levantando ambas manos, tomó la carta de manera respetuosa con cuidado de no dañarla o doblarla en absoluto. Si bien fue un reto considerando sus grandes guanteletes con garras, lo logró sin problema.

Volvió a su posición anterior en silencio, incapaz de dirigirle una palabra a Ella en temor a causarle una falta de respeto. Pues Ella era la Bendita. Ella era su Diosa, y su superior en todo. ¿Qué era, después de todo, una mera Virtud en comparación a una Serafín? E incluso entonces, la Suprema Black Abyss era una de las Santas, aquella bendecida por la Divinidad misma. La Santa del Sol, Urielle...

Overlord Fic: La Rosa Roja y la Rosa NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora