Observada || 24

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Katya Petrova

Suspiré, mirando el espejo con aburrimiento mientras el cepillo se desplazaba por mi larga cabellera. Agarré el lazo de color rojo y lo acomodé en mi pelo.

Miré de reojo los productos que utilizaba para maquillarme, tomé una gran bocanada de aire para iniciar con mi rutina de maquillaje.

Es hora de iniciar mi rutina de maquillaje perfecto.

Ya cuando iba por la mitad coloqué la máscara de pestañas, elevando así las mías dándole un toque más de volumen. Con el delineador de ojos puse un puntito pequeño en mi pómulo derecho, lo sellé con polvo suelto y lo observé con atención.

Perfecto, se vé natural.

Al terminar salí del baño, mirando en mi celular la hora.

Llegaré temprano.

Salí de la habitación, cerré la puerta con llave e inicie a bajar las escaleras con lentitud. Agarré mi celular, viendo vídeos de manera atenta mientras caminaba con lentitud, un escalofrío recorrió mi espina dorsal, provocando que diera un pequeño salto.

Mi corazón latía fuertemente contra mi caja torácica, miré a todos lados con desesperación, buscando la mirada que me estaba siguiendo desde que salí de mi habitación.

Nada.

Tomé aire, dirigiendo nuevamente mi vista a el celular para seguir caminando.

Esto ya tenía días sucediendo, tener esa constante sensación de que alguien me vigilaba en la oscuridad sin importar el lugar en el que me encontrará.

Puede ser simple paranoia, tantas cosas que han sucedido me tienen alerta.

Eso lo explicaría, Pero no estamos tan locas para andar alertas siempre, Katya.

Ya, deja de buscarle quince razones a todo.

No es eso.

Cállate y déjame existir en paz.

Murmuré un par de maldiciones en voz baja, entrando al aula de clases. Lancé las cosas con fuerza en mi asiento, recibiendo una que otra mirada de parte de las pocas personas que se encontraban en el aula.

Los miré de reojo, soltando a la defensiva:

—¿Qué me miran? ¿Tengo algo en la cara?

Ellos giraron con temor, negando repetidamente con la cabeza. Solté aire por la boca, sentandome en mi puesto mientras tecleaba un par de cosas en el celular.

Pude notar por el rabillo del ojo como una sombra pasaba de forma veloz, elevé la vista encontrándome con absolutamente nada.

Ya estás alucinando cosas.

Pasé mis manos por mis ojos, tocando los de manera rápida.

Ya debes de estar viendo cosas donde no las hay.

Suspiré, saqué mis cuadernos mientras comenzaba a revisarlos, verificando si había terminado la tarea que mandaron la última vez.

Escuché un ligero ruido, este se llevó mi atención y pude notar de quién provenía: la castaña de ojos esmeraldas.

Sonreí maliciosamente, mirando como la de tez blanca se sentaba delante de mí. Relami mis labios, preparándome mentalmente para joderle la vida el día de hoy.

— Buen día, Elaine.

Al escuchar me ella dió un respingo, causando una risita de parte mía. Se giro lentamente, provocando que cruzaramos miradas.

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