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No pudo evitar sonreír al escuchar las palabras de Liam. Él amaba los idiomas hablaba francés e italiano, pero el italiano era su favorito. Sin embargo, lo que más le encantaba de los idiomas era su capacidad para ser un lenguaje de conexión entre dos personas. El italiano era nuestro entendimiento íntimo, nuestro vínculo especial que nos unía de manera única y significativa

Pero segundos después, la sonrisa desaparece de mi rostro. No entiendo cómo, para Liam, podemos tener un vínculo. Puede decirme que me quiere y, aun así, nunca elegirme. Trago saliva y me levanto de la bañera, cubriéndome con una toalla. Liam hace lo mismo cuando me dispongo a comenzar a vestirme con mi ropa, él señala una bolsa que está en el baño.

— Hice que un empleado nos comprara cosas de la  tienda del hotel 

— Está bien, puedes salirte del baño, quiero vestirme—dije en tono cortante y frío.

Él sonríe divertido.—Elody, conozco a la perfección cada centímetro de tu cuerpo—dice con confianza.

—  Y solo por eso no puedo tener privacidad 

Él me lanzó una mirada de desagrado y caminó hacia la bolsa, sacando su pijama bruscamente.    — Bien, te dejo para que puedas vestirte en paz.—dijo molesto.

Después de cerrar la puerta, me puse mi pijama, que constaba de un pequeño top blanco y unos shorts. Me hice una coleta con el cabello y salí del baño después de lavarme la cara y los dientes. Liam estaba en la habitación solo con los pantalones de su pijama puestos y de mala gana quitando los pétalos de la cama.

— No necesitamos dormir juntos Puedo pedir otra habitación, exclamé al ver su gesto de molestia.

—Haz lo que quieras, duerme aquí, en otra habitación, en el auto, no me interesa. Sabes que me molesta que hagas eso

— No se de que hablas 

Liam se acercó a mí y se detuvo frente a mí, colocando su mano en mi mentón para obligarme a mirarlo.—Sabes de qué hablo. Cuando te enfadas por algo, una idea o un comentario, te cierras a la persona y te pones a la defensiva.—dijo.—Entonces, ¿qué fue lo que te molestó en la bañera?

Me alejé y crucé los brazos.—No me molesta nada—estoy bien respondí.

Liam se acercó de nuevo a mí y pude sentir su respiración cerca. Mi mirada se enfocó en sus labios mientras él colocaba su mano en mi mejilla.—Si me vas a mentir, esfuérzate por hacerlo bien—dijo Liam con firmeza.

Liam...—respondí con un tono de incertidumbre, sintiendo la cercanía y la intensidad de su mirada.

—Olvidémoslo. Dijimos que íbamos a hablar si te quedabas, y ya hemos hablado bastante por una noche. Vamos a la cama, no hay que arruinar esta noche. 

Liam tomó mi mano y me guió hacia la cama. Una vez acostados, apoyé mi cabeza en su pecho y él me dio un beso en la frente. —Buenas noches. — dijo con suavidad.

A la mañana siguiente, me desperté antes que Liam. Me vestí con mi ropa, tomé mi celular y pedí un taxi para que me llevara a casa. Salí de la habitación sin hacer mucho ruido y, a los pocos minutos, vi cómo llegaba el auto por mí. Una vez dentro del auto, sentí una sensación de vacío, la misma sensación que experimento siempre que despierto al lado de Liam, siento como si él estuviera robando una parte de mí, una parte que no puedo recuperar. Me siento cada vez más pequeña e indefensa, como si poco a poco me estuviera desvaneciendo.

Bajé del auto y caminé hacia la entrada de mi casa, pero antes de poder introducir la llave, mi papá abrió la puerta.

Él desvió la mirada.—Debemos dejar de encontrarnos así. ¿De dónde vienes?

El desastre que fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora