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Hayley salió molesta del salón, mientras Liam limpia sus lágrimas.

Liam apoyó su mano en el escritorio y bajó la mirada.—No quiero estar aquí ahora,—dijo. ¿Quieres venir conmigo?

— Si

Liam se acercó y me dio un beso en la mejilla.— Tengo que hacer unas cosas. Vengo por ti en una hora— dijo.

—De acuerdo, respondí. No quise presionar a Liam y simplemente lo dejé ir. Él salió del salón y caminó hacia la salida, mientras yo entré a clases.

Segundos después de haberme sentado, René entra al salón y se sienta a mi lado. Con una de sus manos sostiene un trozo de hielo que se coloca en la cara debido al golpe de Liam.

Le lancé una mala mirada—Hay más lugares, o mejor busca uno al lado de Hayley.

René me lanzó una mirada llena de resentimiento.—Eres increíble, Scotti. No puedo creer que ahora me pintes como el villano, cuando lo único que hice fue luchar por ti. Pero tú... tú nunca luchaste por mí.

—¿De qué mierdas hablas? ¿Acaso acabas de perder la memoria? Yo te apoyé desde el primer día que te conocí.

Él niega con la cabeza y me mira con dolor en los ojos.—Cree lo que quieras, Scotti, lo que te haga sentir mejor. Pero estás equivocada. Yo soy perfecto para ti. Soy la persona indicada para ti, y algún día te darás cuenta.

—No me estoy equivocando. Por primera vez siento que tomo el control de mi vida y que mis decisiones son las correctas.

—Nunca te había escuchado decir tantas estupideces. ¿El control de tu vida? ¿Y eso lo tienes con Liam? La persona que durante años ha sentido vergüenza de que lo vean contigo. A ver si entiendo, ¿Debí  tratarte como un objeto sexual para que te enamores de mí? ¿Te gusta que te traten como basura, verdad, Scotti?

Le dio una pequeña risa y, con un tono sarcástico—¿Y qué crees que estás haciendo ahora, René?

—Disculpa, ¿se supone que debería tratarte como una princesa después de que me heriste?

Aprieto mis manos.—¿y tú no me heriste a mí?

—No, yo solo quería amarte. Y no, no voy a disculparme por apoyar a la única familia que me queda, Scotti.

—Pero no espero que lo entiendas, porque a ti no te importa tu familia. Sabes, quizás el problema no son las demás personas, sino que tú eres el problema. Eres egoísta, inmadura y una niña malcriada que no comprende que la familia siempre se apoya.

Le doy una mala mirada—Si soy una mierda de persona, ¿por qué quieres estar conmigo?

—Porque a pesar de todo, yo te amo, y tus cualidades son más que tus defectos. Vamos, la audiencia.

Me río de él.—No necesito que olvides mis defectos o que los perdones. No necesito nada de ti, René, y no iré a la audiencia.—Me pongo de pie y tomo mis muletas con determinación, lista para alejarme. 

René se levanta y se coloca frente a mí, bloqueando mi camino.—¿A dónde vas? Las clases aún no han terminado.

—No me importa—respondo con firmeza.   —Quítate de mi camino, René—digo con firmeza, porque si no lo haces, el próximo golpe que recibas no será de Liam, será mío.

René me observa fijamente y, segundos después, se aparta de mi camino. Camino hasta la salida de la escuela, suspiro frustrada y marco a Liam.

—Eli, no te diré de qué se trata la sorpresa. Deberás esperar a que regrese—dijo Liam al responder la llamada.

El desastre que fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora