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René se volteó y salió de mi habitación.

Liam se acercó, aún adolorido por los golpes de René.—¿Quieres compañía o prefieres que me vaya?

—Vete, Liam—dije con los ojos llenos de lágrimas.

Liam  me dio un beso en la mejilla antes de salir de mi habitación.

Una vez que Liam se fue, tomé mi celular y llamé a Elliot. Entre sollozos, le pedí que viniera a mi casa. Después de una hora, Elliot ya estaba conmigo. Ambos estábamos acostados en la cama y él me abrazaba cariñosamente.

—¿Así que dormiste con Liam?—dijo Elliot.

—Sí, dije en voz baja.

Elliot suspiró.—Sabes, Eli, prefiero a René que a Liam. Pero creo que tiendes a elegir a personas que no están disponibles para ti. De esta manera, si las cosas no salen bien, ellos son el problema, no tú. Estás buscando desesperadamente llenar el cariño que no recibiste de tus padres en alguien más. Ni Liam ni René van a llenar ese vacío. Además, ambos están igual de perturbados, o incluso más, que tú, buscando la aprobación de sus padres.

— ¿Entonces que hago para dejar de sentirme asi?

Elliot me dio un beso en la cabeza y me dio estos consejos.—primero debes mejor tus gustos, dos trabaja en ti, haz cosas que te gusten a ti, no tienes que complacer a nadie, tres no tienes que encontrar el amor de tu vida a los 17 años, y no necesita tener una pareja para estar bien Elody.  

—  Gracias por consejos de autoayuda — dijo con sarcamo 

  Elliot te observa con diversión, captando tu sarcasmo y respondiendo con un toque de complicidad.—¿Quieres una terapia real?— pregunta Elliot con una sonrisa traviesa.—Cámbiate y te llevaré a un lugar increíble para desahogarte de verdad.


 Con una pequeña sonrisa, te diriges hacia tu baño y, minutos después, reapareces vestida con un overol blanco. Elliot, al verte lista, se levanta de la cama con entusiasmo y juntos salen de tu habitación y de la casa. Antes de que tengas la oportunidad de subir al asiento del conductor, Elliot hace un gesto indicando que él conducirá. Aceptas con un asentimiento y te acomodas en el asiento del acompañante mientras él toma el volante.

Llegar al centro de tiro de armas causa una reacción impactante en ti. Con los ojos bien abiertos por la sorpresa, observas cómo Elliot baja del auto con entusiasmo y tú rápidamente lo sigues, sintiendo una mezcla de emoción y curiosidad. El ambiente en el centro de tiro es dinámico y lleno de actividad. Escuchas el sonido distante de disparos y ves a personas concentradas en sus objetivos, enfocadas en la experiencia de disparar armas de manera segura y controlada.

Elliot te guía hasta un espacio libre en el centro de tiro. Con un gesto serio pero tranquilo, te pide que lo observes mientras se coloca los audífonos de protección. Observas con atención mientras él agarra el arma con confianza y se prepara para disparar.

Con una postura firme y concentrada, Elliot apunta al blanco con precisión y comienza a disparar. Cada disparo resuena en el aire, y te sorprendes al ver cómo cada uno impacta en el blanco sin fallar ni una sola vez. Su habilidad y destreza son evidentes mientras controla el arma con agilidad 

Después de la demostración de Elliot, él se quita los audífonos y te sonríe, notando tu expresión de sorpresa. Luego, te indica qué hacer mientras te preparas para tu turno.

—Ahora es tu turno, Eli,—te dice Elliot con amabilidad.—Solo deja salir todos tus sentimientos al disparar.

Sigo las instrucciones de Elliot con determinación. Te colocas los audífonos de protección y agarras el arma, concentrándote en el blanco frente a ti.

El desastre que fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora