25: fin

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Elliot y yo salimos de la casa y tomamos un auto que nos llevó a la pista de vuelo. Durante todo el trayecto, sentí un gran nudo en el estómago por los nervios; todo mi cuerpo temblaba.

—Hey, todo va a estar bien.—exclamó Elliot.

Negué con la cabeza y respondí.—Entonces, ¿por qué tengo este presentimiento de que no?

—Porque te encanta ser pesimista—añadió Elliot con una sonrisa tranquilizadora.

—Había algo en su voz, sé que algo no está bien—dije asustada.

Elliot guardó silencio. Durante todo el trayecto, la ansiedad me consumía. Finalmente, después de unos interminables minutos, llegamos. Mis ojos se abrieron completamente al ver a todos en la pista, subiendo sus maletas al avión. Bajé del auto con lágrimas corriendo por mis mejillas, y en ese momento, vi a Liam caminando hacia mí.

Le lancé una mirada intensa—¿Qué están haciendo, Liam?

Él desvió la mirada—Nos vamos antes de que mi padre termine en la cárcel.

Fruncí el ceño y, con la voz temblorosa.—Mírame, Liam. Mírame, por favor, y dime que no es verdad lo que acabas de decir.—Mis palabras eran una mezcla de súplica y desesperación, mientras las lágrimas seguían cayendo por mis mejillas. 

Liam se quedó en silencio, con los ojos esquivando los míos, y la angustia en su rostro confirmó mis peores temores. La tensión en el aire era palpable, y cada segundo que pasaba sin su respuesta aumentaba el peso de la verdad inminente.

—Hayley me necesita, es mi hermana—dijo Liam, su voz cargada de determinación y tristeza. 

—No tiene cinco años, ella tomó sus decisiones, y creí que tú habías decidido no dejarte arrastrar por la mierda y los problemas de tus padres—dije molesta. Mi voz temblaba con una mezcla de frustración y decepción.

—Bonita, hey, no te enfades. No es para siempre. Voy a ir con Hayley y me voy a asegurar de que esté bien, al igual que mis padres. En cuatro meses, te veré en el aeropuerto para irnos juntos a Londres,—dijo Liam, tratando de calmar mis nervios y preocupaciones.

Le lancé una mirada llena de furia y frustración.—Eres un idiota por hacerme creer que te ibas para siempre. Te odio—dije molesta, dejando que la amargura se filtrara en mis palabras. 

Él se rió, su risa resonando en el aire tenso entre nosotros.—No me odias. Estás completamente enamorada de mí, así como yo lo estoy de ti—dijo con una sonrisa traviesa

Le devolví una pequeña sonrisa, apenas perceptible — solo un poco. 

Liam sonrió con ternura y sacó una pequeña caja de la bolsa de su chaqueta. Con cuidado, la abrió frente a mí, revelando un anillo con una piedra esmeralda grande y deslumbrante en el centro. Mis ojos se abrieron completamente al ver la joya brillante frente a mí, mi aliento se detuvo por un momento ante su belleza. La luz del sol resaltaba los destellos verdes de la esmeralda, creando un espectáculo de colores vibrantes. 

Él sacó el anillo de la caja con delicadeza, sin decir una palabra, y lo deslizó en una cadena. Nuestros ojos se encontraron mientras su mano sostenía el adorno frente a mí.—En unos años, este anillo que está en esta cadena estará en tu dedo, y seremos nosotros dos contra el mundo, porque tú, bonita, eres lo único que necesito en mi vida—dijo con convicción. Su voz resonaba con una mezcla de determinación y ternura, mientras cada palabra tocaba mi corazón. —  Te lo doy ahora para que no olvides que eres mía y yo soy tuyo. Voy a volver, te lo prometo

Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, sin poder contenerlas, mientras la emoción y el amor llenaban mi corazón. Liam gentilmente limpió mis lágrimas con ternura, sus dedos suaves contra mi mejilla mojada. Luego, con delicadeza, colocó el collar alrededor de mi cuello, asegurándose de que quedara justo en su lugar.

El desastre que fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora