Su lengua experta se desliza sobre mi clítoris con exquisitez mientras sostengo con firmeza su cabello rubio oscuro. Liam se encuentra entre mis piernas, manteniéndolas abiertas con una sonrisa traviesa en sus labios. Al encontrarme con su mirada salvaje sus ojos azules , mis caderas reaccionan instantáneamente ante otra de sus lamidas. Siento que no puedo contenerme por mucho más tiempo; estoy a punto de estallar.
Cuando sustituye su lengua por un dedo en mi interior, la sensación es exquisita. Él domina el arte de tocarme, acariciarme y susurrarme las palabras exactas para llevarme al límite. Y cuando finalmente exploto, él devora cada gota de mi excitación, arrancándome sollozos de placer.
— Dioses — gimo lastimeramente.
Con impaciencia, Liam desabrocha su cinturón, y yo contemplo su erección vigorosa. La visión me deja sin aliento y hace que mis mejillas ardan de rubor.
—Eres mía, bonita
Me mira con la intensidad como si fuera la única chica preciosa en todo el universo, como si en ese momento solo existiéramos él y yo.
Entrelaza sus dedos con los míos y coloca mis brazos sobre mi cabeza, besándome con pasión. Enredo una de mis piernas alrededor de su cintura, dándole acceso, y siento cómo su miembro se alinea con mi entrada. Mi sorprendido gemido es ahogado por sus labios mientras se adentra en lo más profundo, robándome el aliento.
La mirada salvaje de Liam lo dice todo; su cabello húmedo se aferra a su frente mientras murmura entre dientes. Le cuesta respirar, sus músculos tensándose cuando clavo mis uñas en su piel. Nos quedamos quietos, saboreando la sensación de estar uno dentro del otro. Él me completa por completo; me siento tan llena y satisfecha.
Con una sonrisa, aparto los mechones húmedos de su cabello hacia atrás.
— Por favor, no pares.
Con una mirada lujuriosa, Liam se enfoca en mis pechos agitados antes de llevarlos a su boca con entusiasmo, chupándolos con fervor. Envuelvo mis piernas alrededor de él y lo abrazo con toda la fuerza que tengo.
Un gruñido escapa de los labios de Liam justo antes de penetrarme con firmeza, y en respuesta, emito otro grito de placer.
En la tranquilidad de la noche, me acomodo junto al pecho desnudo de Liam, intercambiando besos furtivos en la oscuridad.
—Eres mi debilidad, bonita—murmura mientras me besa en la frente.
—No tienes que decir nada, Liam— susurro suavemente.
—Es cierto lo eres. Contigo todo sería complicado y yo tendría que ser perfecto para ti y no puedo. Siempre has sabido quién eres, como cuando hace dos años liberaste los caballos en el campamento, o el año pasado, cuando fuiste a la corrida de toros solo para arrojar pintura sobre la gente y gritarles ¡Asesinos!.
Lo miro fijamente.—Podríamos ser el mundo del otro, Liam, pero sé que nunca fui tu primera opción.
—No lo entiendes, bonita—susurra con urgencia.—Mi familia necesita a la familia de Taylor para librar a mi padre de los cargos.
Mis ojos se abren de par en par. Todos sabíamos que la familia de Taylor estaba involucrada en negocios de reputación cuestionable, pero me sorprende que Liam hable del soborno tan casualmente.
Le lanzo una mirada de desaprobación.—Que nuestros padres sean unos desgraciados no significa que tú tengas que seguir su ejemplo. No tienes que estar con Taylor si no quieres
Liam rueda los ojos.—Toda mi vida ya está planeada: la universidad y la boda con Taylor.
—Cuando termine la escuela, me iré lo más lejos posible y nunca volveré a Ibiza. Voy a romper el ciclo de miseria y mierda que es mi familia. Mi padre abofeteó a mi madre.
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El desastre que fui
RomansaElody ha sido el secreto de Liam durante demasiado tiempo. Él es el hermano de su mejor amiga, el que nunca podrá ser suyo por completo, el pecado en el que siempre recae. Debería alejarse, pero nunca ha sabido decirle que no. Hasta que aparece René...