Él tomó mis dos manos y les dio un beso.—Tú eres mi primera opción; vamos a hacer las cosas como quieras. Scotti, solo tú no te das cuenta de lo inteligente, hermosa y divertida que eres.
Mientras hablaba, sus ojos irradiaban seguridad y paz; su mirada brillaba. No pude evitar sonreír mientras veía sus hermosos ojos. Él se acercó más a mí y se podía sentir la tensión entre nosotros.
—Hasta mañana, René.—dije antes de entrar a mi casa.
Entré en casa y fui directo a mi habitación. Me puse mi pijama y me dejé caer sobre la cama. Revisé mi celular, pero no tenía ninguna notificación. Sentí un nudo en la garganta al ver la ausencia de mensajes de Liam normalmente él me escribía por las noches, ya que teníamos una pequeña tradición de ver películas juntos, compartiendo la pantalla de nuestras computadoras. Suspiré frustrada aunque me molesta admitirlo, Liam tenía razón nosotros dos hacíamos mas cosas juntos que solo tener sexo.
Las horas pasaron y aún no podía dormir, así que me levanté y me puse ropa deportiva para salir a correr.
Las calles están en silencio profundo, envueltas en la oscuridad de la medianoche a unas cuadras veo el auto de mi papá. Lo veo desde la distancia, y mi corazón se acelera cuando noto que hay alguien más con él al acercarme más, veo que está besando a una mujer que claramente no es mi mamá. Las lágrimas brotan sin control por mis mejillas y me quedo petrificada en el lugar, sintiendo cómo se rompe algo dentro de mí.
Él finalmente se percata de mi presencia. Su rostro, que estaba iluminado por la pasión de un momento, se transforma en una expresión de preocupación al verme allí parada. Se apresura a salir del auto y me llama con voz angustiada, pero yo no puedo soportar quedarme más tiempo ahí. Comienzo a correr hacia la casa, sin mirar atrás, sintiendo una mezcla de dolor y confusión.
Sin detenerme, corro directo hacia mi habitación y me lanzo sobre la cama, todavía sollozando desconsoladamente mis lágrimas empapan la almohada mientras trato de procesar lo que acabo de presenciar cada respiración se siente como un peso en mi pecho, una mezcla de traición y confusión abrumándome por completo.
A los pocos minutos, escucho la puerta abrirse. Mi corazón se acelera al reconocer los pasos familiares. Mi papá entra en mi habitación y se sienta en el borde de la cama. Puedo sentir su mirada fija en mí, lleno de preocupación y remordimiento.
—No puedo justificar lo que viste, cariño. Solo lamento que lo hayas visto—dice con voz quebrada.
Limpio mis lágrimas con el dorso de la mano y me siento a un lado de mi papá. Lo miro fijamente.—No puedes justificar nada de esto, papá.—digo con voz entrecortada.—Como la bofetada y un engaño para mamá.
Él toma mi mano con firmeza, sus ojos reflejando una tormenta de emociones.—No, no puedo justificar mis acciones.—admite con pesar en su voz.—Pero el respeto, la admiración y el amor hacia tu madre se terminaron hace mucho tiempo. No puedo soportar cómo me habla y es mi culpa; la presioné para tener un bebé. Quería tanto ser padre que no pensé en sus sueños de patinadora y la convertí en alguien frustrada con la vida.
Pero entonces, su tono cambia, su voz se quiebra ligeramente.—Pero, Eli, tú no eres un error—insiste con vehemencia.—Nunca podría considerarte así. Eres lo mejor que tengo, y te amo.
¡Quito mi mano de la tuya y te lanzo una mirada de desprecio!—¿En serio crees que puedes decir "te amo" y que todo estará bien?—Me levanto de la cama frustrada.—¡Nunca estás aquí! ¡No me conoces! Eres mi papá pero ¡no me conoces en absoluto!—exclamo entre lágrimas. ¿Crees que unos cuantos privilegios compensan todo? ¡Tanto tú como mamá se merecen el uno al otro! ¡Ambos son pésimos! ¡Incluso Godzilla tiene más instinto maternal que mamá!
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El desastre que fui
RomanceElody ha sido el secreto de Liam durante demasiado tiempo. Él es el hermano de su mejor amiga, el que nunca podrá ser suyo por completo, el pecado en el que siempre recae. Debería alejarse, pero nunca ha sabido decirle que no. Hasta que aparece René...