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Después de disfrutar del espectáculo un rato más, Liam y yo regresamos al hotel. Una vez en la habitación, me puse la pijama y me acomodé en la cama, sintiendo el suave roce de las sábanas. Liam salió del baño, con solo un bóxer que realzaba su cuerpo perfectamente tonificado. Me lanzó una mirada traviesa mientras ponía una canción. Al ritmo de la música, comenzó a bailar de manera provocativa y divertida a la vez. Sus movimientos eran una mezcla perfecta de sensualidad y humor, con giros y gestos que me hicieron reír y sonrojarme al mismo tiempo. Cada paso suyo era un espectáculo, una danza que no podía dejar de mirar.

Lo observe de un forma embobada, sin poder apartar la vista de el—Te amo, Liam, nunca voy olvidar este viaje —murmuré, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza mientras él seguía bailando, su sonrisa divertida iluminando la habitación. 

Se acercó a mí con una sonrisa tierna—Te amo, bonita. Nunca lo olvides. Eres lo mejor que me ha pasado. No podría haber soportado todo esto sin ti a mi lado.

Segundos después, se colocó a mi lado y me rodeó con sus brazos, brindándome una cálida sensación de seguridad. Con ternura infinita, me dio un suave beso en la frente. 

—Solo tenemos que aguantar unos meses más, y esta podría ser nuestra vida—dije suavemente.—Imagínalo, en unos años podríamos tener nuestra propia familia. Un bebé con la combinación de nuestros rasgos, sería absolutamente perfecto.— Mi  voz esta llena de esperanza y amor, y la visión de nuestro futuro juntos se sentía más real y maravillosa que nunca.

Liam frunció el ceño mientras miraba el techo de la habitación.—No quiero tener hijos—dijo con voz seria.—Los padres, de una forma u otra, están destinados a destruir a sus hijos

—Eso no es verdad, Liam.—respondí suavemente, tomando su mano y entrelazando nuestros dedos. 

—No me interesa, Elody—dijo Liam con firmeza.—No quiero tener hijos. No los necesitamos para ser felices. Nos tenemos el uno al otro. Tú eres mi familia, y no necesito ni quiero más que eso

—No sé si lo necesito o no, Liam—susurré, dejando escapar mis pensamientos en voz baja.—Pero siempre he tenido el sueño de tener una familia. Ser una buena madre, amorosa y paciente. Quiero que mis hijos se sientan amados, que crezcan en un hogar lleno de amor, no de gritos y peleas, no lo que yo no tuve.

—Tú eres mi único sueño, bonita—dijo Liam con ternura.—Lo único que quiero es tenerte a mi lado para siempre, que seas tú quien empuje mi silla de ruedas cuando sea viejo.

Liam cerró los ojos y se dispuso a dormir. Yo, en cambio, seguí mirando el techo, intentando asimilar que ambos queríamos un futuro diferente.

A la mañana siguiente, me desperté al escuchar el teléfono de Liam sonar. Él seguía dormido profundamente.

—Hola, Hayley—dije de forma cortante, al contestar el teléfono de Liam.

—¿Dónde están? ¡Pásame a mi hermano!—me gritó Hayley al otro lado de la línea.

Suspiré frustrada.—Donde estemos no es asunto tuyo, Hayley. Así que dime qué sucede y veré si vale la pena despertar a Liam. No lo haré solo para que escuche tus quejas de cómo es un mal hermano e hijo.

—Lo necesito, Eli. Las cosas no están bien en casa—dijo Hayley con la voz quebrada.

—Por si no lo has notado, Hayley, las cosas no han estado bien en mucho tiempo

Hayley comenzó a llorar, sus sollozos apenas permitiéndole hablar.—Eli, tu mamá hizo un acuerdo. Dijo que mi papá la obligó, que te amenazó a ti, y por eso falsificó esos reportes. Contó que le tenía miedo a mi padre y que solo quería protegerte. Así que no van a ir por ella.—Su voz temblaba con cada palabra, reflejando el caos y el dolor de la situación.

El desastre que fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora