René, con las lágrimas comenzando a deslizarse por su rostro, reflejaba una mezcla de enojo y dolor en su mirada. Sus puños estaban cerrados con fuerza, mostrando la tensión y la lucha interna que estaba experimentando en ese momento.Con delicadeza, coloque mi mano sobre el brazo de René, buscando brindarle consuelo en ese momento de angustia.
— Era el auto de mi madre, lo único que quedaba de ella — Las palabras de René, entre sollozos y lágrimas, revelaron una profunda pérdida y desolación. Al mencionar que el auto era todo lo que le quedaba de su madre, quedó claro que para él, ese vehículo no era simplemente un objeto material, sino un preciado tesoro cargado de recuerdos y significados emocionales. Su valor sentimental supera con creces su valor material. — Alguien ahí adentro lo hizo y lo voy averiguar — René dejó claro que no iba a dejar pasar lo sucedido sin buscar respuestas. Sus palabras resonaron con una determinación feroz, mostrando su firme resolución de descubrir la verdad detrás de lo ocurrido.
Detengo a René cuando intentaba regresar a la fiesta, colocando mis manos con suavidad en su rostro para captar su atención— si vuelves así de alterado, estarán logrando lo que querían. Ellos te provocaron, lo hicieron a propósito. No permitas que te vean de esta manera.
René pegó su frente a la mía, uniendo nuestras miradas en un gesto de profunda conexión. En ese contacto físico y visual, parecía como si estuviéramos compartiendo una carga emocional, una comprensión mutua que trascendía las palabras.
Después de unos segundos de conexión silenciosa, nos separamos — ven te llevo a casa
René negó mi ofrecimiento— esa no es mi casa, pero si puedes llevarme a mi hogar
— ¿Qué ? — pregunte confundida
Al recibir la pequeña sonrisa de René, asentí con comprensión y lo seguí hacia mi auto. Una vez dentro del vehículo, comencé a conducir mientras él me daba indicaciones sobre dónde dirigirme. Después de unos minutos de trayecto, me detuve frente a una pequeña casa.
René bajó del auto y abrió la puerta, indicando con un gesto que era el lugar al que quería ir. Observé la casa por un momento antes de salir del auto, notando su modestia pero también la sensación de tranquilidad que parecía envolverla.
— ¿ Y bien vas a bajar?
Baje del auto y entramos a casa, la cual luce algo desordenada, René me guía hasta la habitación y ahí dentro deja caer sobre la cama — aquí viví toda mi vida, con mi mamá.
Tragando saliva, me sentí perdida, sin saber qué decir o hacer— creo que es mejor que me vaya a mi casa
René negó mi oferta de irme — no te vayas, quédate unos minutos más.
Caminé hacia la cama y me recosté a su lado, sin que ninguno de nosotros dijera una palabra. A pesar del silencio, no se sentía incómodo; más bien, era reconfortante.
a la mañana siguiente con el sonido estridente de la alarma de mi celular —Joder, me quedé dormida— exclame con un tono alterado, dirigí mis palabras hacia René, intentando despertarlo—¡Despierta, René!
Él abrió sus ojos lentamente, mostrando señales de haber sido arrancado del sueño. — ¿Qué ocurre?—preguntó con voz somnolienta, tratando de entender la urgencia en mi tono. Su expresión reflejaba confusión, mientras se esforzaba por procesar la situación después de ser despertado abruptamente
— Son las seis de la mañana, René.—le informé, tratando de mantener la calma. —Es hora de que te lleve a tu casa y yo vaya a la mía.
René me observó con una chispa de diversión en sus ojos— Bueno, al menos estamos vestidos y no tenemos que perder el tiempo buscando ropa— dijo con una sonrisa juguetona. Su comentario alivió un poco la tensión del momento, haciéndonos reír juntos ante la ironía de la situación.
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El desastre que fui
RomanceElody ha sido el secreto de Liam durante demasiado tiempo. Él es el hermano de su mejor amiga, el que nunca podrá ser suyo por completo, el pecado en el que siempre recae. Debería alejarse, pero nunca ha sabido decirle que no. Hasta que aparece René...