Parte 3

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- Entre, señorita Chiara. - Violeta la obligó a pasar mientras cerraba la puerta detrás de ellas. Observó con detenimiento el interior de aquel apartamento con cierta curiosidad. Era amplio, sin llegar a ser excesivamente grande, moderno y muy bien decorado, pero también desprendía un aire desordenado y caótico. El salón era bastante grande. Estaba decorado en tonos blanco, madera y hierro negro. Había ropa tirada por todas partes, revistas y papeles esparcidos por el suelo, y un ligero olor a alcohol flotaba en el aire.

Chiara se dejó caer en el sofá con un suspiro y sacó un cigarrillo de una cajetilla que tenía sobre la mesa de centro. Lo encendió sin dejar de contemplar a Violeta detenidamente y exhaló el humo con desgana.

- ¿Se puede saber qué estás haciendo aquí? ¿No tienes nada mejor que hacer que venir a cuidarme? Créeme que sea lo que sea que te haya contado mi equipo no es cierto. No necesito tu ayuda, sé cuidarme perfectamente - comentó Chiara con un tono entre irritado y desinteresado. 

Violeta se mantuvo neutra ante la actitud de la morena. No iba a conseguir sacarla de las casillas en su primer día de trabajo. Sabía que la actitud de Chiara, en el fondo, no iba por ella, pero en estos momentos era la única persona a la que podía culpar. Se acercó al sofá y se sentó frente a ella, manteniendo la compostura.

-Encantada, Chiara. Mi nombre es Violeta. Soy su nueva guardaespaldas, contratada por su madre y la empresa de seguridad. - explicó Violeta, intentando mantener la calma a pesar del desprecio en la mirada de Chiara.

- No me digas - Chiara la miró con incredulidad, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar. - La pregunta es ¿Por qué demonios necesitaría una guardaespaldas? Esto es ridículo. - protestó, levantándose del sofá y comenzando a caminar de un lado a otro.

Violeta se mantuvo en su posición, observando a Chiara con atención. Era evidente que la cantante estaba molesta y confundida, pero Violeta sabía que tenía que hacer su trabajo, independientemente de la actitud de su clienta.

- Comprendo que se sienta así, Chiara. Pero su madre y la empresa de seguridad creen que es necesario para su seguridad y su bienestar. - explicó Violeta con seriedad. - Tenía entendido que estaba al tanto. - los ojos de la más pequeña se clavaron en los de Violeta y encerraban algo más allá del enfado, pero no podía interpretar qué era. - Mi objetivo es protegerle y asegurarme de que esté a salvo en todo momento.

Chiara la miró con desconfianza, queriendo decir muchas cosas pero sin saber cómo expresarlo. Finalmente, suspiró y se dejó caer de nuevo en el sofá, apagando el cigarrillo en el cenicero. Se frotó la cien con ambas manos intentando asimilar todo aquello. Ahora tendría a alguien siguiéndola veinticuatro horas al día, siete días a la semana.

- ¿Acaso tengo otra opción? - Bufó levantándose hacia la cocina para coger un vaso de agua. Violeta la observaba desde el salón. - Eso sí, no esperes que te trate como a una amiga. - advirtió Chiara, antes de acercar el vaso para tomar aquel líquido con ansia. La pelirroja observaba aquella acción detenidamente observando cada detalle del perfil de la morena. Las fotos que compartían en redes y junto a aquellos titulares amarillistas que había leído durante su viaje a Barcelona no le hacían justicia. Chiara era guapa, muy guapa para ser justos. - Y no te lo pondré fácil, aunque no debes tomártelo como algo personal. No me gusta que me controlen. - Ahora había cruzado los brazos sobre el pecho con actitud desafiante.

Violeta asintió con comprensión, aceptando el desafío implícito en las palabras de Chiara. Sabía que trabajar con ella no sería fácil, pero estaba decidida a cumplir con su deber, cueste lo que cueste. Para ella era un reto, y aunque mientras esperaba la llegada de la chica sopesó muchas veces la idea de abandonar y dedicarse a otra cosa, ahora tenía más que claro que se iba a enfrentar a aquel reto sin importar los baches que se encontrara por el camino.

- No se preocupe, Chiara. Estoy aquí para protegerla, no para ser su amiga. Pero espero que podamos trabajar juntas de manera profesional y llegar a un acuerdo que nos beneficie a ambas. - respondió Violeta con determinación.

Chiara la miró fijamente durante unos segundos, evaluando detenidamente sus palabras. No quería ser controlada, pero tal vez si hacía pensar a los que la rodeaban que estaba de acuerdo la dejarían tranquila, al menos por un tiempo. Finalmente, asintió con resignación.

- Está bien Violeta, pero haremos las cosas a mi manera. - concedió Chiara, dando por terminada la conversación.

Cuando Violeta intentó replicar fue tarde, pues la otra joven salía de la estancia sin mirar atrás.

Violeta se levantó del sofá, preparada para empezar su nuevo trabajo. Sabía que no sería fácil, pero estaba decidida a enfrentarse a cualquier desafío que se le presentara. A partir de ese momento, su vida estaría entrelazada con la de Chiara Oliver, y haría todo lo posible por protegerla, incluso si eso significaba enfrentarse a sus propios demonios y desafiar sus propios límites.


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Os dejo un capítulo cortito pero no será el único.

Gracias por leer la historia!!!

Si veo que os gusta hoy mismo subo otro!!!

La guardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora