TRES

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Extraños

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Extraños.


El despertar de esa mañana fue distinto, fue distinto de muchas maneras, empezando con que donde estaba su cabeza se sentía suave, la luz no entraba por la ventana y tampoco había brisa fría. Se estiró.

Los llamados de su abuelo no estaban, su cuarto no olía a coco como usualmente, le costaba abrir los ojos porque no había demasiada iluminación. Sacudió su cabeza y al fin miro alrededor, cortinas blancas y largas cerradas completamente, llegaban al suelo y se encontraban con unas grises.

La funda de almohada era de seda, oh sí, era seda, su cabello estará muy agradecido. Se empujo con las manos para seguir mirando alrededor, sintió las sábanas bajo sus piernas, seda. Sonrió y la cobija pudo apostar que era algodón. ¿Dios finalmente se había apiadado de él? Eso esperaba.

—Despertaste. —Alzó la cabeza rápidamente y se cubrió un poco más con la cobija. —Te cambie el short que traías por uno mío, te quedaba muy grande, espero no te moleste. —Jungkook aún no estaba peinado, no había una gota de gel en su cabello y sus rizos caían sobre su frente. Oh.

—¿Qué hora es o por qué tomas café? —Preguntó, haciendo que Jungkook soltará una risa ligera cuando su voz salió ronca y con uso cuantos gallos de por medio. El pelinegro estaba en la puerta de la habitación, no estaba recargado, simplemente estaba de pie ahí mirándolo con una taza entre sus manos.

—Es agua, y es para ti.

Oh.

Jungkook avanzó hasta donde estaba y le extendió la taza, Taehyung la tomó con cuidado y bebió, fue un trago pequeño, pero lo sintió tan refrescante que se cuestionó cuanto tiempo durmió. —Señor Jeon, ¿por qué estoy aquí?

—¿No recuerdas? —Taehyung negó con la cabeza, Jungkook se dio cuenta que al despertar podía ser más tierno que en el resto del día, sonrió un poco más. —Te quedaste dormido en mi pierna, llame a tu abuelo para decirle que dormirías aquí.

A Taehyung le brillaron los ojos. —¿Y él no tuvo problema?

Jungkook negó. —Solo dijo que le apenaba que te hayas dormido en mi casa de esa manera. Levántate, haré algo de desayunar. —Taehyung bufó.

— Yo no desayuno, gracias. —Jungkook le miro, sostuvo su rostro por la barbilla y le movió la cara de un lado a otro, Taehyung se dejo hacer gustoso por el primer toque del contrario.

—Deberías comenzar a hacerlo. —Se dio media vuelta y avanzó sin él, oh, como lo odiaba. Taehyung se levantó dispuesto a seguirle el paso tropezando un poco con las sábanas. No tenía sus pantuflas celestes.

—¿Eso que significa?

—Qué eres menor y te ves demacrado.

Taehyung frunció el ceño. —No soy tan... menor. —Jungkook se detuvo y se giro a mirarlo, la barbilla de Taehyung choco con el pecho fornido de Jungkook. Gracias Dios —pensó

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