Memo despertó, sintiendo un peso en su pecho, al despertar vio a Diego durmiendo tan plácidamente y tranquilo sobre el, sus cabellos despeinados y sus ojos cerrados, Ochoa lo miro por un rato y después miro a Guardado, que estaba a su lado roncando, tuvo un impulso de acariciar su cabello, así que lo hizo, acarició su cabello del menor, sin querer despertó al menor.
—Ay Memo, tienes unas manos bien requete suavecitas.— dijo aún algo adormilado.
—De tanta paja será.— Continuo Andrés que también ya estaba algo consciente.
—Callate wey, no digas esas cosas delante del niño.— Reclamo Ochoa.
Después de eso, tuvieron que ir a desayunar, estaban en la mesa entre todos hablando de cualquier cosa, dándole menos importancia al mundial, pero Memo no paraba de ver a la mesa de la selección argentina, con la esperanza de volver a mirarlo, hasta que uno de sus compañeros noto lo distraído que estaba Guillermo.
—Oye Memo, Carnal, ¿Que traes?
—Dejalo wey, es que se enculo del número diez de argentina.— Dijo Herrera.
—¡¿Que!?, Eso no es cierto, solo que su conversación no me interesa, prefiero más escuchar.— Trato de justificarse, recibiendo un "aja si". Por parte de Lionel, también estaba desesperado por volverse a encontrar con esos ojos castaños.
Leo lo buscaba con la mirada, hasta que en aquella mesa logro identificarlo, rizos despeinados, alto, piel canela, debería ser el, en un momento inesperado, el mexicano se dio la vuelta, conectando sus miradas por un rato, una que otra sonrisita se le escapaba al menor, lo cual era correspondido por Guillermo. Hasta que recordó el trato, solo tendría que hablar con Guillermo, el lo comprendería, ¿No es así?.
Después de desayunar, fueron al campo de entrenamiento, ambas selecciones entrenaban, Guillermo trataba de concentrarse, pero su mirada se desviaba viendo a Lionel sudado, haciendo lagartijas era como un vicio para él. Estaba tan embobado viéndolo que se le olvidó que estaba en medio de un entrenamiento, con sus compañeros que se creían Roberto Carlos.
—¡Memo, aguas!— Grito Diego, pero ya era demasiado tarde, Memo yacía en el suelo, ya que el balón se había estampado contra su mejilla.
La selección albiceleste se acercó a ver lo sucedido junto con el cuerpo médico, para asegurarse que no fuera algo más que un simple golpe superficial, Ochoa se cubría su rostro, comenzó a sangrar casi de inmediato de su nariz, también por el pómulo, eso alarmó a varios jugadores ya que Memo estaba como atontado por el golpe y veía las cosas borrosas, como arte de magia, al ver a Lionel su rostro se iluminó y su mirada lo enfocó, admirando cada facción de él.
—¿Ya me morí, o por que estoy viendo a un ángel?— Eso sonrojó al argentino y varios "Uhh", salieron de sus compañeros, cuando llegaron los médicos lo trasladaron a la enfermería, Leo en ningún momento lo dejo solo, sus que sería buena oportunidad para hablar acerca de lo que le había dicho Martino.
Guille estaba sentado, siendo atendido por la enfermera, vio entrar a Leo y la chica se retiró, dejándolos completamente solos y con mucha privacidad.
—¿Te sientes bien?
—Ahora mejor, ya que me viniste a ver.— Dijo en un tono coqueto, sacándole una sonrisa al argentino.
—Guillermo, necesitas parar con esos comentarios. Justo quería hablar de algo con vos.— Tomo un asiento en frente de él.
—Te escucho, güero.
—Tu entrenador...¡Sabe que tuvimos una relación en el 2020!, fotos cuando estamos juntos, con Thiago, nos espiaban en todo momento.— Memo frunció su ceño.
—El me ofreció un trato, dijo que no publicaría nada a las redes sociales con...una condición.— Su voz comenzó a quebrarse, tembló y empezo a tartamudear, jugaba con sus manos nervioso, hasta que sintio la calidez de la mano de Guillermo.
—Chaparro, tranquilo, solo dímelo, ¿Está bien?— Leo solo asintió.
—Guille, yo lo siento, tendré que alejarme de ti, por favor no intentes nada estúpido, vos corres peligro, tu carrera se iría a la mierda y...
—Que se vaya a la chingada mi carrera, Lionel, solo me interesas tú, que se jodan las reglas.— Dijo Ochoa para tomarlo fuertemente de sus mejillas y acercarlo a él, juntando sus labios una vez más.
—Memo, esto está mal.— Se separó del beso tratando de regularizar su respiración.
—¿Estarías dispuesto a dejar tu carrera por mi, Leo?— Pregunto Ochoa, aún teniendo su rostro entre sus manos y mirándolo fijamente.
—Si...— Dijo sin rodeos.
—¿Entonces cuál es el problema?, Leo, en estos años no te he dejado de pensar, te amo.— Confesó el mexicano, Messi estaba apunto de abrir su corazón cuando de repente vino a su mente la vez que descubrió que Guillermo se había acostado con Karla.
—No, tu no me amas, ¿Acaso pensaste en mi cuándo te acostaste con Karla?— Ochoa suspiro.
—Por dios Lionel, ni siquiera me diste la oportunidad de dar mi versión de la historia, ¿Y como va todo con Ronaldo?— Dijo algo fastidiado al nombrar ese nombre.
—Francisco, Cris y yo solo somos amigos, el es el padre de mi hijo y tiene derecho a verlo.
—¡Leo, el no es el padre de Thiago!, Esas pruebas eran falsas.— Contesto Ochoa, después se cubrió el rostro.
—No vine aquí a pelear, solo a avisarte lo que me dijo el idiota de tu entrenador, me tengo que volver a entrenar. Buena suerte, Ochoa.— Estaba apunto de salir, cuando lo detuvieron.
—¿Realmente me amas como dices, Lionel?— Pregunto, el argentino no sabía que responder.
—Lo hacia, quise creer que tú eras diferente al resto pero al parecer no, fue algo muy difícil para mí porque yo ya te consideraba el padre de mi hijo, pero creo que solo me ilusionaste y regresaste con la que te engaño por tanto tiempo.— Dijo Leo para después salir de la habitación.
Memo se quedó ahí, callado, analizando lo que acababa de escuchar cuando llegó su entrenador aplaudiendo.
—¡Bravo, bravo!, Ohh, Guillermo, ¿Acaso volvieron a romper tu corazón?, Lo siento, colega, pero un trato es un trato.—
Se escucharon sollozos, Martino salió de la habitación victorioso, Ochoa no sabía cómo haría para recuperar a Leo, pero de algo si estaba seguro; Martino iba a pagar.
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Buenas gente bonita, me pegó la inspiración a esta linda hora, ojalá lo disfruten.
Un bejio 😘
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Segunda vista | Mechoa.
RomanceNadie le dijo a Lionel que vivir su romance adolescente sería tan difícil. Termino siendo madre soltera, pero se aseguraría de que ese pequeño cachorro crezca sano y rodeado de amor, así fue, hasta ese crudo 2020, que los hizo a ambos volver a encon...