Diosa.

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Esteban Cisterna.

Una semana, solo a pasado una semana desde que llegue a Viña Del Mar eso quería decir que solo quedaban dos semanas para presentarme en el festival de Viña, y siendo sincero estaba más nervioso que la conchetumare'. Mis inseguridades no dejaban de atormentar mi cabeza y eso me tenia agotado mentalmente.

¿Qué pasaba si lo hacía mal o si me equivocaba en algo?, yo quería llevarme esas gaviotas. Quería que mi mamita las pusiera en él living de su casita, quería que mi gente se sintiera orgullosa y yo quería sentirme orgulloso de mi mismo.

Pese a todo tenia fe de que todo saldría bien y me trataba de decir a mi mismo de que si algo no saliera bien me serviría como experiencia para mejorar.

-Cister tenemos que ir a conocer a los bailarines que bailaran en el show, -me dijo mi manager, -¿Estas listo?.

-Si hermano estoy listo, -le dije poniéndome el jockey.

Ambos salimos juntos del hotel y nos dirigimos hacia la camioneta, yo me subí al copiloto y mi manager al piloto. Cuando estuvimos arriba nos pusimos en marcha enseguida hacia el estudio de baile.

-¿Crees que las bailarinas sean lindas?, -me dijo y yo di mi rostro vuelta hacia la ventana.

-No se hermano y siéndote sincero no me importa , -le respondí siendo sincero.

-¿Y eso? Antes si te preocupabas por eso, pero hace dos días que estas como ahueonao', -me dijo mientras manejaba.

No le respondí, solo seguí mirando hacia la ventana y inconscientemente se me vino a la cabeza la imagen de la preciosa mujer que conocí hace dos días, bueno siendo sincero no podía sacarme esos ojos cafés claros de mi cabeza.

Tenia tantas dudas sobre esa bella mujer y tenia miles de preguntas que tal vez jamás podrían ser respondidas. Me sentía extraño con respecto a ella, sentía como si la conociera de toda la vida. Es por eso que no le conté a nadie sobre ella porque sentí que si digiera eso en voz alta no me creerían.

Ese día en el que la conocí estaba cansada, lo pude ver en esos preciosos ojos que poseía pero no lo demostró en ningún segundo. Solo siguió y siguió acarreando escombros y luego la vi en el carrito de completos trabajando rápido para atender a los clientes.

La verdad es que la había estado observando por diez minutos y luego cuando vi que ya no tenían más clientes me acerqué, pero me detuve cuando escuché más de lo que debía escuchar.

"No necesito a un hombre para ser feliz".

Sentí una sensación de admiración por ella y sin mentir me puse realmente feliz al saber que estaba totalmente soltera.

Estaba tan sumido en mis pensamientos que ni siquiera me había dado cuenta de que habíamos llegado al estudio de baile hasta que la voz de mi manager me exalto. Ambos nos bajamos al mismo tiempo de la camioneta y nos dirigimos hacia la entrada del estudio.

-Hola, ¿En que puedo ayudarlos?,-nos pregunto el guardia cuando entramos al estudio.

-Hola venimos a ver a los bailarines, tenemos una hora para conversar con ellos, -le respondió mi manager.

-Oh claro usted es el cante Young Cister, -respondió emocionado, -Pasen por favor.

-Muchas gracias, -le respondí al guardia sonriéndole.

-Deberían estar aquí dijeron que esperarían en la oficina, tal vez aún estén en alguna sala  de ensayo. iré a ver, -me dijo mi manager.

-Esta bien hermano, -le respondí y tome asiento para espéralo.

Entre canciones y bailes. - YOUNG CISTER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora