Una mujer de armas tomar.

843 41 3
                                    

Cruce el lumbral de la entrada del estudio de baile y sin perder ningún segundo me dirigí a paso apresurado a la sala en donde sabia que me estaba esperando mi chico.

Tome la manilla de la puerta pero mi acción solo llego a eso ya que una voz me hizo girarme y me aleje un poco de la puerta.

-Buenos días cariño, ¿Puedes acompañarme a mi oficina?, -la voz del señor Vicente me hizo sentir nerviosa y no de una buena forma.

-Buenos días señor Vicente yo..., -quería negarme y correr a refugiarme en los brazos del Esteban, pero seria muy descortés de mi parte decirle que no, -Claro vamos.

Cuando llegamos a la puerta de su oficina el señor Vicente me indico que entrara primero, pase por su lado tratando de no hacer contacto físico con el al pasar por su lado y me senté apresuradamente en las sillas para clientes.

-¿Como haz estado estos días cariño?, -dijo con voz alta pero para mi no paso desapercibido el sonido de la cerradura cerrandose.

-Yo... la verdad he estado bien, -respondí incómoda. No me gustaba que me llamara "Cariño", eso no era para nada profesional.

-Eso suena bastante bien, -sus dientes torcidos quedaron a la vista cuando sonrió de una forma que no pude identificar.

Mi incomodidad creció cuando se quedo observándome sin borrar esa sonrisa de su rostro, me removí inquieta en la silla y decidí hablar para salir lo mas rápido de allí.

-¿Que necesitaba hablar conmigo?, -pregunte rompiendo el hielo, -Debo ir a ensayar con el señor Cisterna así que no puedo perder tiempo.

-Si bueno, sobre eso quería hablarte cariño, -dijo sin borrar esa fea sonrisa de su rostro, -Ya no serán requeridos tus servicios ya que llego una nueva bailarina.

Abrí mis ojos con exageración y ahogue el grito que quiso salir de mi garganta. ¿Qué me estaba diciendo?.

-Disculpe señor Vicente, -en mi voz no paso desapercibido el enojo que sentía, -¿Me podría decir por qué tomo esa decisión?.

-Siendo sincero vi como se movía la nueva bailarina y debo admitir que lo hace mejor que tú, -dijo como si nada, -El señor Cisterna merece lo mejor de lo mejor para que cuando le pregunten por la bailarina el deje en alto este estudio, -mi enojo creció más, -Ah y tú serás la encargada de decirle que renunciaste.

-¿Quiere que haga su trabajo de darle esas informaciones y también quiere que le mienta?, -ahora mismo estaba ardiendo en rabia y lo deje ver en mi rostro.

-Por favor cariño no te pongas de esa manera, no te vez tan atractiva enojada, -dijo con voz burlesca, -Te pagare por esto, todos salimos ganando.

Sentía como me faltaba el aire por la rabia, me sentía enojada como nunca antes lo estuve. Quería insultarlo y darle vuelta el rostro de un bofetón pero tan pronto como llegaron esos pensamientos a mi mente los aleje rápidamente.

Si actuaba de esa manera le estaría faltando el respeto a la educación que me dio mi abuela, todos los años que ella pasó enseñándome sobre lo bueno y lo malo se irán a la basura.

"Contestémosle con la educación que tenemos chica" dijo esa voz en mi cabeza.

-¿Como puede dormir por las noches cuando por el día sus acciones son una basura?, -dije con voz seria, -Usted no es un hombre de verdad. Miente, se burla y se escuda detrás de las personas para hacer daño, -mi voz jamás dejo de ser educada, -No voy a mentir por usted, ni por usted ni por nadie.

Entre canciones y bailes. - YOUNG CISTER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora