No te rindas conmigo.

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Esta era la primera vez que no nos soltábamos de la mano para salir al exterior y mentiría si no digiera que esto se sentía único y especial.

El chico que me tomaba de la mano nos dirigió a su auto y como siempre, abrió la puerta para mi para luego cerrarla y dirigirse de inmediato a su lugar y arrancar el auto.

Con el Esteban habíamos decidido ir por unos completos otra vez con la diferencia que hoy los comeríamos en un mirador en donde se podía ver toda mi ciudad. Cuando llegamos al mirador ambos nos devoramos los completos por el hambre y no dejamos en ningún momento de conversar sobre nosotros para saber más de ambos.

-¿Siempre te vez así de perfecta después de los ensayos?, -me dijo sonriéndome.

-¿De que hablas? Estoy despeinada y sudada, -le respondí sonriéndole.

Vi con entusiasmo como se acercaba a mi y mi cuerpo se sintió cálido cuando tomo mis mejillas con sus manos.

-Te vez perfecta en todas las facetas princesa, -me dijo.

-Tu no te quedas atrás, también te vez guapo, -le dije siguiéndole el juego.

-¡Pero por supuesto! debes sentirte especial, después de todo estás saliendo con el cantante más guapo de todos, -me respondió.

-Claro que me siento especial, pero debes saber que me siento de esta manera por tu maravillosa forma de ser, -le dije siendo sincera, -Tú exterior es el precioso, pero tu interior es único.

El Esteban no me dio ninguna respuesta por mis palabras y el nerviosismo comenzó a hacerse presente. ¿Tal vez había sido muy cursi y no le agrado?.

-Barbara yo... yo definitivamente no te merezco, -me dijo escondiendo su rostro en mi cuello, -Eres demasiado perfecta para estar con alguien como yo, -la forma en la que dijo esas cosas hizo que mi cuerpo temblara de rabia. No quería que se sintiera de esa manera.

-Oye Esteban ¿De que estás hablando?, -dije y tome su rostro entre mis manos para que me mirara.

-Preciosa yo se que no tengo ningún derecho de pedirte esto pero, -cuando vi las inseguridades en sus ojos me prometí a mi misma borrar cada rastro de ellas, -En algún momento arruinare las cosas y veras cosas de mi que tal vez no te gusten y también se que estoy siendo un egoísta al pedirte esto pero... por favor no te rindas conmigo.

Sus ojos tan llenos de miedo fue lo que me supero, me dolía verlo de esta forma. ¿Dios mío el sentía este mismo dolor en el pecho cuando me veía llorar?.

-Esteban, -dije y junte mi frente con la suya cerrando los ojos, -No soy capaz de ver el futuro y no soy dueña del tiempo, pero cariño te prometo que no me voy a rendir. No nos rindamos ninguno de los dos ¿Esta bien?.

Ambos abrimos nuestros ojos al mismo tiempo y vi como toda inseguridad se borraba de sus preciosos ojos.

-Jamás me rendiría por ti, -sentencio y la seguridad se escucho en su voz, -Me tienes Barbara, completamente me tienes.

-Y tú me tienes a mi, -respondí sonriéndole en grande.

Ambos juntamos nuestros labios al mismo tiempo y sentí al instante lo diferente que sentía este beso. Nos besábamos como si estuviéramos sellando un promesa.

-Te tengo una propuesta princesa,-dijo cuando me separe de sus labios.

-¿Haber cuéntame?, -le pregunte.

-Esta noche te iré a buscar y vendrás conmigo, -sus labios rozaron los míos y sentí como mi cuerpo tembló.

-¿A donde me llevarás?, -le dije siguiéndole el juego.

Entre canciones y bailes. - YOUNG CISTER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora