Atardecer y completos.

911 44 0
                                    

Al parecer con el Esteban teníamos muchas cosas en común, una de ellas era el amor que sentíamos por los completos. Así que cuando me ofreció ir a comer completos no pude negarme. Después de una tarde de ensayo merecíamos una buena porción de calorías.

En el transcurso del viaje hacia el puesto de completos conversamos de cosas triviales como por ejemplo cuales eran nuestros colores favoritos o cuales eran nuestros animales favoritos. Pero a pesar de lo sencilla de la conversación no dejaba de sentirse especial.

-¿Entones quien atiende el puesto mientras tú estás en casa o en el estudio?, -me pregunto sin dejar de mirar hacia el frente.

-Mi mejor amiga, la chica que te pidió el autógrafo ese día, -le respondí, -Su hermano Pablo también va a ayudar a veces, ambos son realmente geniales. Al principio no querían recibir el sueldo que les correspondía pero ellos se lo merecían así que los convencí de que lo aceptaran.

-Me alegra que tengas amigos así, -me dijo sincero.

-Si yo también, realmente soy feliz con las personas que tengo en mi vida, -le expliqué.

-Solo mereces eso princesa, que tengas personas buenas en tu vida y solo te ocurran cosas buenas, -me dijo mirándome cuando paramos en un semáforo.

Lo mire con la misma intensidad que el me miraba y solo pude sonreírle, me ponía nerviosa cuando me decía cosas así.

Cuando el semáforo se puso en rojo el comenzó a manejar nuevamente. Nos demoramos aproximadamente cinco minutos en llegar, el Esteban busco un lugar para estacionar y luego nos bajamos y nos encaminamos hacia el puesto de completos.

A lo lejos pude ver a mi extraordinaria mejor amiga y a su extraordinario hermano menor y sonreí inconscientemente al verlos atender a la gente con tanto amor.

Como si ella pudiera saber que estaba ahí, miro hacia mi dirección y cuando vio quien era el hombre que me acompañaba abrió los ojos emocionada.

-¡Young Cister!, -grito Saraí asustando a su hermano Pablo.

-¡Oye cállate! estás asustando a la gente loca, -le dijo reprendiéndola.

-Cállate que no ves con quien viene nuestra pequeña Barbarita, -le dijo y Pablo miro hacia nuestra dirección.

-¡Es Young Cister!, -Pablo grito más fuerte que Saraí.

Con el Esteban giramos al mismo tiempo nuestros rostros y nos reímos por la escena que estaban haciendo los dos.

-Hola mejor amiga, -le dije a Saraí, -Hola Pablo, -los salude a ambos pero ni siquiera me tomaron en cuenta ya que estaban hipnotizados con mi acompañante.

-¿Puedes darme tú autógrafo por favor?, -le pregunto Pablo al Esteban.

-Si obvio ¿En donde lo escribo?, -le dijo el Esteban siendo completamente amable.

-Aquí, -le ofreció su camiseta blanca y el Esteban no demoró en firmarla.

Cuando termino de firmar la camiseta Pablo no dudo en sacársela y guardarla en su mochila y ponerse una negra de repuesto.

-Hola también a ustedes queridos amigos, -les dije entre seria y divertida.

-Hola mejor amiga ¿Por qué no me dijiste que vendrías con el cantante más famoso de chile?, -me dijo.

-Tal vez porque no tuve tiempo querida mejor amiga, sabes que cuando ensayo no veo los mensajes, -le respondí, -Solo venimos por unos completos por favor.

-Oh Dios por supuesto yo sé los hago a nuestro querido Young Cister, -dijo Pablo pero a pesar de su ofrecimiento hizo todo lo contrario. Pablo se quedo mirando al Esteban embobado y Saraí tuvo que aplaudirle cerca del rostro para que despertara.

Entre canciones y bailes. - YOUNG CISTER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora