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Agosto, 1981
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Ya casi todo estaba listo.
Las cosas salían a la perfección, incluyendo la cirujía que fue hace unos meses, y eso me aliviaba mucho. Las canciones ya se hallaban listas, entre ellas, Billie Jean, la cual se volvió una de las principales. Janet al escucharla, simplemente se enamoró.
Mientras que Thriller, ahora mismo nos encontrábamos trabajando en ella.
— ¡Tom! Tom, ven aquí, hay alguien que te llama — John parecía querer realizar sus planes, lo que no me convencía del todo.
Aquí, en el cuarto de maquillaje, el foco se encendió en él.
— John, se asustará... — una pequeña sonrisa se formó en mis labios.
— No te preocupes, yo me encargo — mi gesto aparece en él.
Al instante, puedo oír unos pasos aproximarse. Thomas entra corriendo por la puerta, deteniéndose enseguida cuando sus ojos fueron a los míos. Frank, John y el resto del equipo comenzó a reír suavemente ante la reacción de mi hijo.
Sabía que no le iba a gustar este maquillaje de hombre lobo.
— Tom, un pequeño pajaro me ha dicho que no has practicado el piano estos días. ¿Y sabes que sucede con los niños desobedientes? ¿No has visto Caperucita Roja? — John estaba detrás de él, por unos segundos intentando que se acercara a mí, cosa que no funcionó del todo. Tom miró a Landis en busca de una respuesta. Sin embargo, sus ojos ya se humedecieron — El lobo se los come —
— Cariño, ¡no le hagas caso! No llores... Soy yo, ¡es papá! — llevó mis manos a sus hombros, pero estas garras no parecen ayudar. Inmediatamente se pone tras John, quien lo carga en sus brazos cuando sus lágrimas caen.
— N-No, tú no lo eres, me vas a comer... John, quiero a mi papi... — Thomas se aferra a él, llorando en su hombro. Deseo acercarme, pero no seguir asustándolo.
— John, ¡mira lo que hiciste! — tras eso, todos empezaron a reír un poco más, incluyéndome, pero no tanto.
Con sus planes ya hechos, él decide consolar a Tommy, porque yo no podía hacerlo luciendo de esta forma.
⟨ ... ⟩
— Y... ¡corte! — Landis grita desde su asiento, oyendo algunos aplausos de los demas encargados — ¡Excelente, chicos! Ya pueden tomar un receso y luego continuaremos con el otro vestuario. ¡Buen trabajo, Mike, Ola! —
— ¡Gracias, John! — ella dice con una sonrisa. Nuestra escena salió muy bien — Hey, Michael — Ola extiende mi botella de agua, la cual agarro con gusto.
Trabajar con ella era muy divertido, en los ensayos la pasábamos muy bien. Sin embargo, podía recibir algun que otro coqueterío de su parte, el cual yo no correspondía y solamente sonreía tímido para ocultar a veces un poco mi incomodidad. Pero sacando eso, el resto estaba bien.
Luego de nuestro pequeño descanso, volvemos al cuarto de maquillaje. Fue todo un trabajo quitarme el de ahora para comenzar con el próximo, el cual era algo más sencillo. La protesis del maquillaje las retiraron fácilmente y mi piel fue limpiada correctamente, así prosiguiendo.
A las horas, tal vez dos o tres, mi cara era literalmente la de un zombie. Y no únicamente la mía, sino, la de todos los demás bailarines.
Cuando salimos de la habitación directo al sitio de grabación anterior, puedo sentir como alguien se aferra a mis piernas. Bajo la mirada y ahí me lo encuentro.
— ¡Papi! ¡Un lobo quería comerme! Prometo que voy a hacer mis deberes, pero no dejes que el lobo me lleve... —
— Oh, Tommy... — lo tomé en mis brazos, dándole suaves palmadas en la espalda como consuelo por supuestamente no haber estado. Estaba feliz de que con este maquillaje sí me reconociera y no le diese terror — Nadie te va llevar, ni tampoco un lobo te va a comer. Te lo he dicho, nadie te hará daño si estoy aquí, ¿verdad? —
— Sí... —
— Entonces no tengas miedo, aquí estoy, te voy a cuidar — aparto un poco su máscara del hombre araña y dejo diminutos besos sobre sus mejillas, los cuales no duran demasiado cuando debo bajarlo y continuar con la grabación.
⟨ ... ⟩
Frank's Pov:
Siendo sincero, yo estaba igual de maravillado que Thomas ante lo que nuestros ojos presenciaban. No importa cuántas veces Michael tendría que repetir la escena, nosotros estabamos atrapados por la música, por el baile.
La última toma fue fantástica, John y todos los demás quedaron satisfechos por lo impecable que salió la coreografía. Todos aplaudieron.
Ya se acercaban las últimas tomas, donde Michael por fin se aliviaría sin esos maquillajes. Al salir del cuarto con el rostro y brazos impecables, todas las chicas alrededor de la zona gritaron enloquecidas, más a un cuando un pequeño niño con máscara fue a sus brazos. Todas ellas sabían que se trataba de su hijo, al que nunca dejaba ver.
El equipo volvió a la primer área de grabación, donde no había nadie más que nosotros. Michael había pedido que así fuera, principalmente por el pequeño Thomas, quien mientras su padre trabajaba, jugaba conmigo o con Ola en sus descansos.
Pero cuando esto por fin terminó, todos hicimos una mini-celebración por los buenos resultados, por el gran álbum que se lanzaría en tres meses.
John abrió unas botellas de champagne, sirviendo a cada una de las personas que trabajaron aquí. Pero Michael comía unas palomitas que quedaron de una de las escenas.
— Antes que nada, quiero hacer un brindis por mi gran amigo Michael Jackson, por cada uno de nosotros... Por este gran proyecto que al fin hemos terminado y pronto será visto por el mundo. Michael, tienes la palabra —
— En primer lugar... quiero agradecerles por haber participado en este trabajo, darme su apoyo... Estoy totalmente agradecido con cada uno, con su tiempo y esfuerzo. Nada de esto sería posibles sin ustedes — su característica suavidad en la voz nos atrapa a todos, lo cual es evidente que le causa timidez, pero su sonrisa es amplia y sincera — En fin, muchas gracias en verdad por esto —
Continuo a eso, el vidrio de las copas suena al chocarse serenamente entre ellas, combinado con los silbidos y risas. Habían acabado con sus bebidas inmediatamente, algunos sirviéndose más. Sin embargo, Michael apenas había rozado sus labios con el champagne, algo que no me era extraño.
Tomaron fotografías, hablaron, filmaban. Los minutos seguían avanzando, y en ello, la gente no parece notar que Michael con el niño salen de la habitación, o tal vez él mismo se había encargado de que así fuera. Decido mirar por la puerta, donde observo al muchacho sentado de forma seiza en el suelo, con el pequeño de pie en frente suyo. Veo que este le dice unas cosas, las que Michael responde plenamente mientras le da de sus palomitas. Me hubiese gustado oír, pero algo sentí algo en mi pecho cuando el muchacho se quita aquella anaranjada triangular para colocársela a Thomas, seguramente por este frío de noche.
Y todo termina con un abrazo y un beso en la frente del niño.
Esa escena quedaría más marcada en mi cabeza que todas las que hemos grabado el día de hoy.
