Capítulo 37 ~ Aquí voy de nuevo ~

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En esos días que estuvimos juntos Nick y yo, retirados en esa casa de campo, debo decir que ambos sucumbimos al deseo del placer y nos entregamos en cuerpo y pasión el uno al otro, una y otra, y otra, y otra vez. Lo hacíamos en cada lugar y libremente, y a nuestro antojo. Desde esa primera vez que lo hicimos, ya no podíamos resistirnos más el uno al otro. Era como si se hubiera activado esa necesidad de sentir al otro de todas las formas posibles.

También, descubrí algo nuevo: era adicta a Nick. 

No sé que era lo que tenía, o lo que estaba haciendo en mí, pero, simplemente, se sentía como si él fuera mi propia droga personal, la cual probé y ahora, quería más y más porque, sencillamente, no podía tener suficiente de él. 

De dos cosas estaba segura: que no podía resistirme a él, y, que lo quería a él. 

Ambos estábamos tan sumergidos en nuestro propio mundo de diversiones y del sexo como para ser racionales. Y yo, gustosamente, me sometía a él. Dejaba que él hiciera lo que quisiera conmigo y que me dominara. Y no me importaba lo que él hiciera ya que, de un modo u otro, siempre lograba hacer arder cada partícula de mi cuerpo. Aunque, de vez en cuando, cambiaban los papeles y yo lo sometía a mi merced. 

Y así pasaron nuestros días aquí. Cuando no estábamos follando a más no poder, estábamos recuperando energías, o cubriendo nuestras necesidades básicas para no dejarnos morir, o seduciéndonos el uno al otro.

Pero el tercer día llegó, y esos días en el paraíso del placer llegaron a su fin, y ahora, nos encontrábamos de camino al ensayo de la boda, puesto que el gran día se estaba acercando. 

Llegamos al local en donde se llevaría a cabo la boda. Melanie sí que hizo un gran trabajo con el lugar, parecía sacado de un cuento de hadas de ensueño al estar rodeado de tanta naturaleza y belleza. Caminamos hasta donde se supone que estaría el altar, y ahí, nos encontramos a los demás esperándonos. Estaba Mel, Chloe, Kris, Elena, los gemelos, los chicos que harían de padrinos de Nick, los fotógrafos, y otras chicas que acompañarían a Melanie y se encargarían de que todo marchara en orden. Cuando nos aproximamos a ellos, Melanie empezó a explicarnos nuestros puestos y como transcurriría todo, y una vez hubo explicado eso, decidimos empezar con el primer ensayo.

- Ah, antes de que se me olvide. - interrumpió Melanie - Lexi, querida, ¿tu padre no te va a entregar en el altar? - preguntó mientras todos esperaban por mi respuesta. 

- No. Seré solamente yo caminando hacia el altar. - me limité a decir

- Oh, okey. Muy bien. Entonces, todos a sus posiciones. - respondió

En el fondo, había estado ocultando que, de hecho, después del desastre que fue la cena con mis padres y Nick, mis padres no han dejado de llamar todos los días intentando hablar conmigo, pero yo he decidido ignorarlos. No quiero escucharlos después de eso y de como me trataron. Y creo que Nick más que nadie, sabía el porqué de mi respuesta a esa pregunta.

Los padrinos de Nick desfilaron primero, luego les siguieron mis damas, luego los gemelos que llevarían los anillos, y finalmente, fue mi turno. 

Aunque sé que solamente era un ensayo, me causaba nervios el ver como me encaminaba hacia Nick para unirme a él. Hasta cierto punto, me sentía aterrada. Cada paso que daba se sentía como si me estuvieran empujando, pero creo que nadie se dió cuenta de todo lo que pasaba por mi interior mientras caminaba hacia el altar. Una vez llegué hasta donde Nick, él me ofreció su mano y yo la tomé algo titubeante. 

No podía creer que ambos estuviéramos haciendo esto. No podía creer que el hombre que me hizo suya estuviera sosteniendo mi mano firmemente mientras nos proclamaban marido y mujer. No podía creer que estuviera proclamando un voto de eterno amor a este hombre enfrente de todos. 

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