Capítulo 10 ~ Choque de mundos ~

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No podía decirle que no, después de todo, estábamos en su casa; aunque ahora también es la mía, pero a la misma vez no, y es por eso que ahora me encuentro comiendo con Nicolas Theissen en su terraza que tiene una vista impresionante. Desde que le dije que sí podía acompañarme a comer, y nos vinimos a sentar en su terraza, no hemos dicho una sola palabra, solo nos hemos limitado a comer. Nos sentamos uno frente al otro, pero sin bajar nuestras defensas. Podía sentir cómo observaba y estudiaba cada movimiento mío, lo cual me intimidaba. Sentía que este hombre estaba leyendo mi alma, o al menos, eso intentaba hacer. Había cierta incógnita en sus ojos. Por la forma en que me miraba solo podía pensar en como trataba de averiguar algo sobre mí, de descifrarme, de conocer más sobre la chica que tenía enfrente. Esa era la única razón lógica que encontraba por la cual él hubiera querido comer conmigo en primer lugar. Por un momento logré percibir algo de deleite y satisfacción en él por tener la oportunidad de tenerme comiendo en su mesa, parece como si lo disfrutase. Había algo en él esta vez que no había visto antes, y me estaba matando el no saber lo que estaba tramando o sus intenciones, así que decidí romper el silencio:

- ¿Siempre comes así de bueno?- pregunté

- Sí. Las cocineras se encargan de hacer lo mejor de lo mejor.

- Pues sí que eres afortunado por tener manjares así.

- Supongo - se limitó a decir y luego nos siguió un largo silencio hasta que: - Entonces, para ir cumpliendo con las condiciones de nuestro trato, ¿para cuándo quieres las citas?- preguntó sin alzar la vista.

- Oh, pues... ¿cuándo crees que se podría?

- ¿El sábado te parece bien?

- De acuerdo. - respondí y nos volvimos a quedar en silencio, solo se escuchaba el ruido de nuestros cubiertos al comer. 

Esto está siendo tan incomodo, ¿por qué accedí? Hubiera preferido decirle que no y comer sola para así disfrutar mi propia compañía, sin esta incomodidad. Amo comer sola. Amo mi propia compañía, no sé porqué rompí mis reglas con él.

- Es una piscina. - irrumpió Nick creo que al darse cuenta de que me había quedado mirando hacia el balcón que daba a la piscina - Y también tiene un jacuzzi. - añadió

- Suena interesante. - me limité a decir

- Eres libre de usarlo cuando quieras.

- No te daré el lujo de verme en traje de baño. - pensé en voz alta 

- Solo estaba siendo amable.

- Si tú lo dices... - y solté un profundo suspiro - La verdad es que, no sé nadar.

- ¿¡No sabes nadar!?

- No. No sé.

- Debiste decirme antes, pudo haber ocurrido una tragedia.

- No sabía ni siquiera que había una piscina. Ni siquiera he logrado ver la casa por completo.

- En un rato te presentaré al personal.  - dijo firmemente y luego procedió a comer, a lo cual yo también lo seguí.

Después de que terminamos de comer, él hizo que todo el personal se reuniera en la entrada de la casa. Esto parecía un ejército, solo que compuesto de personas de servicio, de cocina, y... ¿seguridad? Es inútil intentar aprenderme el nombre de todos. Nicolas empezó a presentarme a los diferentes empleados, el área en que trabajaban, y a quien podía acudir para ciertas cosas. Cuando llegó a la parte de los de seguridad me sorprendió la cantidad de personas que había para eso, esta casa parecía más vigilada que la misma casa blanca. Parece una prisión. Cuando terminó con todos, ellos volvieron a sus puestos, y Nicolas también me advirtió que en ciertas partes de la casa habían cámaras para que lo tuviera en cuenta. De paso, aprovechó para enseñarme el garaje en donde estaría mi auto. Este hombre parece que tiene una fascinación por los autos porque el garaje estaba repleto de autos lujosos. No había caído en cuenta de cuan millonario era este hombre. Sí, quizás toda esta vida me impresiona, pero es por ver la cantidad de dinero que despilfarra la gente en todos estos lujos. Sí, ¿quién no quisiera poder vivir cómodamente y sin preocupaciones con un buen salario? Y si tienes el poder adquisitivo, cada quien es libre de gastarlo como quiere, pero como dicen, todo en exceso es malo. Y yo misma reconozco que no necesito estos lujos excesivos, para mí solita, no. Y si lo que busca es impresionarme y maravillarme con tanta cosa, aunque éste no sea mi estilo de vida, no lo logrará.

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