Capítulo 9 ~ Territorio Inexplorado~

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- ¿¡Cómo te atreviste a sacar todas mis cosas sin siquiera preguntarme!? - exclamé furiosa mientras entrábamos en su lujosa y enorme mansión 

- Ya lo habíamos hablado, te dije que tendrías que mudarte conmigo.

- Sí, pero pensé que sería hasta después de la boda.

- Pensé que era mejor empezar a partir de ahora, ya que así podré vigilarte y velar que no vayas a crear algún escándalo. 

- ¿¡Escándalo yo!?

- Acabo de ponerte en el ojo público, es obvio que va a haber gente observándote, y ante el más mínimo descuido aprovecharan para hacerte ver mal y eso puede arruinar todo lo que estamos intentando arreglar así que, debo protegerte, y la única manera de hacerlo es si te tengo cerca.

- UGH!! - grité fastidiada dándome la vuelta y aproximándome a las escaleras. Alcé mi vista para ver hacia dónde llevaban, entonces me agaché para desabrocharme los tacones que tenía. 

- Ay, por favor! Ten un poco de modales! - replicó Nick al ver lo que estaba haciendo

- ¿No que éste iba a ser mi nuevo hogar, y que "me sintiera como en casa"? Pues te voy a tomar la palabra. 

- No tienes remedio.

- Y vete acostumbrando, cariño. - respondí sarcásticamente - Porque si vamos a estar casados, es hora de que aprendamos a convivir el uno con el otro. - y me dispuse a subir las escaleras descalza y con mis tacones en mano.

- Ni siquiera sabes donde está tu cuarto. 

- No te molestes, yo solita lo puedo buscar.

Subí los escalones hasta que llegué al segundo piso. Debía decidir si ir a la izquierda o a la derecha, así que me decidí por irme a la derecha y aventurarme por los pasillos. No pasó mucho cuando ví a una señora salir de una habitación.

- Disculpe... - dije acercándome a ella 

- Oh, ¿puedo ayudarla en algo señorita?

- De hecho, sí. Estaba tratando de encontrar cual es mi habitación. 

- ¿Es usted la señorita Evans?

- Por favor, puede decirme Lexi.

- Es un placer conocerla. Mi nombre es Lilith y soy una de las encargadas de mantener todo en orden por aquí.

- Mucho gusto, Lilith.

- Ahora, sé que debe estar cansada, así que la llevaré a su dormitorio.

- Se lo agradezco - y me condujo hasta mi habitación, que al parecer no estaba tan cerca como yo pensaba. Éste lugar sí que era inmenso.

- Aquí está! - y me abrió la puerta indicándome que pasara y al entrar, quedé impactada ante lo elegante que estaba la habitación. Esto definitivamente era más grande que el tamaño de todo mi apartamento. Podía ver algunas cosas como mi escritorio y decoraciones en él, pero manteniendo el estilo y toque de la habitación. Aún no terminaba de creer que aquí me quedaría por el resto de los siguientes meses. - Si no requiere nada más, entonces la dejo para que se instale.

- Oh, antes de irte, ¿sabes dónde queda la habitación de Nicolas?

- La habitación del Señor Nicolas se encuentra en el otro extremo, en el ala izquierda. - ¿con qué me mandaste lo más lejos posible de ti, eh?

- Esta bien, muchas gracias! Buenas noches. - y con eso cerré la puerta y me puse a explorar mi habitación. 

Tenía unas enormes ventanas con una vista increíble y al parecer tenía mi propio baño en mi cuarto, con una tina que parecía jacuzzi. Aún no salía de mi asombro cuando me vino la curiosidad de cómo será mi armario. Me apresuré a abrir las puertas de lo que parecía ser uno, y me encontré un armario del tamaño de un cuarto entero. Parecía un armario de la realeza. Me percaté como mi ropa se encontraba en él, pero también había un montón de ropa que no reconocía. Habían vestidos elegantes y lujosos, muy bellísimos. ¿Serán míos? ¿Y por qué me los habrá conseguido? Le preguntaré en la mañana. Ahora mismo, lo que quiero es descansar. Me dirigí a hacer mi rutina de noche, me desarreglé y me puse mi pijama para luego acostarme en la cama.

Siempre he dicho que no se descansa igual que en la cama de uno, pero, no sé que era lo que tenía esta cama que simplemente me fascinaba. Era super suave y cómoda, podría acostumbrarme a esto. Estuve unos segundos tratando de sentirla y disfrutarla hasta que luego perdí el conocimiento.  

Cuando me desperté por la mañana, sentí que había dormido como un bebé. Las sábanas me envolvían haciendo que no quisiera salirme de la cama, pero después de un rato, mi fuerza de voluntad fue mayor y decidí levantarme. Me lavé la cara e hice mi rutina de por la mañana, y una vez terminé, decidí bajar a ver si conseguía algo de desayunar. Llegué a la cocina y empecé a ver que había en la alacena.

- Oh, buenos días señorita Lexi! - escuché decir y dí un brinco del susto que me llevé.

- Oh! Eres tú, Lilith! Me asustaste. - dije llevándome la mano al pecho

- Discúlpeme, ¿la puedo ayudar?

- Solo estaba buscando algo para desayunar.

- Puede pasar a la mesa, el desayuno ya está servido.

- ¿Está servido dices?

- Sí. Usted no se tiene que preocupar por eso, nosotros servimos aquí la comida. 

- Te agradezco, pero no estoy acostumbrada a que me hagan de comer.

- Pues es mejor que se vaya acostumbrando porque así hacemos las cosas por aquí. 

- ¿Y Nicolas?

- Salió muy temprano esta mañana. 

- Ah, ya veo...

- Pero por favor, venga a desayunar antes de que se enfríe - y Lilith me condujo al extenso comedor en donde habían unas bandejas servidas encima de la mesa como si fuera un buffet. Los privilegios que tienen algunos.

Tomé un plato y me serví de desayunar, me senté en el comedor y disfruté de mi comida. Una vez terminé, subí a hacer unos pendientes, ya que no se me olvidaba que aún era la asistente de Nick. Estuve un par de horas haciendo lo que me había indicado que debía hacer para hoy y al cabo de un rato, sentí que ya había terminado por hoy, así que me arreglé para ir al gimnasio. Justo cuando me iba a ir, me di cuenta que no tenía transporte, así que le pregunté al que parecía ser el mayordomo de aquí y él hizo que me trajeran mi auto porque al parecer Nick sí lo había traído también. Más le vale. Así que encendí motores, puse el GPS, porque no sabía dónde rayos estaba, y me fui.

Después de más de una hora ya iba de vuelta a la mansión con mi batido de siempre. Finalmente llegué y a la entrada, me recibió uno de los hombres de Nick que dijo que se encargaría de estacionar el auto. Sí que tienen un modo completamente diferente de hacer las cosas por aquí. Inmediatamente subí a dejar mis cosas y luego me dirigí a la cocina porque ya me estaba dando hambre. Observé que encima de la barra había algo y me asomé para ver que era. Tenía una notita encima que decía: "Para: Lexi. Por si te da hambre". Bendita sea Lilith por haber pensado en mi estómago. Tomé el plato y estaba a punto de salir cuando de repente escuché:

- Veo que saliste. - y ví a un Nick muy presuntuoso recostado del marco de la puerta con los brazos cruzados.

- Sí, ¿o acaso no puedo?

- Por supuesto. Solo digo que si quieres entrenar, puedes usar el gimnasio de aquí. - ¿acaso mis oídos escucharon bien? ¿¡Hay un gimnasio aquí!? Mi cara reflejaba la sorpresa al escuchar lo que acababa de decir.

- Sí, pero, prefiero mejor ir al gimnasio, así aprovecho para salir y alejarme de ti. 

- Cómo gustes. - y encogió los hombros en señal de indiferencia. Y ya no supe que más decir. 

- Bueno, pues, ya tengo planes. - dije señalando mi plato de comida y saliendo de la cocina.

- ¿Puedo acompañarte? - preguntó Nick detrás de mí.

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