Violeta inspiró profundamente, el olor a chocolate y vainilla inundando la habitación y haciendo que su estómago se retorciera sin control. Abrió un ojo con parsimonia y se giró hacia la mesita de noche, donde se encontraba el terrible despertador rosa que Chiara se había empeñado en meter en su casa. Las siete de la mañana. Era muy pronto para que alguien estuviera despierto en su casa. Levantó un brazo sin mover el resto del cuerpo y tentativamente buscó en el otro lado de la cama a su novia. Sospechosamente vacío.
¿Un sábado por la mañana y Chiara estaba despierta a las siete de la mañana en vez de pegarse a su espalda como un koala?
Definitivamente, sospechoso.
Pese a sus más primarios instintos, decidió abandonar la cama y empezar la búsqueda del chocolate y de su novia. En ese orden.
Pasa primero por la cocina, usando la lógica, y se encuentra con un dos por uno. Es Chiara la que está cocinando. Violeta se asusta. No era que Chiara no hubiese mejorado sus dotes culinarias en estos meses, lo había hecho y ahora era capaz de seguir tutoriales de Youtube y preparar recetas sin problemas. Lo que le preocupa a Violeta es que se haya metido en la cocina voluntariamente a las siete de la mañana, sin una Alba incordiando para que le haga el desayuno. También le preocupa el desayuno que está haciendo, tortitas que está emplatando con chocolate y fresas.
—Dios mío, Chiara, ¿te estás muriendo? ¿Me has engañado? ¿Ha desaparecido Alba? ¿Dónde está Alba? Madre mía, tenemos que llamar a los bomberos o a la policía. No sé a quién tenemos que llamar. A mi madre. Tengo que llamar a mi madre.
Chiara se giró para mirarla con los ojos muy abiertos y la boca entrecerrada.
—¿De qué estás hablando? Alba está en su cama. No me estoy muriendo y nunca se me ocurriría engañarte.
Violeta frunció el ceño, no se le ocurría nada peor que eso.
—Entonces, ¿qué pasa? Y no intentes convencerme de que nada, eres muy detallista y romántica pero nadie en su sano juicio se mete en una cocina en verano. ¿Y fresas y chocolate? ¿Qué has hecho?
—Jo, yo quería llevártelo todo a la cama, así por lo menos estarías más dormida y no podrías pensar tanto.
—Chiara, sabes que el chocolate me espabila. Venga, habla.
—Está bien. Jasmine ha llamado, mi madre ha organizado una comida familiar en el piso de Jas y quiere que vayamos.
Violeta se tuvo que sentar en la silla más cercana, se llevó las manos a la cabeza y su pelo cayó en cascada, tapándole la cara con precisión.
—Joder, prefería los cuernos—bufó Violeta.
Chiara soltó una carcajada y le dio un beso corto en el pelo a Violeta.
—¿Te he dicho ya que ese pijama te queda de muerte?
Violeta levantó la mirada y clavó la vista en Chiara que tenía una sonrisa tímida dibujada en los labios.
—¿A qué hora es?—preguntó admitiendo su derrota.
...
—Mami, la tita Denna dice que cuándo voy a tener un hermanito—dijo Alba mientras Chiara abrochaba el cinturón de la sillita.
Chiara, al escuchar a Alba, se incorporó tan rápido que se dio un golpe en la cabeza, y Violeta que acababa de abrir la puerta del coche, salió igual de rápido que entró.
—Joder—susurró Violeta.—Uy, me está llamando la abuela. Ahora vuelvo.
Chiara la miró traicionada al ver que la había dejado sola ante el peligro y se giró para ver los grandes ojos curiosos de Alba que esperaba respuestas.
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Sweet nothing
RomanceVioleta Hódar tiene una hija que mantener y su único sustento es un bar cochambroso que acaba de ser vendido a unos ingleses desconocidos. Chiara Oliver es la heredera de una empresa millonaria, pero no todo es tan fácil como parece. Su madre la ti...