9 un despertar diferente

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---El sol se filtraba a través de las cortinas, llenando la habitación con una suave luz matutina. Desperté con un aroma delicioso que flotaba en el aire, guiándome hacia la cocina. Mis pasos eran cuidadosos, aún sintiendo el dolor en mi cuerpo por los recientes acontecimientos.Al entrar en la cocina, vi a Carlos de espaldas a mí, moviéndose con gracia entre los fogones. Sus hombros anchos se movían con cada movimiento, y una sensación de calma y seguridad llenó la habitación. Me acerqué lentamente, observando su figura concentrada en la tarea."—¿Qué estás cocinando, doctor?", pregunté con curiosidad, rompiendo el silencio de la mañana.Carlos se giró hacia mí con una sonrisa cálida. "—Buenos días, Charles. Preparé el desayuno. Mi plan inicial era llevártelo a la cama, pero como estás aquí, ¿quieres sentarte?"Asentí con gratitud mientras me dirigía hacia la silla que me indicaba. Mis movimientos eran torpes, recordándome el dolor que aún persistía en mi cuerpo. Carlos se acercó a mí con gentileza, colocando sus manos firmes en mi cintura para ayudarme a sentarme. La cercanía de su cuerpo me reconfortó, y me sentí agradecido por su cuidado.El desayuno estaba dispuesto frente a mí, y el aroma tentador de los alimentos llenó mis sentidos. Agradecí a Carlos por su atención mientras comenzábamos a comer en un tranquilo silencio. No había necesidad de palabras; su presencia era suficiente para traer una sensación de paz y calma a la habitación.Mientras comíamos, mi mente divagaba entre pensamientos y recuerdos. Carlos era una presencia reconfortante en mi vida, una luz en medio de la oscuridad que había experimentado recientemente. Su cuidado y preocupación por mí me conmovían profundamente, y me sentí afortunado de tenerlo a mi lado en esos momentos difíciles.De repente, me di cuenta de que Carlos me estaba mirando de una manera que no podía comprender. Su mirada era suave y cálida, como si estuviera viendo más allá de mi apariencia física, directamente a mi alma."—¿Tengo algo en la cara?", pregunté, sintiendo el rubor subir a mis mejillas mientras me enfrentaba a su intensa mirada."No, Charles, estás perfecto", respondió Carlos con una sonrisa reconfortante. "Es solo que es la primera vez que te veo relajado y tranquilo. Te ves realmente hermoso así".Mis mejillas ardían ante sus palabras sinceras, y desvié la mirada, incapaz de soportar su intensidad. Había algo en la forma en que me miraba que me hacía sentir vulnerable y expuesto, pero al mismo tiempo, me llenaba de una sensación de calidez y seguridad que nunca antes había experimentado.Después de un momento de silencio incómodo, Carlos rompió el hielo con una pregunta suave. "—¿Qué te gustaría comer para el almuerzo, Charles?"La pregunta me tomó por sorpresa, y por un momento me quedé sin palabras. La idea de tener a Carlos cocinando para mí era reconfortante y emocionante al mismo tiempo. Finalmente, reuní el coraje para responder."—Me gusta la pasta", dije tímidamente, esperando no parecer demasiado exigente.Carlos asintió con una sonrisa. "—Entendido, pasta será", respondió con amabilidad.Después de terminar el desayuno, Carlos se levantó para irse, y un ataque de nervios se apoderó de mí. ¿Cómo debería despedirme de él? ¿Con un abrazo? ¿Un apretón de manos? ¿O tal vez solo un simple "adiós"?Antes de que pudiera decidir, Carlos se acercó a mí y me dio un beso suave en la mejilla, dejándome atónito y con el corazón latiendo más rápido de lo normal. Me quedé allí, paralizado por el gesto inesperado, mientras lo veía alejarse con una sonrisa en los labios.Una vez que se fue, me dirigí al baño con la esperanza de ducharme y refrescarme. Al entrar, fui recibido por el aroma fresco de la lavanda, y una sensación de tranquilidad me envolvió mientras me preparaba para la ducha. Los minutos pasaron en un borrón, y pronto me encontré de nuevo en mi habitación, agotado por la emoción y el esfuerzo del día.Me dejé caer en la cama, sintiendo el peso del cansancio arrastrarme hacia la oscuridad del sueño. Mis pensamientos se desvanecieron lentamente mientras me sumergía en un sueño reparador, con la imagen de Carlos flotando en mi mente como un faro de esperanza en medio de la tormenta.---

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Entre Sueños y Realidades (Charlos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora