17 Cena

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Las semanas habían pasado rápidamente y Charles había mostrado una notable mejoría. La terapia con Checo le había ayudado a procesar sus emociones y a dejar atrás el peso del pasado. Carlos estaba encantado de ver el progreso de Charles, aunque no podía evitar sentirse un poco inseguro sobre su lugar en la vida de Charles ahora que estaba mejor.

Una noche, mientras Carlos estaba en el trabajo, Charles decidió sorprenderlo con una cena especial como agradecimiento por todo su apoyo. Pasó la tarde cocinando, preparando los platos favoritos de Carlos. La casa estaba perfumada con aromas deliciosos y una mesa elegantemente puesta esperaba a Carlos.

Carlos, por su parte, había terminado su jornada y se dirigía a buscar a su amigo Lando. Sabía que Lando pasaba mucho tiempo con Daniel Ricciardo, un doctor conocido por su seriedad y profesionalismo. Cuando llegó al hospital, buscó a Lando por todas partes y finalmente lo encontró en un rincón apartado, besándose apasionadamente con Daniel.

—Esto puede ser peligroso, nos podrían atrapar —dijo Lando, con la voz temblorosa.

—Me encanta el peligro —respondió Daniel, con una sonrisa atrevida.

Carlos se aclaró la garganta, sintiendo que interrumpía un momento privado. Daniel se separó rápidamente, visiblemente sonrojado, y se marchó apresuradamente, dejando a Lando y a Carlos solos.

—Vaya, parece que encontré algo interesante —dijo Carlos, tratando de aliviar la tensión con una sonrisa.

Lando se quedó allí, un poco avergonzado pero también aliviado de ver a su amigo.

—Bueno, ya sabes cómo es —dijo Lando, encogiéndose de hombros—. A Daniel le gusta el peligro.

Carlos rió y se acercó a su amigo.

—No te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo. De hecho, necesito hablar contigo sobre algo que me ha estado preocupando.

Lando asintió, invitando a Carlos a continuar.

—Charles ha estado mejorando mucho, y me alegra verlo así, pero... tengo miedo de que ahora que está recuperado, ya no me necesite más. Hemos pasado tanto tiempo juntos, y no quiero perder eso.

Lando le dio una palmada en el hombro a Carlos.

—Carlos, lo que tienes con Charles es especial. No se trata solo de que te necesite porque está herido. Ha desarrollado un vínculo contigo. Y tú, más que nadie, sabes lo importante que es eso.

Carlos suspiró, sintiéndose un poco más tranquilo con las palabras de su amigo.

—Tienes razón, Lando. Solo necesito recordar eso y seguir apoyándolo como siempre.

Después de un rato, Carlos se despidió de Lando y se dirigió a casa. Al llegar, fue recibido por el delicioso aroma de la cena que Charles había preparado. La mesa estaba puesta con esmero, y Charles lo esperaba con una sonrisa cálida.

—¡Sorpresa! —dijo Charles, levantando una copa—. Quería agradecerte por todo lo que has hecho por mí. Eres increíble, Calos.

Carlos sintió una oleada de emoción al ver el esfuerzo que Charles había puesto en la cena.

—Gracias, Charles. Esto es maravilloso. No tenías que hacer todo esto.

—Quería hacerlo —respondió Charles, sinceramente—. Me has ayudado más de lo que puedes imaginar. Ahora es mi turno de cuidarte un poco.

Se sentaron a la mesa y disfrutaron de la cena, compartiendo risas y conversaciones profundas. Carlos se dio cuenta de que su miedo de no ser necesario era infundado. Lo que él y Charles tenían era más fuerte que cualquier adversidad. Al final de la noche, mientras brindaban por el futuro, Carlos se sintió lleno de esperanza y gratitud.

—A nuestra amistad —dijo Carlos, levantando su copa.

—Y a todo lo que viene —añadió Charles, sonriendo.


Entre Sueños y Realidades (Charlos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora